Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

viernes, 8 de junio de 2012

Por qué estorba la memoria. Gerardo Iglesias, el político que volvió a la mina


Fue fundador de CCOO de Asturias y de Izquierda Unida. Acababa de abandonar la secretaria general del PCE y la coordinación de IU para volverse a la mina, un hecho extremadamente raro en el mundo de la política. Cronológicamente estuvo entre Carrillo y Anguita y como los guerrilleros asturianos que hoy reivindica ha sido olvidado, si no abandonado por las izquierdas. Hace veintidós años largos le entrevisté para Mundo Obrero. Desde entonces ha mantenido un prudente silencio. Ahora, desde su alejamiento de la vida política y social, le parece “increíble” que a estas alturas, todavía, a nivel europeo, no haya habido un encuentro entre la izquierda para pergeñar una respuesta a la situación de crisis que vivimos. Desde esa lejanía sigue siendo un animal político, ahora entregado en cuerpo y alma a restablecer la memoria de los guerrilleros asturianos. Acaba de publicar un magnífico libro, Por qué estorba la memoria. Represión y guerrilla en Asturias. 1937-1952.

Gerardo volvió a la mina. Y se accidentó. Tras seis operaciones de columna la situación se fue agravando hasta convertirse en un problema crónico irresoluble que ha terminado lesionando sus nervios. Padece un dolor crónico de tipo neuropático que no tiene tratamiento, “o sea, a joderse y aguantarse hasta donde se pueda”. Esta situación le limita por no poder hacer vida en sociedad, pero asegura Iglesias que sigue peleando, “una pelea distinta a la de otros tiempos, pero, bueno, seguimos en el tajo”.

Y después de veinte años de silencio aparece con un libro que es un interrogante: Por qué estorba la memoria. Con ese tono asturiano y cierta retranca de viejo comunista, clarifica: “No es un interrogante. Es una afirmación. Trato de explicar por qué estorba la memoria. Por qué al cabo de treinta años de democracia se sigue persistiendo en el olvido y en la impunidad sobre todo lo ocurrido durante la dictadura. En la última parte intento explicar la injusticia que supone que, a estas alturas, ni se ha hecho verdad, ni justicia, ni reparación de lo que fue todo aquello, hasta el punto de que hay miles y miles de gentes que siguen por las cunetas sin derecho a un entierro digno. Y en concreto sobre la guerrilla, no ha habido absolutamente ningún reconocimiento ni rehabilitación. Fueron gentes que han sido tratadas como indeseables, como bandoleros, cuando al fin y al cabo estaban defendiendo la legalidad constitucional de una República que fue violentada y derrumbada por la fuerza.”

Vale, camarada, pero a quién estorba la memoria. Y Gerardo toma oxígeno mezclado con humo y nicotina: “Interesa a muchos que no se conozca la realidad porque entretanto sigue planeando de alguna forma la sombra de Franco sobre la ciudadanía, y eso condiciona el futuro desarrollo de nuestra democracia. La memoria le estorba a la derecha y a los sectores más conservadores. Que se mantenga la impunidad y el olvido les aporta réditos”.

Claro con esa respuesta encela a cualquier periodista y entro al trapo mientras él para, templa y manda. “¿Qué réditos?”, pregunto casi como un resorte. Vuelva a dar una calada… “Hay elementos de tipo cultural y otros mucho más concretos. Hay muchas mentes franquistas incrustadas en los aparatos del Estado. Pensemos en lo que ocurre en el Tribunal Supremo, por ejemplo; o en los elementos que habiendo pertenecido a la brigada político social se encuentran al frente de responsabilidades importantes. ¿Cómo es posible que a estas alturas se pueda juzgar al juez Garzón por intentar esclarecer lo ocurrido creando un escándalo internacional? Por otra parte, en la realización del libro he podido comprobar que sigue existiendo miedo a hablar a día de hoy. He visto cómo en  muchas familias los padres no contaron a sus hijos absolutamente nada de lo ocurrido. Las heridas no están cerradas”.

Amenazas

Pero ellos insisten en “no reabrir heridas”. Dentro de la calma y su pausado hablar, Gerardo es contundente con la palabra: “Eso es una amenaza. ¿Por qué en democracia no se puede hablar de lo que fue un periodo de nuestra historia? Ha habido algunas manifestaciones muy explícitas como cuando dicen que no se abran nuevas trincheras, que llega la tempestad de nuevo. Eso condiciona. Eso es una amenaza”.

En su libro no todo es guerrilla, también hay un prólogo y un epílogo. Ahí das a entender que la Transición se hizo con amenazas...
Gerardo lo tiene claro: “La Transición fue dirigida por elementos provenientes de la dictadura. La oposición no tuvo fuerza para provocar la ruptura. Ni siquiera toda la oposición estaba de acuerdo en provocar la ruptura. La Transición fue pactada. Yo vivo algún ejemplo, como aquel comité central del PCE en el que no estaba en el orden del día hablar de banderas, ni de monarquía…, pero hubo una llamada, creo que de Suárez a Carrillo… Carrillo salió y volvió al poco con una declaración muy concretita que yo creo que todos, en medio de un silencio atronador votamos unánimemente: votamos la bandera, la monarquía y lo que nos echaran. Los militares habían amenazado con sacarnos de allí”.

Tal como lo pinta yo no puedo evitar preguntarle si hay que arrepentirse de aquello… Y se mueve en un baile de acá para allá:  “Creo que no. Bueno, tal vez pudo presionarse más de lo que se presionó; pero, en todo caso, vamos a aceptar que se hizo como se pudo. La necesidad de poner fin a casi cuatro décadas de sangrienta dictadura era imperiosa. Lo que no se puede entender ni justificar es que al cabo de treinta años de democracia permanezca en silencio la impunidad y el terrible agravio de lo que ha hecho Franco. Se puede entender que la oposición democrática transigiera con una ley como la de Amnistía de 1977, pero no se puede entender que más de treinta años después esa ley siga en vigor, más aún cuando el comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas requirió a las autoridades para que la supriman, ya que exculpa de sus crímenes a la dictadura”.

Las cosas del PCE y de Carrillo

Y el miedo. Siempre el miedo. Mencionabas que el miedo aún existe. ¿Se puede acabar con él? “El miedo no existiría si los demócratas tuvieran un sentimiento de haber vencido, pero es que no lo tienen porque no hubo fiesta de la democracia. No la hubo y se pasó de puntillas. Yo recuerdo el día de la legalización del PCE. Estaba en una reunión de CCOO en Gijón y alguien interrumpió muy eufórico para dar la noticia. Le dije que nos dejara en paz que estábamos reunidos. Fue algo estupendo, pero todo lo que se había sufrido era demasiado fuerte para resolverlo así, de modo que no había motivo para la euforia”, explica Iglesias con claridad.

En el libro también sobrevuela el cainismo de la izquierda… Pero Gerardo Iglesias coloca la diana en su sitio: “Bueno, dentro del PCE. La historia de los guerrilleros es tremebunda. A los guerrilleros se les abandonó de la peor manera. La dirección estaba en el exilio y desconocía la realidad que se vivía aquí y que se apoyaba únicamente en delegados que enviaba coyunturalmente a enlazar con la guerrilla y que era la única fuente de información. Se cometieron errores catastróficos tácticos y sobre las personas. Se expulsaba a personas simplemente por discrepar, por no coincidir con la dirección en el exterior. Era un periodo de cultura estalinista”.

Las cosas de IU y del PSOE

¿Crees que fueron cambiando los métodos en los partidos?, inquiero yo metiendo un poquito las gomas. La verdad. Y él responde echando mano de la memoria: “La cultura que se va formando en instituciones de viejo cuño es muy difícil de superar. Los cambios de mentalidad no se hacen por decreto. Tiene que pasar mucho tiempo. Es algo que he vivido directamente. Intenté con IU dar a luz una nueva fuerza política que tratara de superar el lastre y los límites del partido convencional, pero IU, en muy poco tiempo se convirtió, por inercia en un PCE bis. Todavía peor porque yo conocí un PCE con una gran influencia en la Universidad, en círculos intelectuales y movimientos sociales. Lo que demuestran los hechos y pone de manifiesto, por ejemplo el 15 M es que no se distingue entre IU y los demás partidos. La renovación es muy difícil. Se ha puesto de manifiesto en el PCE y se ha puesto en el PSOE. Es decir, ¿a quién se le ocurre a estas alturas poner a Rubalcaba al frente del PSOE?”

Te veo pesimista respecto a la izquierda… “Soy pesimista en el sentido de que, tal como ejerce el gobierno la derecha, en muy poco tiempo podría quemar sus naves, pero va a gozar del beneficio de no tener enfrente una alternativa. El PSOE no hizo la catarsis que debió hacer cuando Felipe González dejó la secretaría general y tampoco la quiere hacer ahora. Sí, todo el mundo percibirá que Rubalcaba es un hombre muy hábil, muy listo, muy espabilado, pero es un pillo. Se le nota a la legua. Es de la escuela de Felipe González”.

O sea, que ves PP para rato. (Esto no es ninguna gracia relacionada con Rodrigo Rato). Y caray, el ve derecha para rato: “A pesar de las barbaridades que está haciendo puede mantenerse mucho en el gobierno. El PP no sólo hace lo que ordena Angela Merckel y los mercados; está acometiendo un proceso de involución política y social. No es sólo la reforma laboral, es la ley del aborto, la de matrimonios homosexuales y…, cuidado, que hablan de regular el derecho de huelga y de reunión”.

Gerardo lleva casi treinta años sin hablar con Santiago Carrillo, cosas de la izquierda. No creo yo que haya muchos políticos que tras abandonar la primera línea se volvieran, no ya a trabajar, si no a la mina. Volvió a Asturias y nadie quiso saber nada de él bajo la secretaría general asturiana de Gaspar Llamazares. El ideólogo de Izquierda Unida desapareció devorado por su creación. Ahora reivindica la memoria. Está trabajando sin parar en una colección de fotografías de guerrilleros asturianos. Él mismo realiza los marcos y, a mano, escribe pequeños textos. Lleva más de cincuenta en lo que espera sea el embrión de un museo de la guerrilla asturiana.

No puede moverse mucho por los dolores, pero quieto tampoco puede estar. Es un animal político. Es el único tipo al que he oído decir que le parece inconcebible que las izquierdas de Europa no se reúnan para buscar una salida a la crisis. Para evitar la involución y la desaparición del estado del bienestar. Claro. Él está fuera de los círculos. No está afiliado a nada. No milita en nada. Pero “sí. Claro a votar sí voy. ¡¡Cómo no voy a ir a votar!!” Asegura con ese tono pausado envuelto en humo del cigarro.

Lo siento. Seguro que es ego, pero no puedo resistirme a subir una foto con Gerardo Iglesias, pero como Fran Lorente no estaba para disparar, pues subo una que hizo Jesús de Miguel, en marzo de 1989. Vale. Gerardo está casi igual. Pero... también yo fumaba entonces. Y ahorraba en peluquería. Entre Gerardo y el autor de estas líneas, Franco González en tiempos algo lejanos de IU.


Por cierto. El libro de Gerardo Iglesias, Por qué estorba la memoria. Represión y guerrilla en Asturias. 1937-1952. Madera Noruega Editores, se puede buscar en la Feria del libro de Madrid. Pero, también en CCOO de Madrid. Las personas afiliadas tienen un importante descuento. Podéis pedirlo por e-mail: ogonzalez@usmr.ccoo.es . O en el teléfono: 91 536 52 17


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