Como esto no va a salir de aquí, confesaré que a mí me molaría que las Olimpiadas de 2016 fueran en Madrid. Que esto mismo, en determinados círculos, queda fatal reconocerlo. Desde pequeño he sido el raro por no tener pueblo. Todo el mundo tenía pueblo para ir los fines de semana, en verano, en vacaciones… En una ocasión llegué a preguntar a mi madre que por qué no teníamos pueblo. En mi familia todos éramos de Madrid, y no teníamos pueblo.
Luego tenía que escuchar las broncas en las que se discutía sobre quien tenía las mejores fiestas del pueblo, que aunque San Isidro parecía que empezaba a brillar con Tierno Galván, quedó en espejismo.
Y ahora, pa chulo, yo. Que en mi pueblo se pueden hacer unas Olimpiadas. Y además, si a alguien le molesta mucho el asunto, siempre se puede ir al pueblo unos días. Ya sé que esto de las Olimpiadas no es lo que era en la antigua Grecia y que los dineros terminan moviéndolo todo. Pero también envidio a Barcelona. Nadie puede negar que las Olimpiadas supusieron un punto de inflexión radical en la ciudad, para beneficio de los barceloneses.
Ya sé que nunca conoceremos los hilos oscuros que mueven la trastienda de la organización, ni qué precio hay que pagar para que tal ciudad u otra sea la sede. Es más, yo también tengo la corazonada de que Madrid será la agraciada en 2016, que por algo no tenemos Ministerio de Deportes, sino presidente de Gobierno de Olimpiadas. Lo sé, pero en mi caso, las Olimpiadas tienen un poso romántico del que no me desprendo. Y, como exmaratoniano madrileño, me encantaría ver el maratón olímpico transcurrir por las calles en las que he crecido y siempre he vivido. Desconozco la emoción de los patriotas, pero debe ser algo parecido a esto. Y me gustaría que todos los madrileños (cualquier persona que pernocta en Madrid más de dos días) fueran algo viscerales con este asunto, en beneficio de los madrileños. Vale, Gallardón tendría que arreglar de una santa vez el Manzanares para lograr escenas como esta. Pero todo es ponerse:
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Pues yo casi preferiría que los Juegos Olímpicos de 2016 no sean en Madrid. Hay una ley no escrita sobre la alternancia de continentes en los Juegos Olímpicos, que en 2012 serán en Londres. A mí esa ley me parece una buena cosa para la universalidad de los juegos. Todos sabemos, y que me corrijan los juristas si me equivoco, que si una ley escrita se infringe se puede llevar a los tribunales, pero si se infringe una ley no escrita, aunque sea una sola vez, esa ley simplemente desaparece.
ResponderEliminarNo digo yo que no, pero es que me ha salido la vena egoista nacionalista madrileñista visceral. Y eso no es bueno, no.
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