Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

martes, 19 de mayo de 2009

Obama y La sal de este mar

Reconozco que Obama me sigue sorprendiendo. El presidente de los Estados Unidos le ha plantado cara al primer ministro israelí, Netanyahu y ha exigido al Gobierno de Israel que acepte un Estado palestino. Y Netanyahu, eso sí, no ha dado su brazo a torcer. El 4 de junio Obama pronunciará un discurso en El Cairo dirigido al mundo islámico. Algo se está moviendo. Aunque todo esto fuera un gran bloof, como dice en su crónica el corresponsal de El País, a día de hoy, "el desafío diplomático de Barak Obama es descomunal". Y con estas me fui a ver una de estas películas que resiste en la cartelera, en una pequeña pantalla y que es fantástica: La sal de este mar.


Es recomendable. Si no se puede ver en cine, buscar el DVD. Esta dirigida por una joven mujer palestina, Annemarie Jacir. Y este es su primer largometraje.

La trama es original y tiene como protagonista al personaje de Soraya, una joven nacida en Brooklyn que decide ir a Palestina, de donde su familia tuvo que exiliarse en 1948 a raíz de la Nackba (el Desastre).

Desde la primera imagen, el largometraje nos traslada a la humillación constante que padecen los palestinos, incluso los norteamericanos descendientes de palestinos: los cuestionarios surrealistas en aeropuertos, los cacheos, los check points, las paradas nocturnas… En definitiva el estado militar, la cárcel en que el Gobierno de Israel ha convertido los territorios palestinos bajo mando de la Autoridad Palestina. Y el estado policial que son los territorios ocupados por Israel.

Eso sí, el pueblo palestino debe manener la "dignidad y la cabeza alta", como reitera Emad, el protagonista, palestino agotado de vivir en esas condiciones, aunque teniendo muy claro que "por dentro" no les invaden. Él es el realismo, el pragmático. Ella es visceral. Son amor y se contraponen, se complementan.

La película es una road movie, con la dificultad de movimientos que entraña para unos palestinos andar en coche con matrícula falsa por Israel (dificultades que también tuivieron durante el rodaje). Soraya logra llegar a Jaffa, donde estaba la casa de su abuelo. Y conoce la casa. La inquilina no pone reparos en que entre. Una inquilina de "buen rollo", pero que no quiere remover el pasado y tiene claro que ahora esa es "su" casa". La pareja y un amigo, llegan al mar, metáfora de libertad. "El mar por delante y mi enemigo por detrás", grita Soraya, mientras Emad disfruta de su tierra, ahora ocupada, después de 17 años sin salir de su ciudad, de su carcel.

En EEUU, más allá de lobbies proisraelíes, hay ciudadanos descendientes de refugiados palestinos que sin duda ven con muy buenos ojos que Obama plante cara a la surrealista locura que se vive en Palestina.

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