La vimos en las movilizaciones del ¡No a la guerra! y, en las de solidaridad con el pueblo palestino. Es la voz en los homenajes a los periodistas asesinados Couso, Anguita Parrado y Ricardo Ortega. Está maña, madrileña desde hace nueve años, empezó a cantar a los dos años y hasta ahora. Se licenció en Filología y a los 22 la expulsaran del conservatorio por heterodoxa. Su último disco, Incubando, ha sido vanagloriado por la crítica, un disco del que emana a borbotones energía positiva.
Su sonrisa equilibra la chispa de tristeza de su mirada, cosas de la miopía; al igual que su sentido del humor es un escudo protector frente a las tragedias de este mundo. Una cruz egipcia sobre su pecho sirve de mudo testigo de esta mujer que intenta mantener sana a su niña interior. Una mujer que ha quitado a la jota aragonesa la caspa del franquismo y que lo intenta con la zarzuela. Una mujer valiente y políticamente incorrecta.
La Paris es inclasificable. Se le puede calificar de heterodoxa, pero lo fundamental es que es creadora, y en eso son muy pocas en este país. "Hoy en día se ha impuesto el artista banal, el éxito de masas y los mensajes ramplones dirigidos a atontar la neurona al personal. El artista, por el mero hecho de serlo, tiene una responsabilidad, sobre todo en estos tiempos en que hace falta despertar las conciencias", proclama nuestra musamaña.
Carmen marchó a Cuba buscando inspiración y allí llegó con ese romanticismo de la revolución que padece gran parte de la izquierda europea, tal como reconoce, "incluso había tenido grandes discusiones con otros artistas defendiendo lo que había sido la revolución, pero cuando llegué allí me topé con lo que en realidad se ha convertido la revolución".
Dice nuestra artista que "allí, haciendo vida de barrio, que no de turista, fui consciente de lo que es el día a día para un cubano. De lo que es para un músico; de lo que es para alguien que no es músico; de lo que es para las mujeres. Y me empapé de esa alegría que tiene ese pueblo. Un pueblo que para mí es un héroe. La población cubana son héroes que han sido engañados, pero que pese a todo tienen un optimismo y una fuerza moral que es para quitarse el sombrero. También allí he descubierto el ego tan enorme de ese dirigente que ha echado por tierra todo lo que pudo haber hecho en un principio y que después se ha desmoronado".
El futuro de la isla lo ve muy difícil y bajo la amenaza de los halcones de Miami. Como siempre, en todos los conflictos, hay dos posturas extremas y la mayoría de la gente no está ni con una ni con otra.
Las palabras se agolpan cuando Carmen habla de Cuba, pero hay otra parte del mundo, Palestina que asegura, siempre que puede, que la cambió la vida: Palestina. Allí estuvo en 2004 y en 2006 acompañando a la Plataforma de Mujeres Artistas. "Es un asunto que me afecta muchísimo, que me supone una impotencia y un dolor muy grandes, porque es evidente que no hay voluntad de solucionarlo. El pueblo palestino es un pueblo condenado desde hace mucho tiempo, y lo único que hacen los políticos y los militares es marear la perdiz. Sufro el llanto interno de comprender que es un pueblo condenado ante la indiferencia de Europa, porque ya sabemos que gracias a Estados Unidos, Israel puede hacer lo que hace".
La Paris asegura que en el caso de Palestina tiene claro que justifica la resistencia: "nunca puedo justificar que mueran civiles en ataques terroristas. A mí no me han matado ningún hijo, ni me tienen cercada. Yo no sé cómo reaccionaría si padeciera esa situación. La muerte de civiles no es justificable, aunque es muy fácil desde el primer mundo y con la tripa llena decir que está muy mal ser violento, cuando aquí por mucho menos la gente se sube por las paredes".
Para Carmen "es vital mantener la paz interior para que se acabe la violencia en el exterior, porque el exterior es un reflejo de los que sucede en el interior. El ser humano está en crisis y eso es lo que se manifiesta. Asumiendo que uno tiene un camino de desarrollo muy personal; que tiene cosas que trascender; que tiene cosas que aprender; cosas que modelar; que mejorar. Si no trasciendes, la política y la economía te mantienen en un absoluto estado de confusión desde el que no puedes solucionar nada. Es en las situaciones de crisis donde se ve realmente a los seres humanos".
Y con esto, la maña dice ser cristiana aunque "no me identifico con el cristianismo establecido, sino con lo que sospecho que había detrás de ese movimiento en su principio. Con la filosofía y el conocimiento que adivino detrás de ese movimiento gnóstico. Desde luego no comulgo con la institución de la Iglesia, ni con su poder económico, ni con su misoginia".
Y es que Carmen es una feminista confesa, feminista "pero feminista independiente. Estoy por el equilibrio entre los hombres y las mujeres. Mujeres y hombres vivimos muy condicionados por el patriarcado. Mientras nosotras no sanemos nuestra propia feminidad, que viene herida desde la antigüedad, no vamos a conseguir nada. Lo que observo del feminismo es que también está imbuido por el patriarcado. Las mujeres que ha habido en el poder hasta ahora han sido mujeres solas en un mundo de hombres, que para llegar a ese puesto han tenido que ser más masculinas que los hombres. Lo que tiene que suceder es que haya mujeres femeninas en el poder, no mujeres que sigan el patrón masculino del poder. Hay que recuperar el verdadero poder femenino que está basado en la comunicación, la compasión y la intuición. Se habla de la violencia de género, pero se habla sólo de la que ejercen los hombres sobre las mujeres, y las mujeres sobre los hombres, también ejercen violencia".
A mí, esto que dice me parece que es echar piedras sobre el tejado de la lucha contra la violencia machista. Para Carmen "es un asunto complejo. A lo largo de la historia, las mujeres, para adquirir poder, han tenido que recurrir a subterfugios. En el chantaje emocional somos reinas porque reinamos en las emociones. Ese es el lado oscuro de lo femenino, porque el chantaje emocional es violencia. También es muy difícil encontrar hermandad con mujeres porque estamos entrenadas para competir entre nosotras. Además, los medios de comunicación nos están dirigiendo a eso, dando como máximos valores de la mujer el ser sexy y tener glamour. Los valores máximos de esta sociedad de mercado no están en la inteligencia, ni en la compasión, ni en la generosidad, que son los máximos potenciales femeninos".
Para la Paris todo está interrelacionado como deja claro en su tema Cosas insolitas (sic) "Los que realmente nos gobiernan no son las caras que vemos. Pienso que hay una especie de gobierno mundial oculto, con muchos intereses para seguir permaneciendo ocultos. Nada es mejor que la visibilidad. Ahora mismo, al mundo no lo gobierna, ni la soberanía del pueblo, ni los derechos humanos, ni el interés general…, son otros los que están detrás, ¿no?
A Carmen la podemos ver con Cristina del Valle actuando en los Veranos de la Villa. El 23 de agosto en los Jardines Sabatini. A las 22:00 horas. ¡Ah! Y la podemos escuchar los jueves por la tarde en la Cadena Ser.
Su sonrisa equilibra la chispa de tristeza de su mirada, cosas de la miopía; al igual que su sentido del humor es un escudo protector frente a las tragedias de este mundo. Una cruz egipcia sobre su pecho sirve de mudo testigo de esta mujer que intenta mantener sana a su niña interior. Una mujer que ha quitado a la jota aragonesa la caspa del franquismo y que lo intenta con la zarzuela. Una mujer valiente y políticamente incorrecta.
La Paris es inclasificable. Se le puede calificar de heterodoxa, pero lo fundamental es que es creadora, y en eso son muy pocas en este país. "Hoy en día se ha impuesto el artista banal, el éxito de masas y los mensajes ramplones dirigidos a atontar la neurona al personal. El artista, por el mero hecho de serlo, tiene una responsabilidad, sobre todo en estos tiempos en que hace falta despertar las conciencias", proclama nuestra musamaña.
Carmen marchó a Cuba buscando inspiración y allí llegó con ese romanticismo de la revolución que padece gran parte de la izquierda europea, tal como reconoce, "incluso había tenido grandes discusiones con otros artistas defendiendo lo que había sido la revolución, pero cuando llegué allí me topé con lo que en realidad se ha convertido la revolución".
Dice nuestra artista que "allí, haciendo vida de barrio, que no de turista, fui consciente de lo que es el día a día para un cubano. De lo que es para un músico; de lo que es para alguien que no es músico; de lo que es para las mujeres. Y me empapé de esa alegría que tiene ese pueblo. Un pueblo que para mí es un héroe. La población cubana son héroes que han sido engañados, pero que pese a todo tienen un optimismo y una fuerza moral que es para quitarse el sombrero. También allí he descubierto el ego tan enorme de ese dirigente que ha echado por tierra todo lo que pudo haber hecho en un principio y que después se ha desmoronado".
El futuro de la isla lo ve muy difícil y bajo la amenaza de los halcones de Miami. Como siempre, en todos los conflictos, hay dos posturas extremas y la mayoría de la gente no está ni con una ni con otra.
Las palabras se agolpan cuando Carmen habla de Cuba, pero hay otra parte del mundo, Palestina que asegura, siempre que puede, que la cambió la vida: Palestina. Allí estuvo en 2004 y en 2006 acompañando a la Plataforma de Mujeres Artistas. "Es un asunto que me afecta muchísimo, que me supone una impotencia y un dolor muy grandes, porque es evidente que no hay voluntad de solucionarlo. El pueblo palestino es un pueblo condenado desde hace mucho tiempo, y lo único que hacen los políticos y los militares es marear la perdiz. Sufro el llanto interno de comprender que es un pueblo condenado ante la indiferencia de Europa, porque ya sabemos que gracias a Estados Unidos, Israel puede hacer lo que hace".
La Paris asegura que en el caso de Palestina tiene claro que justifica la resistencia: "nunca puedo justificar que mueran civiles en ataques terroristas. A mí no me han matado ningún hijo, ni me tienen cercada. Yo no sé cómo reaccionaría si padeciera esa situación. La muerte de civiles no es justificable, aunque es muy fácil desde el primer mundo y con la tripa llena decir que está muy mal ser violento, cuando aquí por mucho menos la gente se sube por las paredes".
Para Carmen "es vital mantener la paz interior para que se acabe la violencia en el exterior, porque el exterior es un reflejo de los que sucede en el interior. El ser humano está en crisis y eso es lo que se manifiesta. Asumiendo que uno tiene un camino de desarrollo muy personal; que tiene cosas que trascender; que tiene cosas que aprender; cosas que modelar; que mejorar. Si no trasciendes, la política y la economía te mantienen en un absoluto estado de confusión desde el que no puedes solucionar nada. Es en las situaciones de crisis donde se ve realmente a los seres humanos".
Y con esto, la maña dice ser cristiana aunque "no me identifico con el cristianismo establecido, sino con lo que sospecho que había detrás de ese movimiento en su principio. Con la filosofía y el conocimiento que adivino detrás de ese movimiento gnóstico. Desde luego no comulgo con la institución de la Iglesia, ni con su poder económico, ni con su misoginia".
Y es que Carmen es una feminista confesa, feminista "pero feminista independiente. Estoy por el equilibrio entre los hombres y las mujeres. Mujeres y hombres vivimos muy condicionados por el patriarcado. Mientras nosotras no sanemos nuestra propia feminidad, que viene herida desde la antigüedad, no vamos a conseguir nada. Lo que observo del feminismo es que también está imbuido por el patriarcado. Las mujeres que ha habido en el poder hasta ahora han sido mujeres solas en un mundo de hombres, que para llegar a ese puesto han tenido que ser más masculinas que los hombres. Lo que tiene que suceder es que haya mujeres femeninas en el poder, no mujeres que sigan el patrón masculino del poder. Hay que recuperar el verdadero poder femenino que está basado en la comunicación, la compasión y la intuición. Se habla de la violencia de género, pero se habla sólo de la que ejercen los hombres sobre las mujeres, y las mujeres sobre los hombres, también ejercen violencia".
A mí, esto que dice me parece que es echar piedras sobre el tejado de la lucha contra la violencia machista. Para Carmen "es un asunto complejo. A lo largo de la historia, las mujeres, para adquirir poder, han tenido que recurrir a subterfugios. En el chantaje emocional somos reinas porque reinamos en las emociones. Ese es el lado oscuro de lo femenino, porque el chantaje emocional es violencia. También es muy difícil encontrar hermandad con mujeres porque estamos entrenadas para competir entre nosotras. Además, los medios de comunicación nos están dirigiendo a eso, dando como máximos valores de la mujer el ser sexy y tener glamour. Los valores máximos de esta sociedad de mercado no están en la inteligencia, ni en la compasión, ni en la generosidad, que son los máximos potenciales femeninos".
Para la Paris todo está interrelacionado como deja claro en su tema Cosas insolitas (sic) "Los que realmente nos gobiernan no son las caras que vemos. Pienso que hay una especie de gobierno mundial oculto, con muchos intereses para seguir permaneciendo ocultos. Nada es mejor que la visibilidad. Ahora mismo, al mundo no lo gobierna, ni la soberanía del pueblo, ni los derechos humanos, ni el interés general…, son otros los que están detrás, ¿no?
A Carmen la podemos ver con Cristina del Valle actuando en los Veranos de la Villa. El 23 de agosto en los Jardines Sabatini. A las 22:00 horas. ¡Ah! Y la podemos escuchar los jueves por la tarde en la Cadena Ser.
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