Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

miércoles, 1 de julio de 2009

Concordia: Un premio para Marcos Ana / Decidme cómo es un árbol / Saramago

En estos tiempos de crisis, no ya económica, sino de valores humanos, de principios progresistas, en los que uno se sorprende con opinadores de izquierdas, de esas izquierdas graciosas, de chiste fácil. Esas izquierdas que alardean de principios: pocos y flexibles. En estos tiempos en los que el opio del pueblo se encuentra en las nuevas catedrales, templos de fútbol, con dioses multimillonarios y la aquiescencia de todos: trabajadores, empresarios, parados, banqueros, bancarios. Hoy, que el pensamiento ha desaparecido en beneficio de la réplica de la camiseta de un futbolista. Hoy, que no hay tonos grises. Sólo blanco y negro es bueno buscar elementos de concordia.

Marcos Ana
es la más evidente muestra de concordia, por eso ha surgido la iniciativa para que sea galardonado con el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia (naturalmente que habría sido más bonito el Premio República de España a la Concordia, pero concordia también es esto).

Hay que firmar para que Marcos Ana sea premiado. Hay que votar en el enlace que está en la Plataforma que ha surgido para tal efecto. Pincha aquí y está el enlace.

23 años en las cárceles franquistas dan para volver loco a cualquiera, para olvidarse de lo que era la vida, para olvidarse de las cosas más elementales. Marcos Ana padeció esa tortura y lo expresó con absoluta claridad en sus poemas:

Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros.

Habladme del mar, habladme
del olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire.
Recitadme un horizonte
sin cerradura y sin llaves,
como la choza de un pobre.

Decidme cómo es el beso
de un mujer. Dadme el nombre
del amor, no lo recuerdo.

¿Aún las noches se perfuman
de enamorados con tiemblos
de pasión bajo la luna?

¿O sólo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mis losas?

Veintidós años… Ya olvido
la dimensión de las cosas,
su color, su aroma… Escribo

a tientas: “el mar”, “el campo”…
Digo “bosque” y he perdido
la geometría del árbol.

Hablo, por hablar, de asuntos
que los años me borraron

(no puedo seguir, escucho
los pasos del funcionario).


Tras 23 años en las cárceles franquistas. Marcos Ana, el primer preso español por el que peleó Amnistía Internacional, recuerda con generosidad, sin resentimiento alguno: “No siento ningún rencor; me sentiría muy desgraciado si así fuera. Al haber sufrido tantas calamidades soy incapaz de generar venganza. La venganza no es ningún ideal político ni revolucionario. La única venganza a la que yo aspiro es ver un día el triunfo de los ideales por los que he luchado y por los que tantos hombres y mujeres en España perdieron su vida o su libertad”.

Y a fuer de pesado, copio y pego la adhesión de José Saramago:

Con Marcos Ana vengo sintiendo desde hace hace tanto tiempo que la memoria se confunde. Un vez escribí que a Antonio Machado lo conocía sin conocerlo cuando, siendo un adolescente perplejo, miraba la guerra de España en un mapa que me había fabricado y en el que ponía banderitas de papel según iba avanzando el ejército de Franco, que ganaba siempre, o al menos eso decían las radios de la dictadura de mi país. Entonces también debí de conocer a Marcos Ana porque ya ambos estábamos en el mismo lugar. Luego, mucho más tarde, cuando supe que Marcos Ana preguntaba, y no a gritos, sino directamente a nuestros corazones, tal vez al mío, cómo es un árbol, he de reconocer que no pude decírselo aunque quizá él me oyera y diera por buena la respuesta de que un árbol, amigo mío, es lo que estamos haciendo para que salgas de la cárcel, para que no haya presos políticos, para poder ser, en tu país y en el mío, a pleno pulmón, militantes de todos los partidos, ya sin miedos y sin complejo, seres libres gozando de árboles que crezcan con nosotros, que nos pongan sombra al caer la tarde y nosotros los regaremos cada mañana para que el mundo no se acabe. Eso le decía a Marcos Ana y es probable que me oyera, porque lo poetas conocen lo que no se dice con palabras, pero está y ellos lo saben. Por eso cuando escriben nos hacen más humanos.

Con Marcos Ana, ya digo, vengo sintiendo hace tanto que no se mide por años. A Marcos Ana, que es nombre de hombre y de mujer juntos, le hemos oído las mejores palabras y hemos sido más buenos. ¿A Marcos Ana le falta el Premio Príncipe de Asturias? No: al Premio Príncipe de Asturias le falta Marcos Ana y ese premio nunca estará completo sin el luchador español, el hombre sin rencor que amó la libertad desde la cárcel y que hoy, desde la vida recuperada, sigue honrando la libertad, que no es un concepto sino un modo de estar en el mundo que a todos nos dignifica.

Marcos Ana, Premio Príncipe de Asturias. Cuando oigamos esa proclamación nos saludaremos en la calle, aplaudiremos en las plazas y en las casas y diremos, haciendo sonar las bocinas de nuestros coches, que hemos ganado la batalla contra el olvido y a la inercia, que somos, por fin, protagonistas de la historia, porque somos, hombres y mujeres, dueños de nuestro tiempo y tenemos voz y la usamos. Como estamos haciendo ahora.



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1 comentario :

  1. Manifiesto contra la candidatura de Marcos Ana:

    http://www.kaosenlared.net/noticia/manifiesto-contra-candidatura-marcos-ana

    Saludos cordiales,

    Jose Luis.

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