Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

miércoles, 22 de julio de 2009

La Cena / Tetro y los secretos de familia

Pensaba yo rememorar La Cena, al hilo de la cena de esta noche en Moncloa entre sindicatos, empresarios y Zapatero. La Cena, una obra de Jean Claude Brisville que fue excepcionalmente interpretada hace pocos años por Flotats y Carmelo Gómez. Ahora, se puede ver del mismo autor Diálogo entre Descartes y Pascal, pero no la he visto. Y no voy a hablar de La Cena por dos razones: he visto Tetro y no me apetece terminar metiéndome en un jardín. Que estamos en caluroso julio.

Lo bueno que tiene no ser ni cinéfilo ni crítico de cine, sino un simple cinéfago comentarista de la vida y sus películas es que uno puede ser absolutamente sincero derrochando heterodoxia, a fuer de ser tachado de cualquier cosa. Es lo bueno que tenemos los heterodoxos.

La cuestión es que Tetro no ha tenido buena crítica por los santones cinéfilos y a mí me ha impactado. Si no fuera por la última escena sería una tragedia al modo de los griegos, pero ésta la reconcilia con el mundo del drama. Y no sólo ello, alguna pincelada de humor en medio de la angustia.

Yo pienso que si Shakespeare viviera en el mundo actual e hiciera cine, habría firmado Tetro, una película en la que Coppola repasa vicios, virtudes, sentimientos humanos: amor, arte, odio, envidia, sexo, celos... Y todo ello, dentro del ámbito familiar con alma freudiana.

Lo que para los sabios es esperpento, para mí es arte: el cafetín cutre, el cabaret, el ballet, la danza, la música…, se dan cita en la pantalla para, lentamente pero con suspense ir desentrañando con la finura de un cirujano secretos familiares que, a una persona de a pie, como el que esto firma termina dejando sorprendido.

Coppola, que dirige, escribe y produce, o sea, que con dinero y ya mayor puede hacer lo que le venga en gana, en esta cinta filma el presente en blanco y negro y el pasado en color. Es evidente que la peli me ha satisfecho. Tanto que llego al final sin mencionar la interpretación de Maribel Verdú, que es por quien realmente fui a ver la película. La Verdú está magnífica al igual que sus compañeros de reparto: Vincent Gallo, que interpreta a Tetro, y su joven hermano, deseoso de conocer su pasado, la verdad de la familia: Benni, interpretado por Alden Ehrenreich. Mención se merece también Carmen Maura, a quien la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España acaba de conceder la Medalla de Oro 2009 "por su contribución a la mejora del cine español".

Y dicho esto se me viene otra vez a la cabeza la cena de Mocncloa. Parece que los empresarios han dado una patada a la mesa sin levantarse de la silla. Que se han puesto pesados hasta a la hora de elegir el menú. Casi como en esta genial escena marxista:


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