Durante la Primera Gran Guerra el mundo sufrió la mayor epidemia por gripe. Una gripe que, curiosamente, se denominó española. Nuestro país no estaba involucrado en la guerra y las informaciones sobre este asunto tenían más eco, mejor información y menos censura que en cualquier otro país. Por eso, los aliados la denominaron española. Aquella gripe nació en Kansas y entre 50 y 100 millones de personas murieron en todo el planeta.
La gripe porcina ha estallado de repente, generando una inusitada alarma social provocada por los medios de comunicación y, en parte, por los responsables políticos. Lo positivo de este asunto es que la crisis queda aparcada como prioridad, queda aparcada de nuestra conciencia. Como en el amor, un clavo saca otro clavo.
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Lo curioso es que esta mañana escuchaba yo en Radio Nacional a un experto que estaba absolutamente tranquilo. Explicaba que los científicos sabían que ese virus iba a mutar antes o después, por lo que se cuenta con vacunas y con la medicación necesaria, independientemente de que esté habiendo muertos en México. Cosas de la pobreza… Luego escuchaba a la nueva ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, por una parte le quitaba hierro al asunto y por otra decía que no sabía cómo podía acabar esto.
Que menudo trajín en el Ministerio. El 28 de abril se celebra el Día Internacional de la Salud Laboral y la Enfermedad Profesional, y delegados de Comisiones Obreras van a entregar un documento en el Ministerio para que el Gobierno se tome en serio un asunto que nos incumbe a todos: la enfermedad profesional. Una enfermedad que, los unos por los otros, ningún médico diagnostica aunque haya miles de casos comprobados.
Y en medio de todo esto se vienen pa Madrid Carla Bruni y su marido. Que parece que este viaje tiene más de crónica en rosa que de visita de Estado. Con lo que me gustaba a mí esta mujer…
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La gripe porcina ha estallado de repente, generando una inusitada alarma social provocada por los medios de comunicación y, en parte, por los responsables políticos. Lo positivo de este asunto es que la crisis queda aparcada como prioridad, queda aparcada de nuestra conciencia. Como en el amor, un clavo saca otro clavo.
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Lo curioso es que esta mañana escuchaba yo en Radio Nacional a un experto que estaba absolutamente tranquilo. Explicaba que los científicos sabían que ese virus iba a mutar antes o después, por lo que se cuenta con vacunas y con la medicación necesaria, independientemente de que esté habiendo muertos en México. Cosas de la pobreza… Luego escuchaba a la nueva ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, por una parte le quitaba hierro al asunto y por otra decía que no sabía cómo podía acabar esto.
Que menudo trajín en el Ministerio. El 28 de abril se celebra el Día Internacional de la Salud Laboral y la Enfermedad Profesional, y delegados de Comisiones Obreras van a entregar un documento en el Ministerio para que el Gobierno se tome en serio un asunto que nos incumbe a todos: la enfermedad profesional. Una enfermedad que, los unos por los otros, ningún médico diagnostica aunque haya miles de casos comprobados.
Y en medio de todo esto se vienen pa Madrid Carla Bruni y su marido. Que parece que este viaje tiene más de crónica en rosa que de visita de Estado. Con lo que me gustaba a mí esta mujer…
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¿Y nos vamos a quedar sin saber como acaba Patxi?
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