¿Os imagináis lo que habría pasado aquí si Zapatero vuelve de una cumbre en la que hubiera estrechado amistosamente la mano de Hugo Chavez o de Evo Morales. En la que su principal aliado hubiera sido Lula da Silva? La bandera norteamericana de los pantalones vaqueros comienza a no resultarme tan molesta.
Uno es de natural ateo, y aunque he visto con simpatía a Obama, nunca he sido un visceral obamista. No terminaba yo de creerme todos los cambios que anunciaba, casi revolucionarios, después de la liada por Bush. Ahora, sin poner la mano en el fuego, que mis fuentes de información son limitadas en estos asuntos, el breve periodo de tiempo transcurrido desde su elección como presidente hace que pueda pensar que realmente ha iniciado la senda de los cambios.
Evidentemente a estas alturas de la película, hay mucho de gestos; pero las formas, los gestos, son fundamentales. Obama ha sido la estrella de la Cumbre de las Américas desbancando a Hugo Chavez por primera vez desde que éste tomara el relevo de Fidel Castro.
Los preámbulos de esta histórica cumbre estuvieron llenos de algodón, comenzando por reinstaurar la relación con Cuba previa al negro mandato de Bush. Pero ya en otros asuntos, Obama ha venido apuntando maneras: final de Guantánamo; prohibición de torturas por parte de la CIA; anulación de todas las órdenes firmadas por Bush al margen de la ley; reducción del CO2, lucha contra el cambio climático; enfado y medidas contra grandes financieros que nos han llevado a esta crisis internacional; posibles cambios de estrategia en Afganistán e Irak… Menos se habla de la relación con el ultraderechista Gobierno de Israel, que se sigue saltando la ley internacional a su antojo en el constante y lento aplastamiento de Palestina.
En fin, que todo lo anterior, parece evidenciarse que fue un absoluto fracaso, un sinsentido imperialista comandado por Bush que contó con algunos aliados, como José María Aznar, quien parece no enterarse de nada y hoy ha pedido una reforma laboral, esto es, flexibilización del mercado laboral, para afrontar la crisis. Genio y figura.
Lo dicho, que lo mismo era verdad el "yes we can" (lo que nunca me quedará claro, que soy malpensante, es si fue antes el discurso y después la canción):
Uno es de natural ateo, y aunque he visto con simpatía a Obama, nunca he sido un visceral obamista. No terminaba yo de creerme todos los cambios que anunciaba, casi revolucionarios, después de la liada por Bush. Ahora, sin poner la mano en el fuego, que mis fuentes de información son limitadas en estos asuntos, el breve periodo de tiempo transcurrido desde su elección como presidente hace que pueda pensar que realmente ha iniciado la senda de los cambios.
Evidentemente a estas alturas de la película, hay mucho de gestos; pero las formas, los gestos, son fundamentales. Obama ha sido la estrella de la Cumbre de las Américas desbancando a Hugo Chavez por primera vez desde que éste tomara el relevo de Fidel Castro.
Los preámbulos de esta histórica cumbre estuvieron llenos de algodón, comenzando por reinstaurar la relación con Cuba previa al negro mandato de Bush. Pero ya en otros asuntos, Obama ha venido apuntando maneras: final de Guantánamo; prohibición de torturas por parte de la CIA; anulación de todas las órdenes firmadas por Bush al margen de la ley; reducción del CO2, lucha contra el cambio climático; enfado y medidas contra grandes financieros que nos han llevado a esta crisis internacional; posibles cambios de estrategia en Afganistán e Irak… Menos se habla de la relación con el ultraderechista Gobierno de Israel, que se sigue saltando la ley internacional a su antojo en el constante y lento aplastamiento de Palestina.
En fin, que todo lo anterior, parece evidenciarse que fue un absoluto fracaso, un sinsentido imperialista comandado por Bush que contó con algunos aliados, como José María Aznar, quien parece no enterarse de nada y hoy ha pedido una reforma laboral, esto es, flexibilización del mercado laboral, para afrontar la crisis. Genio y figura.
Lo dicho, que lo mismo era verdad el "yes we can" (lo que nunca me quedará claro, que soy malpensante, es si fue antes el discurso y después la canción):
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