Aquí el que no corre vuela hasta para ser grotesco. Tomás Gómez, el líder de los socialistas madrileños elogia el "peso" de Madrid en el nuevo Gobierno. Yo, que soy madrileño, hijo de madrileña y madrileño, y nieto de madrileño y madrileñas considero la declaración ausente de chulería madrileña.
Como hubiera dicho mi abuelo, hombre de parpusa y safo (por cierto que la Trini en la época de la chupa, no sabía lo que eran ni la parpusa ni el safo; que ella es más de sevillanas, aunque sea madrileña, como toda la gente que trasnocha dos días en el foro). Bueno, como hubiera dicho mi abuelo después de estirarse los picantos para que no le molestaran en los calcos, la frase de Tomás Gómez es de las de "querer peer en botija".
Que haya ministros y ministras que viven en Madrid sin siquiera estar afiliados al PSOE no significa que en el Gobierno el PSM tenga peso. Ya quisiéramos que un PSM progresista y honesto tuviera peso en lugares como Móstoles, Valdemoro, Pinto, Torrejón, Alcalá de Henares…, y que ese poder no se fuera diluyendo en lugares como Leganés, Alcorcón, Fuenlabrada, Coslada… Por no hablar de Alcobendas o San Sebastián de los Reyes. ¡Caray! Por no hablar de la capital del reino, que como no se venga Felipe González como candidato socialista…
Puestos, el peso de CCOO en el Gobierno también ha aumentado, ya que Ángel Gabilondo es miembro activo del patronato de la Fundación Abogados de Atocha. O, puestos, como pilatista, proclamo que gracias a Elena Salgado, vicepresidenta primera, el pilates gana un gran peso en el nuevo Ejecutivo.
A mí esta mujer me gusta, fundamentalmente porque ha declarado que hace pilates, y desde que la vi en un acto cuando era ministra de Sanidad. Fue la primera mujer que logró el título de ingeniería industrial en la Universidad Politécnica de Madrid. También me gustaron sus intentonas contra el tabaco, contra el alcohol y contra las megahamburguesas.
No sabemos como hubiera sido nuestra vicepresidenta de haber nacido en la Inglaterra del XVIII, como Georgiana Cavendish, personaje real cuya parte de su vida es narrada en la película La Duquesa. El filme me gustó más de lo previsto (la señora de mi izquierda incluso soltó una lagrimita). Keira Knightley está muy bien, incluso con la vida propia que, a veces, parece tener su morrito.
Interpreta a una mujer que estaba más allá de su tiempo y que tiene que enfrentarse a una sociedad hipócrita y machista, encarnada en su marido. Una mujer que influye para que el Partido Liberal, lo más progresista, fuera algo más progresista (la libertad no es a medias, o es o no es, le viene a decir a Fox, el líder del Partido). Interesante también la participación de la duquesa en las campañas electorales por su popularidad entre el pueblo. El matrimonio con el duque es de conveniencia, y éste es un hombre machista, violento y severo que considera a la duquesa como un simple instrumento para engendrar un heredero, por supuesto, hombre. Las niñas, como en nuestra monarquía actual, no servían.
Interesante también la relación cómplice que acaba dándose entre la duquesa y la amante del duque. Y, eso sí, despuñes de ver Mamma Mía, no me termina de convencer Dominic Cooper como enamorado de la que Keira (con lo qué fue esta mujer en Piratas del Caribe). Al igual que me sobrecoge ver a Charlotte Rampling como madre y negociadora. Aunque negociadora, dura, ejecutiva y portada de Forbes es en La Lista. Eso sí, en ropa interior.
Y, bueno, sigamos la tradición popular de estos días:
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Como hubiera dicho mi abuelo, hombre de parpusa y safo (por cierto que la Trini en la época de la chupa, no sabía lo que eran ni la parpusa ni el safo; que ella es más de sevillanas, aunque sea madrileña, como toda la gente que trasnocha dos días en el foro). Bueno, como hubiera dicho mi abuelo después de estirarse los picantos para que no le molestaran en los calcos, la frase de Tomás Gómez es de las de "querer peer en botija".
Que haya ministros y ministras que viven en Madrid sin siquiera estar afiliados al PSOE no significa que en el Gobierno el PSM tenga peso. Ya quisiéramos que un PSM progresista y honesto tuviera peso en lugares como Móstoles, Valdemoro, Pinto, Torrejón, Alcalá de Henares…, y que ese poder no se fuera diluyendo en lugares como Leganés, Alcorcón, Fuenlabrada, Coslada… Por no hablar de Alcobendas o San Sebastián de los Reyes. ¡Caray! Por no hablar de la capital del reino, que como no se venga Felipe González como candidato socialista…
Puestos, el peso de CCOO en el Gobierno también ha aumentado, ya que Ángel Gabilondo es miembro activo del patronato de la Fundación Abogados de Atocha. O, puestos, como pilatista, proclamo que gracias a Elena Salgado, vicepresidenta primera, el pilates gana un gran peso en el nuevo Ejecutivo.
A mí esta mujer me gusta, fundamentalmente porque ha declarado que hace pilates, y desde que la vi en un acto cuando era ministra de Sanidad. Fue la primera mujer que logró el título de ingeniería industrial en la Universidad Politécnica de Madrid. También me gustaron sus intentonas contra el tabaco, contra el alcohol y contra las megahamburguesas.
No sabemos como hubiera sido nuestra vicepresidenta de haber nacido en la Inglaterra del XVIII, como Georgiana Cavendish, personaje real cuya parte de su vida es narrada en la película La Duquesa. El filme me gustó más de lo previsto (la señora de mi izquierda incluso soltó una lagrimita). Keira Knightley está muy bien, incluso con la vida propia que, a veces, parece tener su morrito.
Interpreta a una mujer que estaba más allá de su tiempo y que tiene que enfrentarse a una sociedad hipócrita y machista, encarnada en su marido. Una mujer que influye para que el Partido Liberal, lo más progresista, fuera algo más progresista (la libertad no es a medias, o es o no es, le viene a decir a Fox, el líder del Partido). Interesante también la participación de la duquesa en las campañas electorales por su popularidad entre el pueblo. El matrimonio con el duque es de conveniencia, y éste es un hombre machista, violento y severo que considera a la duquesa como un simple instrumento para engendrar un heredero, por supuesto, hombre. Las niñas, como en nuestra monarquía actual, no servían.
Interesante también la relación cómplice que acaba dándose entre la duquesa y la amante del duque. Y, eso sí, despuñes de ver Mamma Mía, no me termina de convencer Dominic Cooper como enamorado de la que Keira (con lo qué fue esta mujer en Piratas del Caribe). Al igual que me sobrecoge ver a Charlotte Rampling como madre y negociadora. Aunque negociadora, dura, ejecutiva y portada de Forbes es en La Lista. Eso sí, en ropa interior.
Y, bueno, sigamos la tradición popular de estos días:
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