Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

jueves, 31 de marzo de 2011

Natalia quiere ser bombera..., y no le dejan

Natalia Baza Moreno quiere ser bombera especialista en la capital de Madrid, su ciudad de nacimiento. Lleva siete años intentándolo, pero ninguna mujer ha podido superar unas pruebas físicas que, bien pensado hoy día, son absolutamente irracionales. El Consistorio se debe creer que superar pruebas como si de marines de película se tratara hace que aumente el prestigio del cuerpo de bomberos de la capital, un colectivo que, paradójicamente, lleva meses y meses reclamando mejoras humanas y materiales. ¿Dónde está el prestigio del cuerpo? ¿En impedir que las mujeres accedan a un puesto de trabajo? ¿Prestigio o machismo vergonzante?

Natalia se pidió un té rojo con una nube de leche y yo un empalagoso té de frutas del bosque. Tiene Natalia un ángel en la cara que no corresponde con el estereotipo del bombero cuadrado , aunque bien es cierto que debajo del jersey negro que luce, se intuyen músculos potentes (Fran,amigo y fotógrafo, la captó sonriente y mostrando potencia, como podemos ver). Sus manos, que manejan una blackberry con soltura, también son de las de abrir las latas más imposibles. En definitiva, cualquier hombre se siente absolutamente seguro estando junto a una mujer como Natalia en una cafetería del centro, o en el Bronx. Natalia, además habla con elocuencia, desde las tripas pero con el don de saber explicarse.

La jornada de Natalia está completa. Cada mañana dedica dos o tres horas al estudio y después, entrenamiento: tres días gimnasio, dos atletismo y uno natación. Por las tardes, toca estudiar en la academia, clase de temario o de oficio. Todo ello alternado con su horario laboral en los túneles de Calle 30 como agente de primera intervención, un trabajo que hace que Natalia se sienta consciente de estar capacitada para ser bombera del foro.

La academia y los entrenamientos, es decir, ser opositora a bombera en la capital, le supone a nuestra protagonista un gasto de 300 euros mensuales sin extras (aparte zapatillas, vestuario, traslados…), por lo que asegura que ser opositora es un “artículo de lujo”. A todo ello hay que sumar el desgaste físico y psicológico que supone estar año tras año entrenando, muchas veces en soledad, y cumpliendo estrictas dietas alimenticias... Es una mujer fuerte, muy fuerte, una atleta, pero se autodefine como una “bola de cristal”, por el temor a las lesiones, y es que “entrenar durante mucho tiempo corriendo con peso lesiona a cualquiera”.

Las pruebas para ser bombera en la capital no sólo incumplen la legislación vigente en la Ley de Igualdad, sino que son irracionales. “Las pruebas físicas son una exageración, tampoco hace falta tanto. Son simplemente una criba, que al estar basadas en la potencia física impiden el acceso de las mujeres”, explica Natalia, y sigue: “lo que consiguen estas pruebas es que se superen con una lesión”. Y se pregunta, “¿por qué la criba no se realiza en la parte psicotécnica o en ejercicios de vértigo o claustrofobia?”

Bomberos armario

El Ayuntamiento de Madrid obliga a superar unas pruebas dignas de Superman, pero una vez que se superan el mantenimiento es ninguno. Ya no existe la figura del monitor que sí existía hace algunos años y el entrenamiento corre por la cuenta propia del bombero que lógicamente se olvida de las plusmarcas porque eran simplemente una criba física basada en la masa muscular, mucho mayor en los hombres que en las mujeres. ¿Para qué exigir de entrada si no se mantiene?
Natalia nos hace caer en la cuenta, además, de que los “bomberos cuadrados” son un estereotipo. Está convencida de que “hay que tener fuerza, pero no es lo fundamental, porque, hoy día hay herramientas que desmultiplican la fuerza, además siempre se trabaja en equipo y para depende de qué siniestro se requiere una capacidad diferente. Somos diferentes, pero esto no es una competición, es un trabajo. Un bombero armario, por ejemplo, no se puede colar por un agujero pequeño”.

De cualquier forma, Natalia no clama porque se cumpla la ley de Igualdad a rajatabla como sí ocurre en otros departamentos del Ayuntamiento madrileño, como la Policía Municipal. En el caso de la Policía Municipal sí existen baremos diferentes para hombres y varones y nadie se rasga las vestiduras. Y es que la igualdad no es hacer las mismas cosas, sino tener las mismas oportunidades.

Desigualdad

No pelea tanto Natalia por baremos diferentes para hombres y mujeres, como por baremos equilibrados, racionales. Nuestra aspirante a bombera ha destapado la caja de los truenos espontáneamente, y sin ser portavoz de nada está haciendo de altavoz a un problema que afecta a varias mujeres opositoras. Un pequeños lío que ya ha conseguido que se rebajara en un segundo una de las pruebas más complicadas. Rebaja que favorece a hombres y mujeres.

Con todo, la desigualdad entre hombres y mujeres no es la única que ha saltado con las oposiciones que realiza el Ayuntamiento de Madrid. Con la preparación, con las marcas que realiza Natalia, nuestra aspirante a bombera podría desempeñar este trabajo en otras ciudades, y ella se cuestiona “¿vale más un bombero de Madrid que uno de Valencia o Cuenca?”

Y ella insiste hasta la saciedad en algo que es casi una obsesión: “No me quiero ir a otra ciudad porque la mía no esté adecuada a la realidad actual. Yo quiero ser bombera”. Y nos explica con envidia como en Málaga hay tres compañeras que lo son, y una de ellas, además, es madre.

Instinto por salvar

Natalia es madrileña del foro aunque ahora viva en la sierra, que es amante del campo y disfruta paseando con sus perros tanto como cocinando. Cuando se calzó los 19 años le vino la vocación, no antes, quizá porque de pequeña no visualizaba mujeres bomberas. Eso sí, desde la infancia ha sido muy deportista: primero hípica y boley; con 15 años se lanza a correr; después a hacer aeróbic, bici de montaña… Comenzó los estudios de INEF, pero abandonó porque opositar es muy duro y requería toda su atención. Tiene 30 años y lleva siete intentándolo. No la falta el apoyo de su familia, su hermano, su madre y su novio, que también oposita para bombero. A pesar de las dificultades tiene la cabeza muy bien amueblada y el brillo de sus ojos, cuando habla de su vocación, delata su instinto por salvar. Natalia quiere ser bombera del Ayuntamiento de Madrid.

Ventajas de ser mujer

La capital tiene 1.500 bomberos en plantilla. Hay dos mujeres, pero son conductoras, no especialistas. Es decir, no participan de los siniestros. El cuerpo de Barcelona tiene 694 hombres y 13 mujeres y no hacen distinción de labores. Ciudades como Valencia, Santander, Cuenca, Las Palmas, Alicante, Fuenlabrada, Guadalajara, León o Salamanca tienen baremos diferentes para acceder al cuerpo.

Por otra parte, ser mujer tiene sus ventajas en un siniestro: consumen menos aire con un equipo, caben en lugares más pequeños, son más flexibles, su trato emotivo con personas accidentadas es más positivo y tranquilizador… Y algo fundamental, su vocación es indiscutible.

Entre humo, fuego, gritos, escombros... no se diferencian los sexos. Sólo la habilidad y el ansia por salvar. Este homenaje a los bomberos y bomberas del mundo, para Natalia. Y mucha suerte para la próxima oposición.

4 comentarios :

  1. Interesantísimo post. Espero que esa chica consiga su sueño, qué injusticia, en el siglo XXI.....

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  2. hola me llamo sofia y tambien quiero opositar para bombera y veo que es algo super dificil pero que hay que conseguirlo sea como sea. tengo 19 años y desde hace mas de un año no m abia dado cuenta de que queria se bombero y asi poder ayudar a la gente. me encantaria poder hablar con natalia y poder hablar con ella de esto. espero que tenga muxa suerte y que ambas lo consigamos.

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  3. Hola Natalia, me llamo Daniel, tengo 35 años soy de Málaga y opositor a lo mismo que tú. Personalmente creo que tienes razón en todo lo referente a la discriminación en las pruebas físicas, deberían de ser igual de difíciles en proporción a cada sexo, pues se trata de demostrar que has entrenado duro y que sabes sufrir, y no que eres igual de fuerte que un hombre. Creo que es vergonzoso que las pruebas físicas en algunos sitios sean iguales, pues no se trata de ser mas o menos fuerte, sino de ser fuerte, eso sí, y mas importante aún, saber estar en las diversas situaciones. Créeme si te digo que sé lo que estás pasando. Te deseo mucha, muchísima suerte en Leganés(que por cierto yo también estuve) o donde quiera vayas porque, aunque no te conozco en persona, estoy seguro de que te lo mereces como la que mas.

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  4. Primero de todo, quiero mostrar mi máximo respeto a todos los opositores de bomberos, ya sean chicos o chicas. Es un esfuerzo físico y psicológico titánico. Yo las he preparado y no las he sacado.
    Me gustaría hacer una reflexión: Si tu casa se incendia, y te desmayas debido a la inhalación de humo, ¿Prefieres que tire por tí una persona capaz de levantar 100 kg o una persona capaz de levantar 20 kg? No hablo de ser chico, chica, un maromo...Personalmente, me gustaría ser rescatado por la persona mejor capacitada. El sexo me daría igual.

    Hacer distinciones en el siglo XXI sí que me parece machista.

    Por otro lado, ¿Cómo se mide la vocación? ¿Existe una baremo?

    ¡Un saludo!

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