Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

lunes, 11 de febrero de 2019

Manuel de la Rocha, un tipo con trayectoria, un tipo de fiar para Madrid

23-F 1981. GOLPE DE ESTADO DE TEJERO. “En el cercano pueblo de Fuenlabrada, la gente confluyó hacia la plaza. Allí, el alcalde, Manuel de la Rocha, se dirigió por megafonía a los vecinos anunciándoles el inicio de un acto. De la Rocha apareció en el balcón de la Casa Consistorial acompañado del comandante del puesto de la Guardia Civil y del jefe de la policía municipal y, después de comunicar que la democracia estaba en peligro y se pretendía burlar la Constitución, les preguntó en público por su postura. Ambos, el comandante y el jefe municipal, gritaron que estaban decididos a defender la Constitución. La gente aplaudió y al grito de ¡Viva la Democracia! se fueron a sus casas a seguir los acontecimientos por la radio”. Paca Sauquillo en Mirada de mujer.

Sí. Este párrafo corresponde al libro de Paca Sauquillo, a quien hace ya tres años entrevisté y me impactó, junto con la lectura del libro, sobre “cosas de su vida”, como reza en la dedicatoria del ejemplar que me regaló. Paquita es amiga y compañera en mil batallas del precandidato socialista a la Alcaldía de Madrid, Manuel de la Rocha. Y ahora no lo es menos como está evidenciando en declaraciones y actos.

Tras encontrarme con Manuel de la Rocha en el homenaje a los Abogados de Atocha en la plazuela de Antón Martín osé quedar con él para tomar un café y aceptó el envite. Al final tomé un té verde. Eso sí. 

Quienes me conocen saben de mi interés por las personas que estuvieron ahí, en la lucha antifranquista y en la Transición y a De la Rocha, aunque le pilló muy joven…, pues le pilló. Realmente yo le conocía desde hace bastante. Le recuerdo en un acto en Fuenlabrada cuando tomó el relevo del Consistorio Manuel Robles de manos de José Quintana, que en su día fue el alcalde socialista más votado de España en ciudades con más de 50.000 habitantes. Como es sabido, José Quintana y buena parte de su familia son muy, pero muy de baloncesto como recordaba hace ya nueve años…

También le recuerdo porque en aquellos tiempos en que trabajé en el sur de Madrid en diferentes medios, empezando por el Diario 16 de Juan Tomás de Salas, fue Manuel de la Rocha quien sacó del calabozo a un buen amigo y maquetador que decidió formar parte de no sé qué piquete en una huelga general en la época de Aznar. Lo bueno es que el “detenido” era de CCOO y Manuel de la Rocha era abogado de UGT. Bueno…, también esos momentos son ejemplo de unidad total por un objetivo común.

Fundación Alternativas, MPDL, Comisión de Ayuda al Refugiado…

Vale. También conozco a Manuel de la Rocha porque soy socio de la Fundación Alternativas, ese centro de estudio e investigación cuyo presidente del Consejo Asesor es Nicolás Sartorius, a quien siempre he admirado, con su seriedad y todo, y en el que Manuel de la Rocha fue fundador y secretario de su patronato.

Y es que Manuel de la Rocha es un culo inquieto más allá del sillín de su bicicleta, sobre la que se hace al año entre dos mil y tres mil kilómetros, con el Club Ciclista Peña Madrid, que, claro, preside. Esa hiperactividad le llevó hace treinta años a participar activamente en la fundación del Movimiento por la Paz el Desarme y la Liberación (MPDL), una Organización No Gubernamental de reconocido prestigio. Aunque puede sonar algo hippie, Manuel de la Rocha se autodefine “pacifista” y también por ello fue un asiduo a las marchas Anti OTAN, que él, miembro del PSOE fue de los de “OTAN de entrada no” de principio a fin.

De hecho, como recuerdo personal, tengo un valiente mitin de los socialistas anti OTAN en el cine Ideal (hoy multicines Ideal)… Bueno. Eso ya lo conté en Agitación y propaganda.

En este escenario pacifista, de derechos humanos y empatía con los más desfavorecidos, Manuel de la Rocha recibió el encargo de arreglar los problemas de la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR), conformada por partidos políticos, sindicatos y asociaciones en defensa de los Derechos Humanos. Llegó allí para tres meses y estuvo cinco años poniendo orden.

1969: Cárcel y confinamiento

Pero más allá de las cosas de su vida que me podían sonar, están las que yo desconocía. Manuel de la Rocha me relataba, mientras yo daba sorbitos a mí té verde, aquellos años de estudios de Derecho. En tercero fue delegado y se introdujo en la redacción de la mítica publicación Cuadernos para el Diálogo, “donde convivía una mezcla maravillosa: demócrata-cristianos, socialistas, comunistas…” Y me explica “yo en esos días me sentía socialista pero no encontraba al PSOE por ningún lado”. Uno, que viene de donde viene, le pregunta que por qué no se metió al PCE y con su coherencia me responde “pues porque yo no me sentía comunista, me sentía socialista”

Luego vinieron los terribles días de 1969. El joven Manuel era amigo y compañero de clases y luchas de Enrique Ruano, asesinado por la policía el 20 de enero aquel año por repartir pasquines. De la Rocha, que cursaba quinto de Derecho, y que era conocidillo fue detenido la noche posterior del asesinato de Ruano en una asamblea: “me llevaron a la DGS junto a otros quince o veinte estudiantes y allí me sometieron a un intenso interrogatorio, aunque es cierto que no me torturaron”. 

En la calle, Franco decreta el estado de excepción y a Manuel de la Rocha lo envían a la cárcel de  Carabanchel, “hacía tanto frío en aquella celda que me salieron sabañones”, rememora. Y continúa, “luego, tras un motín de presos políticos nos aislaron en celdas porque hasta entonces las compartimos entre tres. Lo positivo de aquello -cuenta con cierta retranca- es que me dejaron en la que yo ocupaba y allí me quedé rodeado de los libros de un compañero que era un gran lector. Allí me aficioné a Borges, que era mi compañía”.

Un mes después sale de Carabanchel y lo confinan en Cartagena, porque allí vivían unos familiares y “nos preguntaban lugares en que tuviéramos familia”. Claro en ese tiempo e expulsado de la Universidad y, como estaba haciendo la mili como alférez a través de las milicias universitarias, pues le degradan a soldado y le toca repetir mili. Un año de confinamiento y otro de repetir mili… En febrero de 1970 consigue permiso para finalizar la carrera. Le examinaron personalidades como Joaquín Ruiz-Giménez o Mariano Aguilar Navarro.

Confiesa que sí, que tanto por tradición familiar como por vocación estudió Derecho, “lo que quizá no sea tan conocido es que estudié la carrera de Economía menos cuatro asignaturas porque ya no tenía tiempo para más”. Se casa en 1972, ejerce como abogado y profesor de Filosofía del Derecho, tiene cuatro hijos (esto último entiendo que más espaciado en el tiempo) y por fin encuentra al PSOE y a la UGT y el PSOE y la UGT le encuentran a él. Y se afilia vía Pablo Castellanos, Enrique Moral Sandoval, Enrique Gimbernat…, es decir grandes pensadores e intelectuales. Más tarde, ya en 1979, con Gómez Llorente, fundaría la corriente Izquierda Socialista.

Alcaldía de Fuenlabrada, consejero de Educación, CES

Debajo de la "S" de puestos. Manifa Kelvinator, El alto es de atrás es Quintana.
Fue precisamente en 1979 cuando es elegido alcalde de Fuenlabrada en las primeras elecciones municipales democráticas. La situación era dura y compleja. Dos años antes, el 15 de junio, fueron las primeras elecciones generales y los pueblos y ciudades mantenían las corporaciones franquistas. De la Rocha consigue la Alcaldía con ocho concejales del PSOE y forma gobierno junto al PCE (cuatro concejales) y el PTE (un concejal).

La experiencia fue inolvidable, “lo primero que hice fue poner en marcha una Casa de la Mujer, la primera de España. Antes incluso de construir aceras, asfaltar calles o lograr que las casas tuvieran agua corriente”. Fuenlabrada, una ciudad dormitorio que era un barrizal se fue convirtiendo en una ciudad para vivir. De la Rocha puso los pilares hasta 1983, luego siguieron su estela José Quintana, Manuel de la Rocha y ahora Javier Ayala. 

En 1983, el trabajo bien hecho hace que revalide la Alcaldía, pero es reclamado por Joaquín Leguina para ocupar la Consejería de Educación y Juventud, cargo que ostentará hasta 1985.  Posteriormente será diputado por Madrid en el Congreso de los Diputados (1993-1996), entre 2008-2011 y desde 2014).
Como diputado siempre mantuvo su coherencia, que algunos equiparan a ser de izquierdas, igual que en los diez años que estuvo representando a UGT en el Consejo Económico y Social.

Bernie Sanders en castizo

Como alcalde presentando el PGOU en un gimnasio en Fuenlabrada.
Se autodefine De la Rocha “como lector casi compulsivo. No sé si soy capaz de asimilarlo todo pero leo novela, ensayo… Ahora estoy profundizando en Kant. Kant es la autonomía del sujeto” y por supuesto conoce la obra de Roberto Rodríguez Aramayo.

Manuel de la Rocha es un tipo de moda como puede serlo Bernie Sanders en EEUU, lástima que el aparato del Partido Demócrata le pusiera la zancadilla y el resultado final haya sido Donald Trump. O como el Jeremy Corbyn del Partido Laborista británico. Personas comprometidas, con experiencia y valientes porque no tienen necesidad de hacerse un hueco. Algunas muy mayores, como la nueva presidenta del Congreso de EEUU, Nancy Pelosy, que a sus 78 años es la única persona que planta cara sin pudor a ese enemigo del mundo que es Donald Trump. Y es que en estos días estamos viendo como se cumple el refranero y “quien con niño se acuesta, meao se levanta”.

No es Manuel de la Rocha un verso libre. Es un tipo leal a su partido, con capacidad de hablar con otras fuerzas políticas. Cree que el PSOE debería haber formado parte del Gobierno municipal junto a Manuela Carmena, amiga suya aunque no de su gestión con Ahora Madrid. Cree que el Ayuntamiento de Madrid debería haber hablado más con el Gobierno de la Comunidad de Madrid del PP y apoyado por Ciudadanos. Cree que hay que ser activistas, y él se considera activista, pero también político, y eso significa dialogar, hablar, negociar, acordar en beneficio de toda la ciudadanía…

Recuerda Manuel de la Rocha que apoyó a Pedro Sánchez como secretario general del PSOE y defiende sus actuaciones como presidente del Gobierno, a pesar de que parece haber intereses en enfrentarles. Todo ello no obsta para que, igual que ha hecho recientemente con Pepu, pida a Pedro Sánchez que acuda el próximo 19 de febrero a su presentación de candidatura. Tampoco me parece una locura. Tampoco entiendo porque el presidente se mete tanto en un asunto  que debería ser fundamentalmente madrileño. Es una lástima que las primarias del PSOE, que sirven para debatir fraternalmente se hayan quedado en una especie de previa a un partido de baloncesto. Y hay cuatro candidaturas…


Yo, sin duda, con Manolo, que así le llaman por todas partes. Como explica el veterano periodista Miguel Ángel Aguilar, es un tipo de fiar.

Para saber más, que es que habla con todos los medios de comunicación, hasta con La vida desde el lago: