Blog de Alfonso Roldán Panadero

Autorretrato
Mi foto
En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

jueves, 11 de junio de 2020

Paraísos fiscales: el emérito, Díaz Ayuso, residencias…

Recientemente publiqué un artículo en Nueva Tribuna sobre uno de esos temas que apasionan porque parecen de novela: los paraísos fiscales. El artículo, muy recomendable por supuesto, se puede leer en este enlace. O sea, pinchando aquí. El destino ha querido que en pocas horas han aparecido personajes e historias novelescos relacionados con los paraísos fiscales…

Más allá del entramado de las residencias de ancianos, que en la Comunidad de Madrid debe ser seriamente investigado para que se diluciden las responsabilidades políticas e incluso penales, ha acaparado portadas el emérito Juan Carlos I. Y sí, Isabel Díaz Ayuso por sus compras y sus jaleos al adquirir material a través de un empresario venezolano con sociedades en Barbados y Panamá.

Mi amiga Chus, periodista y con olfato, me comento vía whatsapp que meterse con los paraísos fiscales era clamar en el desierto. El optimismo me renació al ver que El País dedicaba un editorial el día siguiente sobre el asunto, pero claro, si El País clama en el desierto, lo mío puede ser terriblemente deprimente.

En resumen: 







jueves, 4 de junio de 2020

En Madrid saldremos con la sanidad privatizada

El otro día publicaba un artículo en "El Obrero" al hilo de los renovados aires privatizadores de Isabel  Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid (pinchando aquí puedes acceder a él).


La nueva liberalización del suelo anunciada por la derecha regional, servirá otra vez para regalar suelo a privados para que construyan colegios y también hospitales. Efectivamente no es culpa de la presidenta de Madrid la aparición del coronavirus, pero sí es responsabilidad del PP (25 años en el poder) que hoy la región tenga los pilares sociales raquíticos; la salud pública de los mayores, inexistente; la sanidad pública diezmada tras unos espantosos recortes que dejaron al primer dique de contención, la Atención Primaria, sin recursos humanos ni materiales.

Antes de la llegada de la pandemia, la región de Madrid contabilizaba 200.000 familias en exclusión. Después de la pandemia todo apunta que la idea es reforzar ese neoliberalismo en el que ya nadie con sentido común cree. Pero la ambición desmedida es irracional.

Son importantes los datos, por eso apunto algunas cifras oficiales importantes sobre cómo Madrid ha dilapidado el sistema sanitario público

En este viaje al pasado que vive Madrid, os invito a pinchar y ver este breve video de Esperanza Aguirre visitando el hospital Ramón y Cajal en unas imágenes que fueron censuradas en la vieja Telemadrid. Afortunadamente, la actual ha mejorado notablemente. Por eso también está en el punto de mira de Ayuso y su gurú más que mediático Miguel Ángel Rodríguez, MAR. 

martes, 2 de junio de 2020

La izquierda madrileña debe mirar al futuro

Junto a mi compañero y amigo desde hace ya más de veinte años, Jose Quintana, he escrito un artículo en Infolibre, bajo el título “No es tiempo de pensamiento débil”, al que se puede acceder a través de este enlace

En el texto criticamos la actitud de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pero también consideramos falta de energía en la oposición socialista. No olvidemos que el PSOE con Ángel Gabilondo a la cabeza fue quien ganó las elecciones.

A Gabilondo le faltó un buen tándem en el Ayuntamiento de Madrid, como debería haber sido Manuel de la Rocha Rubí (mira aquí), o en su caso, Chema Dávila, que fue el tercero en discordia de esas raras primarias que se llevó de calle el exentrenador de baloncesto Pepu Hernández. Con los conocimientos y experiencia de Dávila no se contó aunque yo no me creo que siga vigente esa máxima de “quien se mueve no sale en la foto”. 

Además, el equipo del Grupo Municipal Socialista de la capital parece que se va desengrasando con Hernández a la cabeza. Con pocas apariciones públicas, pero un intenso trabajo en la sombra. 

También resultó erróneo obviar en los primeros puestos de la lista a la Comunidad de Madrid a algún representante de Fuenlabrada, un Ayuntamiento en el que arrasó su actual alcalde socialista, Javier Ayala, aunque finalmente no así Gabilondo.

Esos dos errores que no se vieron desde Moncloa, o desde quien mueva los hilos, hicieron que el PSOE se quedara a las puertas de poder gobernar junto a las otras fuerzas de izquierdas, e incluso con Ciudadanos si en esos días no hubiera estado en el monte de Albert Rivera. 

El PSOE en Madrid debería tener un alma más federal, contar y coordinarse con las ciudades y pueblos permanentemente. Se esté o no de acuerdo con las reivindicaciones vecinales porque del debate surgen las soluciones.

Hoy Ciudadanos da muestras de ser otra cosa y es tiempo de mirar al futuro. Ese futuro pasa por hacer frente al pensamiento débil y evitar que llueva sobre mojado. Madrid no puede seguir instalada en el más rancio neoliberalismo privatizador que termina derivando en corrupción. No olvidemos que el PP sigue pendiente de pagar sus deudas ante la justicia.

Como es tiempo de mirar al futuro os recomiendo la lectura crítica del artículo







lunes, 25 de mayo de 2020

Genovés, orgullo de España; Vox, vergüenza de España

Aprendiendo del maestro Genovés. 
Hace pocos días moría Juan Genovés, el más relevante y universal pintor español de los últimos tiempos. En el diario Nueva Tribuna publiqué este texto sobre él.

En algún lugar leí que había muerto “Juan Genovés, el abrazo de la clase trabajadora”, pero no era así. El Abrazo y/o el abrazo de Genovés trascendía a la clase trabajadora. Era, como explicaba ABC, “el autor de la reconciliación entre los españoles”.

Como es sabido, El Abrazo está expuesto en el Congreso de los diputados, por lo que esta institución, con mayor motivo, decidió realizar una declaración institucional de recuerdo a una persona que es orgullo de España. 

Como no podía ser de otra manera, la antiespaña representada por el neofascismo de Vox, impidió la simple lectura de una declaración en recuerdo de un hombre bueno, cuyo pecado fue enfrentarse con sus pinceles y su arte al franquismo.

Vox vuelve a ser la vergüenza de España, de toda España. 

lunes, 11 de mayo de 2020

Díaz Ayuso, Trump y Esperanza Aguirre

Ayuso hace alarde de incumplir las recomendaciones. Es increíble todo.
Hace una semana relataba en este espacio algunas causas por las que Isabel Díaz Ayuso debía abandonar el puesto de presidenta de la Comunidad de Madrid. La lista de razones, ninguna anecdótica sigue creciendo con tendencia al infinito. También en estos días coincidí con un tuit (perdón, pero no recuerdo la autoría) que se preguntaba si en Madrid no estaremos siendo sometidos a un experimento. Y es que estas cosas que hace Ayuso son verdaderamente extrañas. Ni siquiera comparables a las ocurrencias de Trump o las que en su día llevó a cabo Esperanza Aguirre, aunque con ambos haya coincidencias.

La bronca que a final de la pasada semana promovió la presidenta Ayuso, y que llevó a la dimisión de su directora de Salud Pública, tiene un trasfondo trumpiano. Sus argumentos para que la región pasara a la “fase 1” los evoca el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, refiriéndose a los republicanos estadounidenses en un artículo titulado Una epidemia de privaciones y hambre. En él asegura que “buena parte de la derecha estadounidense ha decidido de hecho que debemos volver a la vida de siempre y aceptar el número de muertes que se produzcan como consecuencia de ello”.

Sin duda esa música la tenemos oída por parte de Ayuso quienes vivimos en Madrid que llega a comparar la pandemia con los accidentes de coche y da a entender que las muertes son inevitables. “Todos los días hay atropellos y no por eso prohíbes los coches”, aseguró en una de esas máximas que pasarán a la historia.

Pero ni en Madrid ni en España existen los mismos sentimientos que quiere copiar el PP de la derecha estadounidense, que requerirían de la inexistencia de un sistema público de salud y un culto a la muerte muy particular. En este sentido es muy interesante lo que considera la escritora Azhara Palomeque y que Ángel Munárriz reproduce en Infolibre.

La escritora relata lo que transmite la derecha norteamericana, donde ”muchos republicanos han afirmado que están dispuestos a morir por la economía, lo cual indica que también están dispuestos a matar. Este culto tiene que ver con la cultura americana, que promueve que el más fuerte gana. Se trata, explica, de una ideología muy arraigada también entre las clases bajas –sobre todo blancas–, que sobreviven sin seguro médico y han visto su nivel de vida diezmado por la desindustrialización. Para este colectivo no tiene sentido cerrar la economía porque la salud nunca ha sido una prioridad política. Si ya no tenían acceso a insulina, por poner un ejemplo, ¿a qué viene ahora cerrarlo todo por un virus?". Sin duda, la estrategia de correr a costa de nuestras vidas en Madrid no cuaja.

Sí puede cuajar el marketing de regalar mascarillas aunque no las recomienden los médicos porque aquí somos mucho del refranero y su “a caballo regalado no le mires el diente”. De cualquier forma, no terminamos de entender que las mascarillas no son un regalo, pues las estamos pagando entre todos con nuestros impuestos o por cualquier otra vía pública. Lo que no sabemos es cuánto nos han costado. 

Mencionar “lo público” nos lleva de nuevo a la estrategia de la derecha norteamericana y al mencionado artículo de Krugman. Lo que al trasnochado neoliberalismo le preocupa es que la ciudadanía se dé cuenta de que detrás de su seguridad siempre está “lo público”. El Nobel de Economía lo cuenta así: “…es posible que a los conservadores les preocupe que si ayudamos, aunque sea temporalmente, a las personas en apuros, muchos estadounidenses decidirán que un colchón de seguridad social más fuerte es algo bueno en general. Cuando tu estrategia política depende de convencer a la población de que lo público es siempre el problema, nunca la solución, no quieres que los votantes vean que la Administración pública está de hecho haciendo cosas buenas, ni siquiera en tiempos de absoluta necesidad” (…)

Es “Pecas” pero no es “Espe”

Otra comparación en la estrategia de Ayuso es la relacionada con el permanente estado de crispación y echar balones fuera de su predecesora Esperanza Aguirre, quien también es recordada por sus frases, salidas de tono y de demostrada, cuando no impostada, ignorancia. Algo que paradójicamente atrajo a mucho votante (hoy en las filas del cuñadismo de Vox. Eso sí). Aguirre ensalzaba la figura de su mascota, Pecas en las redes sociales, trabajo del que se encargaba la hoy presidenta de la Comunidad. El colmo de una licenciada en periodismo, que no periodista, no es ya ser una fiel mascota, sino ser la “negra” de una fiel mascota.

La diferencia va más allá de la experiencia de Aguirre en las lides de gobernar y el respeto y/o miedo que producía en su partido. Ayuso es el hazmerreír dentro de sus propias filas, donde es algo más que cuestionada como ya empieza a ser público. Además Aguirre contaba con una mayoría absoluta para loar sus cosas y un porrón de dinero acumulado en tantas y tantas tramas (Púnica, Gürtel,.. Aquí hay un buen listado).  

Otro factor, ya mencionado de soslayo, es que Esperanza Aguirre tenía a los ultras dentro de su propio partido y ahora se encuentran fuera, quizá coincidiendo en la FAES, pero con Vox quitando espacio, votos y fuerza parlamentaria.

Por el bien de la región, de su partido -que lo es de Gobierno-  incluso por ella misma, Ayuso debería hacerse a un lado.







lunes, 4 de mayo de 2020

Aunque no lo va a hacer… ¿Por qué Ayuso debe dimitir?

Como mi buen amigo Germán Fernández, físico, novelista, divulgador científico y gran colaborador en su día de Madrid Sindical dice, ya hay otro “a.C.”, “antes del Coronavirus”. Y en el año 2019 a.C. era un clamor intelectual la crisis del capitalismo, de la organización de las empresas de viejo cuño y de las democracias liberales. De esos lodos… Isabel Díaz Ayuso.

En aquellos cercanos tiempos previos a la pandemia llegó a ser grande la desconfianza de la sociedad en los partidos políticos tradicionales. Partidos acomodados, repletos de amiguismo y compra de voluntades en los que la mediocridad se abría (que no “habría”) paso entre masters de comunicación política con sello URJC, que eran “cursillos de andar por casa” para engrandecer el curriculum. 

Pero no eran sólo los partidos quienes sufrieron desprestigio. Fue un mal generalizado en casi todas las instituciones, desde las federaciones deportivas hasta los medios de comunicación, pasando evidentemente por la banca que tanto engañó a la ciudadanía y tanto se benefició del Estado. 

El espacio que corrupción y corruptelas dejaba era ocupado por asamblearismo sin estructuras intermedias que implicaban un cesarismo la más de las veces  empapado de adanismo con una verticalidad extrema, como en el caso de Vox que llega abandonar todo atisbo de democracia interna. Paradójicamente ese verticalismo se agitaba desde la supuesta democracia horizontal de las redes sociales, que ocupaban el espacio de los medios de comunicación. 

El prestigio de los periodistas desaparece en favor de los voceros de twitter. El “periodismo ciudadano” se convierte en viralidad de “noticias falsas”. Se dejan de leer periódicos y estos pierden plantillas, dignidad y  calidad. Los presidentes y secretarios generales obvian a sus organizaciones y decretan a golpe de tuit, convirtiéndose Donald Trump en el maestro.

Los desmanes del capitalismo con la Gran Recesión de 2008 hacen que se rechace a la banca tradicional en favor de la “economía colaborativa” que degenera en capitalismo sin derechos para quienes trabajan y para  los usuarios.

CAUSAS PREVIAS

En este jaleo generacional de mediocridad, desprestigios, corruptelas, amiguísimos, quid pro quo…, en el que la mentira se convierte en una constante, como por carambola, Isabel Díaz Ayuso se hace con la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Esta es la primera razón por la que debe dejar la presidencia. El PP de la región obtuvo sus peores resultados desde 1983 y nadie, ni ella, esperaba que esa posibilidad se diera. Ser amiga de Casado, pastelear y pasillear fueron sus méritos para ser la candidata. El rumbo ultra de Ciudadanos que miraba más a Vox que a la socialdemocracia hicieron el resto…

La segunda razón la obviaremos por ser  más que conocida la corrupción que acosa al PP. Desde Ayuso hasta a su equipo. 

Quizá la tercera razón por la que la presidenta debe dimitir es la más popular aunque nadie lo confiese. Nadie dice al rey que va desnudo y nadie le dice a Ayuso a la cara, aunque sea con cariño, que no tiene ninguna capacidad para presidir la Comunidad de Madrid, incluso difícilmente su comunidad de vecinos. La cuestión es que el problemático Miguel Ángel Rodriguez ejerce de administrador de la finca en la sombra. Ayuso seguro que tiene sus capacidades y sus talentos pero es innegable su sequía intelectual, su insolvencia política (incluida la oratoria y los reflejos), incluso su falta de capacidad para la interpretación en favor de la sobreactuación, cuando no sus ausencias.

En cuarto lugar, situaría su inexperiencia, asunto este que está muy a la orden del día. A poco que se escarbe, Ayuso vive en un mundo paralelo. Incluso su gran aportación a la política fue llevar el perfil de Twitter del perro de Esperanza Aguirre, el pobre Pecas, que falleció atropellado… 

Sí es evidente que la actual presidenta sigue la estela de Esperanza Aguirre. Y muchos, con razón las comparan. Pero Esperanza Aguirre estuvo muchos años baqueteándose en el mundo de la política. Luego…, Wyoming la encumbró con “El rincón de Espe” y entendimos que son muchos los votantes a los que les gusta la incultura y el jarrucheo. Como presidente, Aguirre sabía que era más importante hacer la fiesta de inauguración de una boca de Metro con Isabel Pantoja y paella que hacer el Metro. Sus votantes estaban más entre la vecindad que no salía del barrio y veía como sus tristes pisos se revaluaban gracias al metro (y que vendían a los inmigrante de turno), que a los usuarios del transporte público. El escándalo de la fiesta del IFEMA con venta de bocatas y todo fue una emulación perfecta de los fiestorros de Aguirre. Un día llora y exige luto y al siguiente alardea de “pueblo llano” y palmas.

RAZONES DE PESO

Las causas objetivas, pero con base en el relato histórico, que llevan a la conclusión de que la presidenta debe dejar el puesto, nos llevan a unas razones de peso, verdaderamente graves.  La incapacidad manifiesta de no saber gestionar la crisis de salud del coronavirus con miles de muertes en las residencias ha supuesto la quinta razón por la que debe dimitir: la muerte de miles de ancianos y la ocultación de datos ha llevado, además, a una crisis sin precedentes en el Gobierno regional entre Ciudadanos y PP. La Comunidad está hoy dia a la deriva y sin Gobierno.

Por ello, en sexto lugar, Isabel Díaz Ayuso debe retirarse porque además de no tener la confianza de buena parte de la Asamblea, no cuenta con el apoyo claro de buena parte de su Gobierno y su respuesta es poner palos en las ruedas de España. Es incapaz de mantener la colaboración con el Gobierno de Pedro Sánchez, pero también de los ayuntamientos de la región. Es decir, su perfil impide la colaboración entre administraciones de todo tipo

Pero más allá de la imposibilidad unir voluntades de las diferentes administraciones, Ayuso es incapaz de dialogar con los agentes sociales. Así pues, la séptima razón es que no tiene capacidad de aunar voluntades con empresarios y organizaciones sindicales de Madrid para reconstruir una región que conllevará la pérdida de más de un 10 por ciento del PIB territorial y destruirá 400.000 empleos.

En octavo lugar, pero quizá lo más fundamental, es la imposibilidad manifiesta de haber cerrado un presupuesto a pesar de las manos tendidas.

Sin duda, la situación ha puesto de manifiesto la novena razón por la que debe dejar el cargo. La sanidad y la salud pública están mangas por hombro en la región de Madrid a causa de los recortes permanentes. Esta situación, es sabida por pacientes, familiares de fallecidos y profesionales no es de hoy. Es un largo proceso de privatización que hay que atajar y no parece que sea deseo de Ayuso y quienes mueven sus hilos.

Como décima causa, por dejarlo en decálogo, habría que resaltar que la presidenta no sabe de nada y ademas no permite la asesoría de quienes saben. Como ejemplo, su “gran logro”, que Telepizza se encargue de los menús que a.C, eran responsabilidad de comedores escolares y que son repartidos entre los más desfavorecidos a pesar de la indignación de nutricionistas.

Es decir, Madrid tiene una presidenta con un Gobierno en minoría, sin presupuesto, enfrentado a España, incapaz de tener una mirada poliédrica para acometer la reconstrucción de la región y de España y que está en manos de un personaje siniestro que seguramente esté en manos de otros personajes más siniestros. 

La solución no pasa por grandes ajetreos en estos tiempos convulsos. Es decir, como nadie en el PP parece que quiera sustituirla por no contradecir a Pablo Casado, quizá sea el momento de que el vicepresidente Aguado tome cartas en el asunto. Es necesario combatir un virus y el desastre que está acarreando, no pelearnos entre políticos y población. 

jueves, 23 de abril de 2020

Feliz día del libro en confinamiento

En tiempos de "La Piragua". 
Debo confesar que no fui un lector prematuro. Tardé tres años en comenzar el aprendizaje de la lectura y hasta los cuatro no reventé en la profunda lectura de La piragua, un libro lleno de dibujos atractivos de una pandilla de criaturas que me guiaron en la aventura de la lectura.

Siempre agradeceré a mi sita Margarita, de Párvulos 2, su inestimable guía. Rápidamente entendí que la lectura y la escritura iban de la mano y compuse en aquel tiempo mis primeros versos: “El cielo es azul, azul es el cielo, los ojos de mi madre igual que ese cielo”. Era cierto que el cielo era azul, pero los ojos de mi madre eran tristes y de un color indeterminado, empequeñecidos  por las gafas de esa miopía que le regaló el hambre de la postguerra. Veo dos opciones: o había un extraño rollo freudiano con los ojos de mi madre, o bien entendí que aquellos versos, exageradamente moñas y asonantes los pares, tenían un poco de ritmo. A saber. La memoria no me da para más.

Superada La Piragua, me enganché a Carlitos y Snoopy, cuando todavía no era cosa de pijos, y a La familia Cebolleta, que compartían espacio. Luego vinieron compulsivamente Mortadelo y Filemón y el extraño placer de despertarme los sábados temprano para devorar sus aventuras junto a Zipi y Zape, Sir Tim O´Theo, Anacleto agente secreto o El Botones Sacarino y la 13 Rue del Percebe. Sí recuerdo una pequeña colección de mi padre, siempre rusófilo, con unos preciosos dibujos de El Correo del zar” que acabó desgastada. 

El primer libro que recuerdo con pasión fue la historia de Gengis Khan, entre mis ocho-nueve años, de aquella magnífica colección (¿aventuras?) que intercalaba páginas a modo de cómic y texto corrido. Como revistas profundas me apunté un poco después al Club don Miki, con las aventuras clásicas de Disney y reportajes “de interés”. 

Me recuerdo con Sherlok Holmes, con las batallas de Leningrado y Stalingrado y con cuentos de Poe. Recuerdo a don Antonio, de sexto de EGB sorprendido porque leía los Cuentos rusos, en la colección RTVE que tuvo media España. “Cómo lees esto”, me preguntó. Respuesta sincera: “porque me lo ha recomendado mi padre” (sí es que era muy rusófilo). 

Recuerdo a la sita Maribel, en séptimo de EGB dejándome unos Entremeses de Cervantes para que memorizara un personaje que iba a interpretar a final de curso (yo era “Lorenzo Pasillas, sotasacritán desta parroquia y busco en esta calle lo que hallo y tú buscas y no hallas…”) Aquel libro dormía en la mesilla junto a mí… Al final se lo devolví y con el tiempo me compré un ejemplar para mí.

Pasaron los años, siempre acompañados por libros diversos y variopintos, y llegó el confinamiento por COVID-19 para conmemorar el Día del libro encerrado en casa. Los libreros tristes (y preocupados por el futuro), porque no hemos podido salir a las calles a comprar; los libros contentos porque muchos de ellos nos estaban esperando. Y nos encontramos, y nos disfrutamos… Mira, en este momento se despeja y veo desde la ventana que el cielo es azul, azul es el cielo, los ojos de mi madre, igual que es cielo. (Señor, señor). Bueno, no seamos extremadamente autocríticos, que Neruda pudo escribir los versos más tristes esa noche…