Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

lunes, 25 de mayo de 2020

Genovés, orgullo de España; Vox, vergüenza de España

Aprendiendo del maestro Genovés. 
Hace pocos días moría Juan Genovés, el más relevante y universal pintor español de los últimos tiempos. En el diario Nueva Tribuna publiqué este texto sobre él.

En algún lugar leí que había muerto “Juan Genovés, el abrazo de la clase trabajadora”, pero no era así. El Abrazo y/o el abrazo de Genovés trascendía a la clase trabajadora. Era, como explicaba ABC, “el autor de la reconciliación entre los españoles”.

Como es sabido, El Abrazo está expuesto en el Congreso de los diputados, por lo que esta institución, con mayor motivo, decidió realizar una declaración institucional de recuerdo a una persona que es orgullo de España. 

Como no podía ser de otra manera, la antiespaña representada por el neofascismo de Vox, impidió la simple lectura de una declaración en recuerdo de un hombre bueno, cuyo pecado fue enfrentarse con sus pinceles y su arte al franquismo.

Vox vuelve a ser la vergüenza de España, de toda España. 

lunes, 11 de mayo de 2020

Díaz Ayuso, Trump y Esperanza Aguirre

Ayuso hace alarde de incumplir las recomendaciones. Es increíble todo.
Hace una semana relataba en este espacio algunas causas por las que Isabel Díaz Ayuso debía abandonar el puesto de presidenta de la Comunidad de Madrid. La lista de razones, ninguna anecdótica sigue creciendo con tendencia al infinito. También en estos días coincidí con un tuit (perdón, pero no recuerdo la autoría) que se preguntaba si en Madrid no estaremos siendo sometidos a un experimento. Y es que estas cosas que hace Ayuso son verdaderamente extrañas. Ni siquiera comparables a las ocurrencias de Trump o las que en su día llevó a cabo Esperanza Aguirre, aunque con ambos haya coincidencias.

La bronca que a final de la pasada semana promovió la presidenta Ayuso, y que llevó a la dimisión de su directora de Salud Pública, tiene un trasfondo trumpiano. Sus argumentos para que la región pasara a la “fase 1” los evoca el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, refiriéndose a los republicanos estadounidenses en un artículo titulado Una epidemia de privaciones y hambre. En él asegura que “buena parte de la derecha estadounidense ha decidido de hecho que debemos volver a la vida de siempre y aceptar el número de muertes que se produzcan como consecuencia de ello”.

Sin duda esa música la tenemos oída por parte de Ayuso quienes vivimos en Madrid que llega a comparar la pandemia con los accidentes de coche y da a entender que las muertes son inevitables. “Todos los días hay atropellos y no por eso prohíbes los coches”, aseguró en una de esas máximas que pasarán a la historia.

Pero ni en Madrid ni en España existen los mismos sentimientos que quiere copiar el PP de la derecha estadounidense, que requerirían de la inexistencia de un sistema público de salud y un culto a la muerte muy particular. En este sentido es muy interesante lo que considera la escritora Azhara Palomeque y que Ángel Munárriz reproduce en Infolibre.

La escritora relata lo que transmite la derecha norteamericana, donde ”muchos republicanos han afirmado que están dispuestos a morir por la economía, lo cual indica que también están dispuestos a matar. Este culto tiene que ver con la cultura americana, que promueve que el más fuerte gana. Se trata, explica, de una ideología muy arraigada también entre las clases bajas –sobre todo blancas–, que sobreviven sin seguro médico y han visto su nivel de vida diezmado por la desindustrialización. Para este colectivo no tiene sentido cerrar la economía porque la salud nunca ha sido una prioridad política. Si ya no tenían acceso a insulina, por poner un ejemplo, ¿a qué viene ahora cerrarlo todo por un virus?". Sin duda, la estrategia de correr a costa de nuestras vidas en Madrid no cuaja.

Sí puede cuajar el marketing de regalar mascarillas aunque no las recomienden los médicos porque aquí somos mucho del refranero y su “a caballo regalado no le mires el diente”. De cualquier forma, no terminamos de entender que las mascarillas no son un regalo, pues las estamos pagando entre todos con nuestros impuestos o por cualquier otra vía pública. Lo que no sabemos es cuánto nos han costado. 

Mencionar “lo público” nos lleva de nuevo a la estrategia de la derecha norteamericana y al mencionado artículo de Krugman. Lo que al trasnochado neoliberalismo le preocupa es que la ciudadanía se dé cuenta de que detrás de su seguridad siempre está “lo público”. El Nobel de Economía lo cuenta así: “…es posible que a los conservadores les preocupe que si ayudamos, aunque sea temporalmente, a las personas en apuros, muchos estadounidenses decidirán que un colchón de seguridad social más fuerte es algo bueno en general. Cuando tu estrategia política depende de convencer a la población de que lo público es siempre el problema, nunca la solución, no quieres que los votantes vean que la Administración pública está de hecho haciendo cosas buenas, ni siquiera en tiempos de absoluta necesidad” (…)

Es “Pecas” pero no es “Espe”

Otra comparación en la estrategia de Ayuso es la relacionada con el permanente estado de crispación y echar balones fuera de su predecesora Esperanza Aguirre, quien también es recordada por sus frases, salidas de tono y de demostrada, cuando no impostada, ignorancia. Algo que paradójicamente atrajo a mucho votante (hoy en las filas del cuñadismo de Vox. Eso sí). Aguirre ensalzaba la figura de su mascota, Pecas en las redes sociales, trabajo del que se encargaba la hoy presidenta de la Comunidad. El colmo de una licenciada en periodismo, que no periodista, no es ya ser una fiel mascota, sino ser la “negra” de una fiel mascota.

La diferencia va más allá de la experiencia de Aguirre en las lides de gobernar y el respeto y/o miedo que producía en su partido. Ayuso es el hazmerreír dentro de sus propias filas, donde es algo más que cuestionada como ya empieza a ser público. Además Aguirre contaba con una mayoría absoluta para loar sus cosas y un porrón de dinero acumulado en tantas y tantas tramas (Púnica, Gürtel,.. Aquí hay un buen listado).  

Otro factor, ya mencionado de soslayo, es que Esperanza Aguirre tenía a los ultras dentro de su propio partido y ahora se encuentran fuera, quizá coincidiendo en la FAES, pero con Vox quitando espacio, votos y fuerza parlamentaria.

Por el bien de la región, de su partido -que lo es de Gobierno-  incluso por ella misma, Ayuso debería hacerse a un lado.







lunes, 4 de mayo de 2020

Aunque no lo va a hacer… ¿Por qué Ayuso debe dimitir?

Como mi buen amigo Germán Fernández, físico, novelista, divulgador científico y gran colaborador en su día de Madrid Sindical dice, ya hay otro “a.C.”, “antes del Coronavirus”. Y en el año 2019 a.C. era un clamor intelectual la crisis del capitalismo, de la organización de las empresas de viejo cuño y de las democracias liberales. De esos lodos… Isabel Díaz Ayuso.

En aquellos cercanos tiempos previos a la pandemia llegó a ser grande la desconfianza de la sociedad en los partidos políticos tradicionales. Partidos acomodados, repletos de amiguismo y compra de voluntades en los que la mediocridad se abría (que no “habría”) paso entre masters de comunicación política con sello URJC, que eran “cursillos de andar por casa” para engrandecer el curriculum. 

Pero no eran sólo los partidos quienes sufrieron desprestigio. Fue un mal generalizado en casi todas las instituciones, desde las federaciones deportivas hasta los medios de comunicación, pasando evidentemente por la banca que tanto engañó a la ciudadanía y tanto se benefició del Estado. 

El espacio que corrupción y corruptelas dejaba era ocupado por asamblearismo sin estructuras intermedias que implicaban un cesarismo la más de las veces  empapado de adanismo con una verticalidad extrema, como en el caso de Vox que llega abandonar todo atisbo de democracia interna. Paradójicamente ese verticalismo se agitaba desde la supuesta democracia horizontal de las redes sociales, que ocupaban el espacio de los medios de comunicación. 

El prestigio de los periodistas desaparece en favor de los voceros de twitter. El “periodismo ciudadano” se convierte en viralidad de “noticias falsas”. Se dejan de leer periódicos y estos pierden plantillas, dignidad y  calidad. Los presidentes y secretarios generales obvian a sus organizaciones y decretan a golpe de tuit, convirtiéndose Donald Trump en el maestro.

Los desmanes del capitalismo con la Gran Recesión de 2008 hacen que se rechace a la banca tradicional en favor de la “economía colaborativa” que degenera en capitalismo sin derechos para quienes trabajan y para  los usuarios.

CAUSAS PREVIAS

En este jaleo generacional de mediocridad, desprestigios, corruptelas, amiguísimos, quid pro quo…, en el que la mentira se convierte en una constante, como por carambola, Isabel Díaz Ayuso se hace con la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Esta es la primera razón por la que debe dejar la presidencia. El PP de la región obtuvo sus peores resultados desde 1983 y nadie, ni ella, esperaba que esa posibilidad se diera. Ser amiga de Casado, pastelear y pasillear fueron sus méritos para ser la candidata. El rumbo ultra de Ciudadanos que miraba más a Vox que a la socialdemocracia hicieron el resto…

La segunda razón la obviaremos por ser  más que conocida la corrupción que acosa al PP. Desde Ayuso hasta a su equipo. 

Quizá la tercera razón por la que la presidenta debe dimitir es la más popular aunque nadie lo confiese. Nadie dice al rey que va desnudo y nadie le dice a Ayuso a la cara, aunque sea con cariño, que no tiene ninguna capacidad para presidir la Comunidad de Madrid, incluso difícilmente su comunidad de vecinos. La cuestión es que el problemático Miguel Ángel Rodriguez ejerce de administrador de la finca en la sombra. Ayuso seguro que tiene sus capacidades y sus talentos pero es innegable su sequía intelectual, su insolvencia política (incluida la oratoria y los reflejos), incluso su falta de capacidad para la interpretación en favor de la sobreactuación, cuando no sus ausencias.

En cuarto lugar, situaría su inexperiencia, asunto este que está muy a la orden del día. A poco que se escarbe, Ayuso vive en un mundo paralelo. Incluso su gran aportación a la política fue llevar el perfil de Twitter del perro de Esperanza Aguirre, el pobre Pecas, que falleció atropellado… 

Sí es evidente que la actual presidenta sigue la estela de Esperanza Aguirre. Y muchos, con razón las comparan. Pero Esperanza Aguirre estuvo muchos años baqueteándose en el mundo de la política. Luego…, Wyoming la encumbró con “El rincón de Espe” y entendimos que son muchos los votantes a los que les gusta la incultura y el jarrucheo. Como presidente, Aguirre sabía que era más importante hacer la fiesta de inauguración de una boca de Metro con Isabel Pantoja y paella que hacer el Metro. Sus votantes estaban más entre la vecindad que no salía del barrio y veía como sus tristes pisos se revaluaban gracias al metro (y que vendían a los inmigrante de turno), que a los usuarios del transporte público. El escándalo de la fiesta del IFEMA con venta de bocatas y todo fue una emulación perfecta de los fiestorros de Aguirre. Un día llora y exige luto y al siguiente alardea de “pueblo llano” y palmas.

RAZONES DE PESO

Las causas objetivas, pero con base en el relato histórico, que llevan a la conclusión de que la presidenta debe dejar el puesto, nos llevan a unas razones de peso, verdaderamente graves.  La incapacidad manifiesta de no saber gestionar la crisis de salud del coronavirus con miles de muertes en las residencias ha supuesto la quinta razón por la que debe dimitir: la muerte de miles de ancianos y la ocultación de datos ha llevado, además, a una crisis sin precedentes en el Gobierno regional entre Ciudadanos y PP. La Comunidad está hoy dia a la deriva y sin Gobierno.

Por ello, en sexto lugar, Isabel Díaz Ayuso debe retirarse porque además de no tener la confianza de buena parte de la Asamblea, no cuenta con el apoyo claro de buena parte de su Gobierno y su respuesta es poner palos en las ruedas de España. Es incapaz de mantener la colaboración con el Gobierno de Pedro Sánchez, pero también de los ayuntamientos de la región. Es decir, su perfil impide la colaboración entre administraciones de todo tipo

Pero más allá de la imposibilidad unir voluntades de las diferentes administraciones, Ayuso es incapaz de dialogar con los agentes sociales. Así pues, la séptima razón es que no tiene capacidad de aunar voluntades con empresarios y organizaciones sindicales de Madrid para reconstruir una región que conllevará la pérdida de más de un 10 por ciento del PIB territorial y destruirá 400.000 empleos.

En octavo lugar, pero quizá lo más fundamental, es la imposibilidad manifiesta de haber cerrado un presupuesto a pesar de las manos tendidas.

Sin duda, la situación ha puesto de manifiesto la novena razón por la que debe dejar el cargo. La sanidad y la salud pública están mangas por hombro en la región de Madrid a causa de los recortes permanentes. Esta situación, es sabida por pacientes, familiares de fallecidos y profesionales no es de hoy. Es un largo proceso de privatización que hay que atajar y no parece que sea deseo de Ayuso y quienes mueven sus hilos.

Como décima causa, por dejarlo en decálogo, habría que resaltar que la presidenta no sabe de nada y ademas no permite la asesoría de quienes saben. Como ejemplo, su “gran logro”, que Telepizza se encargue de los menús que a.C, eran responsabilidad de comedores escolares y que son repartidos entre los más desfavorecidos a pesar de la indignación de nutricionistas.

Es decir, Madrid tiene una presidenta con un Gobierno en minoría, sin presupuesto, enfrentado a España, incapaz de tener una mirada poliédrica para acometer la reconstrucción de la región y de España y que está en manos de un personaje siniestro que seguramente esté en manos de otros personajes más siniestros. 

La solución no pasa por grandes ajetreos en estos tiempos convulsos. Es decir, como nadie en el PP parece que quiera sustituirla por no contradecir a Pablo Casado, quizá sea el momento de que el vicepresidente Aguado tome cartas en el asunto. Es necesario combatir un virus y el desastre que está acarreando, no pelearnos entre políticos y población.