Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

lunes, 23 de noviembre de 2015

Francisca Ramírez, operaria de limpieza viaria de Madrid

Paqui y un escultural barrendero de Madrid fotografiados por @frlorente.

“Quería ser madre, trabajar y cuidar a mí hija”


Es madrileña de Vallecas, aunque hija de andaluces. A sus 48 años son ya veinte los que lleva trabajando como “operaria de limpieza viaria”. A mí me gusta la palabra “barrendera”, me parece más castiza e incluso contundente con sus “erres” y a Francisca Ramírez, Paqui, le parece bien que hablemos de barrenderos y barrenderas. Eso sí, es una mujer y madre divorciada orgullosa de sus dos hijas “ya mayores, una técnica de rayos X y otra estudiante de Pedagogía”. De hecho, la historia de por qué Paqui es barrendera está directamente relacionada con la maternidad. Ahora, además de trabajar, hace deporte para aguantar la dureza del trabajo y escribe relatos. De hecho, acaba de resultar semifinalista en un concurso de microrrelatos de Navacerrada…

“¿Remunicipalización? Sí, pero respetando unos derechos que han costado muchas luchas”


Era Paqui auxiliar administrativa hace más de veinte años. En ese tiempo  tuvo su primera hija y le resultó imposible conciliar su vida laboral y familiar. “Yo no podía salir de casa a las siete de la mañana y volver a casa a las ocho de la noche”, recuerda; así que dejó la oficina y se puso a limpiar casas con uno horario más acorde pero sin contrato y sin compañeros de trabajo, “al poco tiempo tenía muy claro que quería un contrato y compañeros de trabajo, así que envié un curriculum a Dragados y me llamaron para trabajar como barrendera los fines de semana. Quería ser madre, trabajar y cuidar a mí hija”. Y lo consiguió.
Durante cinco años fue afortunada porque pudo conciliar, pero después llegó la privatización municipal y la plantilla privada de fin de semana pasó a ser diaria. En una actuación de manual se permitió el deterioro de lo público en beneficio de lo privado hasta que llegó la privatización total. Y con la privatización total una plantilla muy menguada que es imposible que llegue a todo.
Paqui, por ejemplo, pertenece al “lote 1”, de Ferrovial, en el distrito de Chamberí, que incluye Centro, Tetuán y Chamberí. Unas mil personas integran la plantilla de ese lote, incluidos administrativos, conductores y capataces. Además, tras las últimas ocurrencias de Ana Botella, todo está unificado: limpieza, jardinería y mantenimiento. “Imposible, es imposible llegar a todo”, insiste Paqui.

Madrid está sucia 


Que la capital está sucia es un hecho comprobable, “porque somos muy poco personal, porque no damos abasto, porque faltan muchos medios y también porque no hay concienciación ciudadana de que las calles son de todos”, explica Paqui. En este mundo de basuras, insiste nuestra barrendera en que no confundamos la “limpieza viaria” con la “recogida de basuras”, es decir, quienes recogen los contenedores de las casas, del plástico, de papel, de vidrio… Por cierto, nos recuerda que en recogida de basuras no trabaja ninguna mujer.
La limpieza viaria de la capital, o sea, los barrenderos y barrenderas tienen tres turnos de trabajo: mañana (de 7 a 14:00 horas); tarde (de 14:00 a 21:00 horas) y noche (de 00 a 07:00 horas). Paqui se levanta a las cinco para estar en su centro de Ríos Rosas a las siete. Allí se viste el uniforme: pantalón, camisa, polo, botas de seguridad y guantes. Luego prepara las herramientas: el carro con dos cubos, “esperando que esté en buenas condiciones”, el cepillo, la pala y el “escobijo”, que es la escoba pequeña. Recuerda Paqui cómo al principio se utilizaba una “pala bellota”, que era de hierro y producía unos dolores espantosos. Al final se logró que la cambiaran por una de aluminio.
Cada mañana, un jefe de los muchos que hay, dice el recorrido que tiene que hacer, “recorridos kilométricos que es imposible acabar en una jornada”, explica Paqui, quien insiste en que la plantilla es muy pequeña.  Hay que limpiar aceras, alcorques (la parte inferior de los árboles), papeleras… Por la capital también nos encontramos con limpiadores equipados como cazafantasmas. Se trata de la sopladora. “Usar la sopladora es una arte porque no es tan sencillo hacer montones de basura. El problema es el ruido y el polvo, que resulta molestias entre los vecinos”. Cuando la sopladora es acompañada por un vehículo que recoge la basura, hablamos de “barrido mixto”.
Un año de gran sequía fue el culpable de que ya no se baldee como antes, pero “baldear, se baldea con camión”, asegura Paqui, tanto la “costilla”, que es la parte de fuera de los coches aparcados; como el “arroyo”, que es la parte del bordillo.

Pillada espontánea de @frlorente por la Plaza Benavente de Madrid.
El trabajo que se hace se hace bien. Un trabajo que fundamentalmente realizan mujeres con categoría de “peón”. Algo curioso, que quizá se subsane si un día el servicio vuelve a ser público. Porque las mujeres no tiene posibilidad de promoción. Hay muchísimos capataces hombres (casi uno por operario) que nadie sabe muy bien qué hacen, pero..., está claro que no existe igualdad a la hora de promocionar.


El lío de la “remunicipalización” 


Aunque no existe en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, en los últimos tiempos se ha puesto de moda la palabra “remunicipalizar”, que no es otra cosa que volver a municipalizar, hacer municipal un servicio que siendo privado, en su momento fue público. Paqui tiene claro que estaría encantada con ser trabajadora pública en un servicio que piensa que debe ser público, pero claro “respetando unos derechos que han costado muchas luchas”.
Explica que tienen unas buenas condiciones de trabajo y un buen convenio que ha costado muchas peleas y huelgas. Y recuerda la dureza del trabajo: el frío insoportable, la lluvia, el calor sofocante, los movimientos repetitivos, las caminatas…
La cuestión es que Ana Botella, la anterior alcaldesa, ha dejado tirados a trabajadores y ciudadanía con unos contratos blindados para varios años con las empresas privadas. Y, al igual que en otros experimentos, queda claro que el objetivo de las contratas es ganar dinero y les importa poco el resto. En este caso, la suciedad de las calles.




jueves, 19 de noviembre de 2015

40 años de la muerte de Franco

Franco murió en la cama y el franquismo en la calle


Aquella tarde de noviembre, Madrid era un hervidero de rumores. “Que ya se ha muerto Franco y no lo dicen, que ya se ha muerto el patascortas y no lo dicen”. Parece comprobado que al dictador le mantuvieron con vida para que su muerte coincidiera con la del fundador de Falange. Sea como fuere, los historiadores han aceptado “pulpo como animal de compañía” y a la historia pasará el 20 de noviembre como la fecha oficial de la muerte del golpista. Aquel día, a pesar de la sangre que quedaba por derramar, a pesar de la represión y las detenciones…, el blanco y negro que lo llenaba todo fue mudando al color de la libertad.

Y es que, a pesar de determinadas y juveniles críticas a lo que fue la llamada Transición, los últimos años de la dictadura fueron momentos de verdadero terror con cárceles llenas de prisioneros políticos, procesos judiciales abiertos contra dirigentes de CCOO y una lucha muy arriesgada del movimiento estudiantil. A pesar de todos estos frentes antifranquistas, no se pudo derrocar al Gobierno.
Nicolás Sartorius, en aquellos días dirigente del Partido Comunista de España y de Comisiones Obreras, y actualmente presidente de la Fundación Alternativas, asegura que no fue lo mismo la agonía de Franco que la agonía de la dictadura, , porque Franco murió en la cama y la dictadura murió en la calle. Con todo, está claro que la transición tuvo un protagonista: la inmensa mayoría del pueblo y la multitud de luchas ciudadanas.
La transición no tuvo figuras providenciales, la democracia fue una conquista que se alcanzó en la calle, en los centros de trabajo y en las aulas de la Universidad. Con aquellas luchas se conquistaron muchos derechos que hoy, con la crisis como coartada, se quieren eliminar.
Nadie puede negar que el franquismo fue un régimen fascista. La ONU, en 1946 lo dejó claro calificándole con este término y equiparándolo al de Hitler en Alemania o Mussolini en Italia. La ONU dejaba claro que fue un régimen impuesto al pueblo español por la fuerza con la ayuda de las fuerzas del Eje.
De hecho, el comité de Derechos Humanos de esta institución internacional insistió en la necesidad de investigar y juzgar los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo, pero muchos poderes se niegan a cerrar esa herida. Por ejemplo, la Iglesia católica ha venido conmemorando misas en homenaje al dictador y determinadas organizaciones también han realizado actividades que no han sido ilegalizadas. ¿Se imagina alguien homenajes en Alemania en honor a Hitler o en Italia en honor a Mussolini?

“Españoles: Franco ha muerto”

Con la muerte del dictador se puso fin a la dictadura más larga de la historia contemporánea de España. Los medios, controlados por el régimen, hacían ostentación de su dolor. Arias Navarro, presidente del Gobierno, se dirigía al país por radio y televisión. Navarro decía que su voz llegaría a unos hogares con sollozos y plegarias. En realidad, en muchos hogares había preocupación por la forma en que recobrar la libertad y… también se brindaba con champán literal y metafóricamente.
"Españoles, Franco ha muerto. El hombre de excepción que ante Dios y ante la Historia asumió la inmensa responsabilidad del más exigente y sacrificado servicio a España ha entregado su vida, quemada día a día, hora a hora, en el cumplimiento de una misión trascendental. Yo sé que en estos momentos mi voz llegará a vuestros  hogares  entrecortada  y confundida por el murmullo de vuestros sollozos y de vuestras plegarias. Es natural; es el llanto de España, que siente como nunca la angustia infinita de su orfandad; es la hora del dolor y de la tristeza, pero no es la hora del abatimiento ni de la desesperanza…”



domingo, 15 de noviembre de 2015

Gritar con silencio y manifestarse contra el terror

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Beso robado hace tiempo en París. Es momento de abrazar y besar.
Cuando entramos en shock por un atentado terrorista de grandes dimensiones que cultural y geográficamente es cercano, cada cual tiene derecho a pasar ese duelo como mejor pueda, en libertad, sin agredir a nadie, sin imponer nada a nadie. Un poco de silencio, meditar, besar, abrazar… quizá sean acciones recomendables

Nadie puede obligar a nadie a rezar, ni a tomar cañas, ni a colgar banderas, ni a dejar flores o encender velas para superar un shock o pasar un duelo. Pero el silencio respetuoso nunca está de más.

El viernes en París ha ocurrido algo espantoso. Cuando algo tan espantoso ocurre, como aquel 11 de marzo en Madrid, aquel 7 de julio en Londres, o aquel 11 de septiembre en Nueva York…, quizá lo mejor, en principio, sea hablar lo justo, meditar, besar y abrazar.

En ese silencio es en el que nos podemos preguntar por qué no sufrimos ese mismo shock cuando vemos en un mínimo espacio de las noticias, atentados casi a diario que se llevan por delante a decenas de personas como nosotros en Beirut, en Bagdad, en Siria, en El Cairo… ¿Por qué casi ni nos inmutamos ante bombardeos israelíes sobre Gaza o ante una puñalada a israelíes en plena calle?

El silencio también es música. El silencio no es un paso atrás, sino una forma de tomar aire para seguir adelante. Es imposible avanzar cuando en pleno fragor de los atentados se machaca con un insoportable bla, bla, bla; se oye a tertulianos en la televisión pública escupir más odio a diestro y siniestro.

Mañana lunes, a las 12 de la mañana, hay que gritar con el silencio


Cuando aún no están claras todas las causas de la Revolución Francesa, analistas de todo tipo y condición nos quieren dar todas las claves del porqué de una masacre ocurrida hace dos días. Para más ruido, algunos políticos con olor a elecciones generales, tienen clarísimo qué hacer y qué no hacer con una miope visión de estado.

En medio del dolor, la estupefacción, el espanto, la incredulidad, el miedo…, un poco de silencio no viene mal. Y quizá luego, dentro de poco habrá que manifestarse en las calles de toda Europa para que se visualice el rechazo a la barbarie. Y habrá que hablar. Será el momento de la política y habrá que dialogar soluciones con unidad.

Tras un breve silencio para tomar aire habría que hablar entre todos. Incluso habría que ver si hay alguien con oídos al otro lado de un subfusil de asalto. Habría que ver si hay alguien con oídos dentro de un cinturón repleto de explosivos para que nos explique qué quiere, para que explique por qué mata, para qué.

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Mañana, lunes. CCOO, UGT y CEOE han convocado 5 minutos de silencio en los centrso de trabajo para rechazar la barbarie terrorista.

Para saber más. AQUÍ.

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domingo, 8 de noviembre de 2015

“La verdad”. Cuando preguntar se castiga


Es La verdad una loa a la pregunta, al derecho a preguntar, al deber de preguntar en estos tiempos de plasma que corren. Una historia real con periodistas de investigación a la vieja usanza que fueron en los tiempos del presidente estadounidense Bush hijo, cuando el  imperio del mal estaba en la cresta de la ola. Ahora empiezan los arrepentimientos de los Blair, incluso los Bush, con explosivas memorias de Bush padre incluidas. Bueno, Aznar mantiene la bandera de ese neofascismo neocapitalista por el que hoy seguimos pagando guerras, muertes globalizadas, terrorismo, crisis en beneficio de unos pocos ricos cada vez más ricos.

La historia (conocida como Rathergate) transcurre en la víspera de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2004. Todo apunta a que George W. Bush va a ser reelegido presidente, cuando la productora de noticias de la CBS, Mary Mapes recibe unas informaciones relacionadas con las irregularidades del servicio militar de Bush durante la guerra del Vietnam, que pueden cambiar el curso de la campaña electoral.

Se trata de una de las puntillas recibidas por el periodismo tradicional desde el poder y los nuevos modos de periodismo y el surgimiento de esa cosa que se viene en llamar “periodismo ciudadano”. Se ve cómo periodistas y empresas periodísticas acaban con la profesión en un tiempo en que, como dice el viejo Dan Rather (Robert Redford), “es más importante entrevistar a un concursante que a una víctima”. En un tiempo en que las noticias son otras noticias.

Es peligroso castigar a los hijos (o hijas) por preguntar, porque te pueden salir periodistas, como fue el caso de la protagonista de La verdad. Pero preguntar es imprescindible. El problema es que por preguntar algo que no está en el guión también te pueden castigar incluso en el país padre de la libertad de prensa. Imaginemos como está la cosa en otros…

Es bueno que esta película, tampoco es revolucionaria pero está bien que se vaya empapando la cosa, la vean periodistas. Periodistas mayores para que rememoren cómo han sido testigos y partícipes de la muerte de esta profesión y jóvenes, para que vean lo que era echar el rato investigando una noticia. Y claro, como te pueden desmontar ese trabajo en una “cacería”, que no un juicio. Y cómo de sencillo es cambiar el foco. Cómo de sencillo es manipular para evitar el fondo de las cuestiones.

Es bueno que esta película la vean periodistas y se pregunten: ¿Por qué soy periodista? Es bueno hacer y hacerse preguntas.

País: Estados Unidos.
Director: James Vanderbilt.
Guión: James Vanderbilt (Memorias: Mary Mapes).
Reparto: Cate Blanchett, Robert Redford, Topher Grace, Elisabeth Moss, Dennis Quaid, Bruce Greenwood, John Benjamin Hickey, Martin Sacks, Nicholas Hope, Aaron Glenane, Steve Bastoni, Lewis Fitz-Gerald, Christopher Stollery, Elizabeth Saunders, Andrew Fritz.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Emotiva “Truman”. Amistad y muerte

Al finalizar los créditos y encenderse las luces de la sala abarrotada había silencio y brillo en ojos. Sólo una señora veía yo que lloraba a moco tendido pero con satisfacción. Y es que Truman es una cinta emotiva que trata dos temas muy humanos, muy shakesperianos, claro: amistad y muerte.

La muerte es la cosa más segura y por tanto más natural que hay en la vida, pero nos empeñamos en revestirla de miedos y tabúes.  La cuestión es cómo enfrentarnos a la muerte y cómo se enfrentan a nuestra muerte familiares, amigos y conocidos. Como en tantas veces en la vida, la vida te sorprende.

Es Truman una película recomendable porque es humana: relaciones humanas y relaciones con el más humano de los amigos: el perro. La lealtad del amigo y la fidelidad del perro. La generosidad y el egoísmo.
 Pero es recomendable gracias al gran trabajo de Ricardo Darín y Javier Cámara. Un trabajo equilibrado en el que (contradiciendo una crónica del Boyero sobre el Festival de San Sebastian) ninguno es sparring del otro, en el que cada uno hace lo que tiene que hacer, sin pisar al otro.

Y no, no es una tragedia. Es un drama como una catedral. Con emociones y sentimiento en los que también cabe la risa y la sonrisa.

Si además eres de Madrid o conoces Madrid, pues… verás lugares de Madrid, bares de Madrid, restaurantes de Madrid, calles y plazas y algún truco en ese decorado natural que es la Villa.

País: España España.
Director: Cesc Gay.
Guión: Cesc Gay, Tomás Aragay.

Reparto: Ricardo Darín, Javier Cámara, Dolores Fonzi, Àlex Brendemühl, Javier Gutiérrez, Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Silvia Abascal, Nathalie Poza, José Luis Gómez, Pedro Casablanc, Francesc Orella, Oriol Pla, Ana Gracia, Susi Sánchez, Àgata Roca.



jueves, 5 de noviembre de 2015

“El Club”, curitas y sordidez

Confieso: en septiembre vi El padre Jorge, Francisco, en sesión golfa de sábado en una sala en la que, sorprendentemente, había un par de familias con hijos pequeños. Me llamó la atención porque tenían aspecto de gente de orden y no, no eran horas para andar por ahí con las criaturas… Ahora he redimido ese pecado y aprovechando la fiesta del cine he ido a ver El club. Claro la hagiografía del papa Paco es hispano argentina y esta debe ser  la venganza chilena...

Cuatro curillas viven retirados y purgando sus pecados en una aislada casa junto a una monja o pseudo monja. La llegada de un quinto cura hace que se precipiten los acontecimientos y que el pasado se revuelva en un presente dramático, porque la cinta es un drama con alma de tragedia en el más clásico de los sentidos.

El Club no es precisamente una obra pro clerical, pero está realizada con tan exquisito y contundente gusto que tampoco pide el cuerpo salir a quemar iglesias a pesar de la vergüenza y asco que puede removernos.
En un ambiente sórdido se desarrolla una historia sórdida apuntalada por historias sórdidas. Desde la avaricia, hasta la complicidad con el fascismo chileno, la pedofilia o la venta de niños. En definitiva, historias “de curitas”…, y una mujer.

País: Chile.
Director: Pablo Larraín.
Guión: Guillermo Calderón, Daniel Villalobos, Pablo Larraín.

Reparto: Roberto Farias, Antonia Zegers, Alfredo Castro, Alejandro Goic, Alejandro Sieveking, Jaime Vadell, Marcelo Alonso.