Guión y dirección: Gerardo Olivares.
Reparto: Juan José Ballesta, Manuel Ángel Camacho, Sancho Gracia, Carlos Bardem, Alex Brendemühl, Eduardo Gómez, Luisa Martín.
País: España
Hace ya doce años, unos amigos de Comfia-CCOO de Madrid, decidieron poner en marcha (nunca mejor dicho) un grupo de senderismo. Espoleados por Gregorio de la Fuente Martínez, la idea fue ejecutada por Ángel Arroyo Moyano y hoy, esa idea no sólo sigue viva, sino que crece imparable. Cada mes este grupo organiza una salida a la montaña a la que se puede apuntar cualquier amante de las caminatas al aire libre. Me armé de valor y allí que fui hace unos fines de semana, la realizada al Pico Tres Provincias, a 2.129 metros, donde confluyen las provincias de Madrid, Guadalajara y Segovia.
En la actualidad, el alma, el agitador del grupo de senderismo, es Pedro de la Cruz y los cuatro compañeros que conforman el "núcleo duro" que se lo curra para que cada mes esté todo a punto, para que se puedan llevar a cabo las salidas serranas son Ángel Arroyo, Julio García, Justo Tabares y Ramón Fernández.
Cuando un sábado suena el despertador a horas extremadamente tempranas, lo primero que una persona medianamente normal se pregunta es "¿pero por qué me habré apuntado yo a esto?" Pero rápidamente estos interrogantes se disipan.
Un gran ambiente en el autocar (magistralmente conducido por David o Nacho), la parada para el café con churros y la compra de pan para el bocadillo del almuerzo, hacen que el cuerpo llegue perfectamente despejado para iniciar la marcha.
El grupo es variopinto. Ana es una jienense "de Jaén capital", trabajadora de Unicaja que anda toda la semana recorriendo España negociando sobre las cajas. Se conoce Madrid mejor que la mayoría de los madrileños y, para ella, estas escapadas "son un alivio para respirar y desconectar". Ya ha hecho varias salidas y se sabe todos los truquillos. Gracias a ella y, concretamente, gracias a uno de sus bastones pude descender sin mayores problemas por los riscos de la sierra.
Pero la caminata está muy controlada. Más allá de que en el precio está incluido el pago de un seguro, el "núcleo duro" anda estratégicamente dispuesto por vanguardia y retaguardia por si hay algún parón y evitar la dispersión del grupo.
También en la descripción de la salida se especifica el grado de dificultad de la marcha para que cada cual tenga clara si su condición física permite realizarla sin problemas, porque como insiste Pedro de la Cruz, "la montaña es para disfrutarla, no es para sufrir".
Eso sí, es envidiable ver como personas de cincuenta y más, suben, suben, suben como si tuvieran un turbo en las pantorillas. Y luego bajan, bajan, bajan echando el freno con toda la fuerza del cuerpo.
En resumen, aquella noche dormí como un auténtico ceporro. (Estos de aquí abajo son parte del grupo que llegó hasta arriba).
Y si alguien quiere hacer esta excursión...
Comenzamos nuestra andadura en el Puerto de Somosierra a 1.445m, frente a la ermita de Nuestra Señora de la Soledad, para dirigirnos hacia el Pico Tres Provincias. Pronto pasamos por unos depósitos de agua y algún que otro rebaño de vacas, por el camino tuvimos que sortear alguna que otra “sorpresa” para que no nos pesen mucho las botas.
El camino es de continuo ascenso, pista forestal y sendero, la subida es mas o menos tendida, después de llevar unas 2 horas andando tendremos un fuerte repecho que pasaremos en unos 30 minutos, luego se suaviza nuevamente la ascensión hasta alcanzar el vértice geodésico
Luego descendimos por un empinado corta-fuegos hasta alcanzar un bosquecillo de pino joven donde paramos a reponer fuerzas y descansar.
Y continuamos el descenso, llegamos a la Cascada o Chorrera de los Litueros, nacimiento del Rio Duratón que entregará sus aguas al Rio Duero en Peñafiel. Esta cascada, la de mayor altura de Madrid, aproximadamente
De ahí, nuevamente al Puerto de Somosierra después de unas 5 horas netas de marcha.
¡Ah! Esta de aquí abajo es Ana. Su bastón fue mi báculo para descender. Evidentemente, la foto no hace justicia:
Una magnífica ilustración de Kalvellido, nos adentra en una novela imprescindible para conocer esa memoria de nuestro país que se quiere ocultar.
En los primeros compases del libro, Enriqueta de la Cruz nos cuenta una historia terrible, dura, de perdedores, o mejor, de perdedoras. Una historia que con un lenguaje muy periodístico, lleno de elocuencia y dinamismo, hace que devoremos los capítulos en busca de verdades, desgranando tantas historias, tantos miedos y locura, tanta maldad, tanta humillación, como personajes desfilan por sus páginas.
La historia está basada en hechos reales y puede ser una de tantas que han padecido miles de familias españolas. Ésta se desarrolla en tierras de Extremadura, lugar históricamente olvidado en nuestro país y al que, de alguna manera se rinde homenaje. De la Cruz nos regala con vocablos muy presentes en Extremadura, ese lenguaje que sigue con vida en las familias.
Así, podemos descubrir, por ejemplo, que una "piompa" es una derechosa, una fascista. O ese listado de la página 359: Expelechado, Chobo, arrecolgarse, arreate, arrepío, besera, cagueta, chiquino, picón, chupe, jediondo, jeringo, haragán, moniato, mordicá, calabaso...
El lenguaje es instrumento pero también lo carga el diablo, es manipulador de conciencias, como el ejemplo que aparece en la página 33 de la novela: "En el Congreso de los diputados se desplegó por aquellos días una bandera republicana durante un acto de homenaje a supervivientes de las cárceles franquistas, aunque no se les llama así, desde luego, se les llama expresos..."
Y es a través de un cuidado lenguaje como la novela hace un repaso a lo que supuso el golpe de Estado de Franco. Un golpe que se ha perpetuado. "Son los mismo, los mismos", repite una de las protagonistas en sus últimos días.
Novelas de este tipo hacen falta muchas, porque, como explica la autora en el epílogo, "durante la investigación puede comprobar la falta de respeto que aún se tiene para con los republicanos y la paciencia y entereza de los pocos supervivientes del terror franquista". Y todo ello, desde la intriga. Una invitación a escarbar en nuestro pasado. En el de nuestras familias.
Espero poder charlar con la autora sobre la novela y la investigación que ha llevado a cabo.
Memoria vigilada está editada por la Editorial Silente.
Os vuelvo a poner un video que colgué en abril. La letra es una carta de un padre a su hija:
Gru es una peli de animación con posibilidad de verla en 3D. Lo cierto es que se pasa un rato agradable gracias a los golpes que conforman la historia.
Una historia de esperanza, que un malvado supermalvado, que cuenta con un ejército de lacayos (simpatiquísimos, tanto que se van a independizar en pelis posteriores), termina convirtiéndose en un buen tipo. Tres huerfanitas de dulce mirada son las responsables de ese cambio radical.
En Gru, además, vemos que los verdaderamente malvados de este mundo son los banqueros, que financian y dejan de financiar el mal. Bueno, realmente, su último objetivo es hacer el mal, pero necesitan a gente que ponga la cara. Eso sí, hasta que ellos digan y decidan cambiar de objetivos…
En este caso el objetivo del malo es un sueño tan romántico como robar la Luna… Pero, casi mejor dejarla donde está…
25.000 millones de dólares, se dice pronto, es el precio en que está valorado facebook, la red social, ese cibermundial patio de vecindad. Esta película narra la creación de este invento.
Eso sí, sin contar con el permiso de su inventor, Marc Zuckerberg, que aparece en la peli, igual que en la novela en que está basada, como un copiota y un rarito con problemas de sociabilidad y con las chicas. Parece que Zuckerberg se ha enfadado (la mejor publicidad que puede hacer a la película) y ha dicho que "a los autores de la película no les cabe en la cabeza que alguien puede construir algo porque le gusta construir cosas". Por cierto, no sé si el actor que le interpreta o el propio Zuckerberg, a mí me recuerda un poco a Emilio Butragueño, con esa carilla de un poco ido diciendo: "no sé, no sé..."
Más allá de estas polémicas, en la cinta podemos reforzarnos en la idea de cómo es el mundo universitario estadounidense y cómo es el mundo que rodea el nacimiento de una idea que puede suponer pingües beneficios. Vemos la tentación demoníaca de un conseguidor viciosillo, los odios, las guerras sin cuartel en mundo de multimillonarios veinteañeros.
Quizá sí haya algo que nadie ponga en duda: ni Zuckerberg es conscientes de lo que ha supuesto facebook y hasta dónde se puede llegar con las redes sociales, capaces de poner presidentes de los Estados Unidos…
Si estás en facebook, por cierto, y quieres ver el trailer, pincha en "ver la publicación original".
Santiago Segura; un tipo que ya dejó el barrio y ahora va de..., no sé de qué; protagoniza esta película dirigida por Óscar Aibar y, cómo son estas cosas de los negocios, resurgen como champiñones viejas ediciones de los tebeos de este genio del lápiz, alguna prologada por el actor.
Vázquez era un personaje extremo (fue proxeneta, polígamo, preso en tres ocasiones…), pero independientemente del retrato canalla y golfo que también la peli destaca del dibujante; muerto en 1995, poco después de publicar una historieta pornográfica en la que las Hermanas Gilda son invitadas a participar en un manage a trois con Anacleto; la cinta nos transporta a la Barcelona de posguerra.
La Editorial Bruguera aparece como un refugio de rojos que, eso sí, padecen una situación más propia de galeras que de un lugar de creación de historietas cómicas. Un mundo de hambre y sablazos donde Vázquez haya la mejor inspiración para Anacleto, La familia cebolleta…, o su compañero Ibáñez para 13 rue del Percebe.
El problema del personaje de Vázquez es que nos genera la duda de si se trata del dibujante o del repulsivo Torrente. Magnifico eso sí, el trabajo del resto de actores como el tirano y malvado personaje interpretado por Alex Angulo. O la cuadrilla de dibujantes que conformaban esa editorial Bruguera inicial entre quien estaba Ibáñez, creador de Mortadelo y Filemón. A Ibáñez nos lo presentan como un hombre plegado a la superioridad, buenazo, triunfador y algo tontorrrón. Eso sí, en los créditos finales se agradece a la familia Ibáñez su colaboración…