Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

viernes, 29 de octubre de 2010

Enriqueta de la Cruz y su Memoria vigilada, "el Régimen se perpetuó"

Como no podía ser de otra manera, pude hablar con la autora del libro que reseñaba ayer. Enriqueta de la Cruz se ha convertido en una especialista de la más trágica historia de España. Elocuente en su discurso, narra con pasión sus investigaciones, mientras deja entrever un anillo con la tricolor. Fran Lorente, le hizo esta foto de aquí, con presencia policial incluída, muy a tono con la Memoria vigilada.



Enriqueta de la Cruz es periodista y, tal como está el panorama no es muy optimista sobre el estado de la profesión: "Aunque hay buena intención por parte de muchos profesionales, existen muchas dificultades. El periodista termina siendo el producto de la empresa, y como tal, víctima de la precariedad y la manipulación que ejercen las empresas. Vivimos rodeados de eslóganes, como tras la victoria de la selección española de fútbol, cuando nos han repetido insistentemente que esa es la mejor España, cuando la mejor España está en las fosas del franquismo".

Memoria vigilada es la última novela de una trilogía que inició con El testamento de la Liga Santa, que transcurre durante la Transición. Le comento a Enriqueta que algunos personajes son críticos con como se realizó la Transición…
Pero ella tiene claro que en la Transición se firmó un pacto, "no sé si con papel", aclara, para que el franquismo quedara impune y para que algunos temas fueran intocables, como la monarquía.

Y explica, "a mí lo que más me preocupa no es sólo qué pasó, sino que, a raíz de cómo se hicieron las cosas, hoy estamos todavía con las manos atadas. Es decir, cómo va a resolverse por parte de las próximas generaciones su futuro. No es sólo una mirada crítica, también constructiva".

En el caso de su primera novela, El testamento de la Liga Santa, la autora hace una parodia y citica a los best-seller y a lo que un profesor suyo de Historia denominaba "las tres efes malditas": Felipe II, Fernando VII y Francisco Franco.

También me cuenta sobre la segunda entrega de la trilogía, Nada es lo que parece, que se desarrolla en la actualidad y aborda la globalización. Enriqueta destaca el mundo de la corrupción, que está presente en nuestras vidas y ha ido también llevándonos a la crisis actual. Y analiza cómo los medios de comunicación están dando una versión torticera y manipulada de la realidad.

Ella se centra más en España "porque veo que hay más ausencias de crítica aquí", me explica. "Siempre sabemos mirar muy bien a otros países: lo que ocurrió en el Chile de Pinochet; lo que pasa, incluso, en la Iglesia con los casos de pederastia en Irlanda; pero nunca vemos lo que pasa aquí. Hablo también de cómo al fascismo se le puede poner un espejo y en estos momentos está muy vivo, lo que ocurre es que en vez de vestido de uniforme militar, está vestido de traje y corbata, y son los broker".

Y la charla nos lleva a Memoria Vigilada que transcurre en Extremadura, la tierra de la autora. Una tierra que evidentemente evoca: "Hablo en la novela de silencios, velos, padecimientos de una buena parte de la población, que fue la que perdió todo a consecuencia de un golpe de Estado contra la legalidad. Esa gente que no pudo rehacer su vida; que no pudo hablar; que no tenía derecho ni a manifestar su dolor; a enterrar a sus muertos. Y sí que lo viví, porque aunque parezca que no, ese miedo que se vivía, esa represión está en el subconsciente colectivo de muchos españoles. Aunque la novela se refiere a toda España sí he querido hacer un homenaje como se ve en el lenguaje y el estilo, a Extremadura. La investigación la llevé a la Sierra de Villuercas, donde tuve acceso a la historia de los guerrilleros, en la Agrupación Guerrillera de Centro y a la historia de un enlace del PCE que se llamaba Ino, que fue oficial del ejército español y después fue el enlace con la guerrilla extremeña. Como a muchos otros, a esta persona lo enterraron a la entrada del cementerio católico para que todos pisaran al rojo".

La novela, que se devora, no deja ni un resquicio para la crítica y es que ella es una mujer comprometida, "quien se mantenga en silencio, es cómplice de aquel golpe de Estado y todos esos crímenes, porque ese silencio, setenta años después significa algo, y con él se obtienen ventajas en la sociedad actual. Todavía, hoy en día, la parte perdedora no existe en los puestos relevantes de la sociedad española: poder judicial, medios de comunicación a más alta escala, cuerpo diplomático… No existe presencia real. Todo ello está en manos de los herederos ideológicos o físicos del franquismo".

En mi opinión las grandes perdedoras fueron las mujeres, incluidas las de derechas y eso se plasma en la novela. Enriqueta evoca que la República planteaba una España con protagonismo para la mujer y, en cambio, esa España nunca más ha sido posible: laicismo, colegios mixtos, derecho al aborto, derecho al divorcio…, muchas de esas cosas que parecen conquistas recientes ya existían en la República.

"Este retroceso", argumenta, "unido a la educación franquista que hemos padecido y nos ha hecho más intolerantes, afecta fundamentalmente a las mujeres. También la derecha española ha sido víctima de una cosa: podría haber tenido una España de color y ha tenido una España gris, plúmbea, donde todo el suelo patrio es una fosa común. Hoy en día la derecha todavía tiene miedo a enfrentarse a esa España gris y negra que tenemos. Cualquier reforma que se plantea, por ejemplo en educación, les suena a esa España que quisieron exterminar. Están como prisioneros de eso".

La locura está muy presente en la novela. Rara es la mujer que no termina mal de la cabeza… Y explica, "que después de setenta años, a diferencia de países como Argentina o Chile, seamos la excepción que no ha roto con la dictadura, creo que ha producido una especie de locura colectiva: unas personas se creen los guardianes de las esencias más ultra; y otras personas, afectadas por unas coacciones que siguen existiendo, no ya militares, pero sí económicas o de exclusión social, y que no pueden abordar el tema republicano. El miedo está presente y está produciendo situaciones que llevan a la locura. Por ejemplo, ¿cómo actuarías si sabes que eres un niño robado y estás dentro del sistema que está impidiendo esa recuperación de la memoria histórica? Es una locura, y en esa situación puede haber 30.000 bebés robados en estos momentos. A éstos, que ya pueden ser abuelos y abuelas, les animaría a que acudieran los jueves a las ocho de la tarde a las manifestaciones que hay en la Puerta del Sol contra la impunidad".

La Iglesia católica es la institución que peor parada sale en Memoria vigilada, representada, fundamentalmente, por don Ignacio, el cura. Y Enriqueta lo tiene muy claro, "aquí ha habido un entramado, a raíz de la Transición, en el que tanto los medios de comunicación, como los movimientos sociales, como los servicios secretos se mezclaron de tal manera que el poder de la Iglesia pudiera permanecer. No cuestiono la labor de los curas rojos; lo que me preocupa saber es cómo consiguió la Iglesia, que era parte fundamental del golpe de Estado, incorporarse al nuevo mundo. La Iglesia, a través de una labor social, pedagógica y cercana también a la izquierda, termina empotrándose en el sistema como si no hubiera pasado nada y ejercer el poder como hasta ahora estamos viendo".

También pone, en la novela, bajo sospecha al socialismo interior… "Jamás llegaron a dominar los socialistas que estaban en el exilio. Libros como Soberanos e intervenidos, de Garcés; o la biografía de Llopis, de Bruno Vargas documentan cómo surgió el socialismo de nueva creación, financiado por la socialdemocracia alemana, entremezclada por intereses norteamericanos. O, Martín Villa, en Al servicio del Estado, narra cómo se fue consiguiendo que una parte del franquismo estructural permaneciera".

Como una de las conclusiones, la novelista tiene muy claro que fue lo que ocurrió en el 36: "Fue un golpe de Estado frustrado que dio lugar a la guerra porque hubo unos apoyos internacionales que suponen una interferencia extranjera en asuntos propios, y un primer capítulo de la Segunda Guerra Mundial. La guerra es consecuencia de un golpe de Estado contra la legalidad vigente y democrática que era la República. Los vencedores asientan la ilegalidad en todos los órdenes, se construye un edificio ilegitimo, ilegal que llega hasta la Transición. Y como en la Transición no hay ruptura, se legitima a través de los votos la herencia del franquismo".

Después de tanto investigar para la Memoria vigilada, pregunto a Enriqueta su opinión sobre la ley de Memoria histórica. Y me cuenta, "creo que es un paso, pero es muy timorato. Ya en su preámbulo parece que pide excusas en la denuncia al franquismo. Abre puertas en ciertos asuntos, pero no acaba de haber sido aprovechada para una condena clara y firme en todos sus términos contra el franquismo y no permite ese borrón y cuenta nueva. Tiene que desarrollarse y avanzarse sobre ella. Se ha quedado muy corta".

A cada comentario que hace, me parece evidente que el Régimen se perpetuó… Lo tiene muy claro: "El caso de Garzón nos muestra cómo desde el poder se impide un juicio al franquismo, y sin embargo se permite la apología del fascismo: las calles están llenas de símbolos franquistas, Falange Española es legal…, en ningún país democrático de nuestro entorno se permitirían situaciones similares".

Aquí os pongo los trabajos sobre una de las múltiples fosas del genocidio franquista:


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