“Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza / del cielo se abre como una boca de muerto”, escribía Pablo Neruda.
El miedo nos bloquea, nos impide avanzar, progresar. El miedo es instrumento, es táctica de los poderosos, de los manipuladores, de los violentos, de las religiones. Nos quieren meter el miedo, miedo a dioses y pecados; miedo a enemigos desconocidos; miedo a la inseguridad. Tienen la sartén por el mango y nos imbuyen el miedo en el cerebro para ser dóciles hasta el patetismo. Y al final tenemos miedo hasta del miedo, como niños, como niñas indefensas en la oscuridad de la noche. El miedo se nos enreda, nos roba iniciativas, sueños, objetivos. Nos convierte la sonrisa en gesto falso y nos inmoviliza el alma buscando una seguridad que no es tal.
No es valentía la vacuna contra el miedo. Es hacer lo que hay que hacer. Ser nosotros mismos, nosotras mismas. Es respirar hasta el fondo sin la presión del pánico, sin la presión del poderoso. Es romper cadenas y encontrar aliados, cómplices de luchas y batallas que siempre se ganan si se pelean sin miedo.
También escribía Neruda: “Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños.” No hacen falta héroes, que los cementerios están llenos de ellos. Simplemente es utilizar derechos. La ley te ampara para pelear por las conquistas logradas por otros. La ley te ampara para que defiendas tus derechos. Tu dignidad te empuja a levantarte frente al miedo, frente al poder. Unidos, unidas, somos más. Somos multitud. Tenemos que sacudirnos el miedo por nosotros, por nosotras, por nuestros hijos y nuestras hijas. Tenemos que ser ejemplo para la juventud, para la ciudadanía que empieza a despertarse. Para esa juventud que tiene que quitarse orejeras ante un futuro incierto.
Sin miedo. De la mano. A cara descubierta. Con la ley por delante vamos a la huelga. Como cantaba Rosana, sin miedo la suerte está contigo, “Sin miedo, lo malo se nos va volviendo bueno / Las calles se confunden con el cielo… Sin miedo, las manos se nos llenan de deseos / Que no son imposibles ni están lejos.”
No es valiente el que no tiene miedo, el que no tiene miedo es un temeroso, el valiente es quien persigue su sueño a pesar del miedo, el que sigue adelante con su proyecto, a pesar del miedo. Un abrazo, Alfonso, como siempre un gusto leerte.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, mujer valiente.
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