Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

jueves, 19 de mayo de 2016

Paca Sauquillo, presidenta del MPDL y Coordinadora de la Comisión de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid

Sauquillo en su despacho, fotografiada por @frlorente

“Intento que la Memoria Histórica no sea un arma arrojadiza”



Es uno de esos extraños casos de madrileña por los cuatro costados, además con fuertes vínculos en Fuenlabrada. Su vida ha sido, es, y todo apunta que seguirá siendo un no parar. Camino de los 73 años vive con intensidad y mantiene la pasión aquella rebelde estudiante de Derecho antifranquista. Manuela Carmena le ha encargado una “patata caliente”: ordenar la memoria histórica de la ciudad. Además, continúa peleando y concienciando a favor de los más desfavorecidos del mundo.

P. Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid, le ha pedido que se ocupe de poner orden en el callejero, placas, rótulos, símbolos, estatuas de la ciudad…, en relación con la memoria histórica de la capital. Una labor intensa…
R. Me parece que es una patata caliente aunque no debería ser así. En otros países dan mucha importancia a la memoria histórica porque si desconoces la historia de tu ciudad, la democracia no está completa. La gente debe saber qué ha pasado y por qué. No consiste en juzgar hechos históricos, sino en recuperar la memoria. En Europa y Latinoamérica esto se hace bien, pero en España es un arma arrojadiza entre izquierda y derecha, especialmente en la Comunidad de Madrid.

P. De cualquier forma, hay una “ley de Memoria Histórica”. ¿Cree que es una ley que no funciona?
R. Creo que es una buena ley, moderada, pero se ha interpretado mal. Tiene un preámbulo muy bonito en el que se aboga por la concordia, el acuerdo, el reconocimiento para que reconozcamos o cerremos de forma efectiva un capítulo de la historia. Luego está el artículo 15, que es lo que se ha interpretado erróneamente. Este artículo afirma de manera muy clara que los símbolos y los rótulos de las calles que signifiquen el ensalzamiento de la sublevación y la violencia tienen que ser cambiados porque hieren a muchas personas. Por otra parte, hay que recuperar a personas e instituciones que jugaron un papel muy importante.

P. ¿Por ejemplo?
R. Por ejemplo, la Institución Libre de Enseñanza y otras más desconocidas como el Liceo de Mujeres que jugó un papel muy importante y estuvo ubicado en el actual Ministerio de Cultura. Ahí debería haber una placa. También debería recordarse que en la actual Presidencia de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol, estuvo la Dirección General de Seguridad, que jugó un papel de represión. Habrá que hacer un vestigio de qué fue y lo que fue y…, no pasa nada. Lo mismo con la demolida cárcel de Carabanchel y la cárcel de Ventas.

P. Entonces ¿su objetivo con “la patata caliente”?
R. Intento que la memoria histórica no sea un arma arrojadiza, sino un reconocimiento de personas que faltan y personas invisibles como son la mayoría de mujeres que han sido sacadas de la historia. Mi opinión es quitar lo menos y poner lo más. Para ello he dicho a la alcaldesa que quiero crear un comisionado de personas de reconocido prestigio: cronistas, archiveros, historiadores, bibliotecarios. Una comisión consensuada de personas independientes que también incluyera un urbanista arquitecto y que creara un museo de la historia de Madrid.

P. La Transición está muy ligada con la memoria histórica…
R. Mi generación hizo la Transición pero no vivió la guerra, vivió la dictadura de Franco. La guerra finalizó hace más de setenta años, pero la dictadura hace cuarenta. Ciertamente no fuimos capaces de cerrar la Transición recuperando la memoria histórica porque en su momento no era una reivindicación de la sociedad. El eslogan del momento era “libertad, amnistía y estatuto de autonomía”. Curiosamente, a la memoria empezó a dársele importancia a partir del año 2000. La relevancia se la dieron en primer lugar nuestros hijos y nuestros nietos y luego nosotros mismos, que vimos que países como Francia, Alemania, Argentina…, empezaban a recuperar su memoria y no pasaba nada.

P. La Transición parece que se pone en entredicho por algunos sectores. ¿Cómo definiría ese momento histórico?
R. Visto cuarenta años después se puede pensar que deberíamos haber hecho más, incluso que no se hizo bien, pero había que haber estado ahí en ese momento. En mi caso, por ejemplo, defendí las últimas ejecuciones de pena de muerte. Un juicio sumarísimo que se ventiló en veinticuatro horas. Hay que recordar que hasta 1978 existía la pena de muerte en nuestro país. Me parece bien que se revise la historia, pero los que la vivimos, o al menos yo, pienso que no podíamos llegar a más en ese momento, porque lo que teníamos era ansia de libertad y democracia. Creíamos también que con la libertad y la democracia íbamos a conseguir la mejora de las condiciones de nuestro país, como efectivamente se consiguieron. De hecho, la Transición española se ha puesto de modelo en todos los países del mundo.

Captada por @frlorente
P. ¿Cómo recuerda aquel tiempo?

R. En aquel momento yo había fundado la Organización Revolucionaria de Trabajadores, la ORT, y apostábamos por la ruptura con el franquismo, pero efectivamente nuestro objetivo era la libertad y la democracia. La Transición empezó en la década de los setenta como un movimiento organizado. Previamente, en la década de los sesenta surgen las Comisiones Obreras, las comisiones de los barrios, las asociaciones de vecinos y los movimientos profesionales de gente que estábamos contra la dictadura, a favor de la democracia, de las libertades y de que España fuese un país democrático dentro de Europa. Por una parte, estaban los inmovilistas del régimen y por otra, grupos que querían hacer cambios violentamente, fundamentalmente ETA. España no podía seguir así, así que apostamos por la organización de las masas y comenzamos a rebelarnos pacíficamente. De quienes vivimos la Transición habrá muy pocos que renieguen de ella. Quienes la están revisando no la vivieron o, efectivamente, no estaban por una transición.

Vergüenza

Sauquillo, presidenta del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad es abanderada de la justicia social, “creo que las ONG tenemos que defender la justicia social y no la beneficencia que es lo que desde el Gobierno del PP quieren que se implante”, asegura. Y en ese contexto, insiste en que las ONG, igual que otras organizaciones como los sindicatos, “tenemos que repensar cuál es nuestro papel”.

Pero si por algo está escandalizada Sauquillo es por la tragedia de los refugiados, también porque “la situación que vivimos con los refugiados pone en cuestión la Europa solidaria”. Con una sola palabra califica lo que está ocurriendo con las personas que huyen de los conflictos, fundamentalmente de Siria: “vergüenza”.
Tiene claro que no hay voluntad política por parte del Gobierno, “el Gobierno no ha jugado ningún papel. Tenía que haber llegado al Consejo Europeo y decir España, que  se hacía cargo de los 16.000 refugiados, que no son tantos. Y recuerda cómo en una situación peor de crisis e infraestructuras, este país se hizo cargo en los años 90 de 5.000 bosnios, croatas y serbios perseguidos.



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