Llegó hace una década al mundo de la psicología y empezó a involucrarse como voluntaria apoyando a mujeres que padecían violencia de género. Ahora, con 40 años, pareja y dos niñas, ha sufrido los recortes que por todas las administraciones se están aplicando. Unos recortes “que suponen un retroceso tremendo en los avances logrados en la lucha contra la violencia de género”.
Indudablemente, hay que tener la cabeza muy bien amueblada para atender a mujeres víctimas de la violencia de género, Mamen asegura que su trabajo no la influye en su vida familiar y “aunque me llevaría a algunas mujeres a mi casa, mi margen de maniobra es limitado. Intento no influir en ellas, simplemente busco recursos e intento ayudar. Y aunque ellas, a veces, puedan verme como su madre o su ángel de la guarda, no soy ninguna de las dos cosas”.
El miedo es un aliado del maltrato, miedo de todo tipo y a contar, porque la mujer maltratada piensa que nadie la va a creer. Lo que intenta Mamen es abrir los ojos a las mujeres y poner palabras a lo que les ocurre, palabras como: “tu marido es un maltratador”. El gran problema, según nuestra terapeuta, es que “no existe una vacuna contra el maltratador” y hace una comparación gráfica, “es como una tortura china, cada minuto cae una gotita, imparable; te roba espacios; te controla: te trae y te lleva al trabajo…”
Asegura Mamen que no se puede hablar de un perfil de maltratador, porque además eso puede “minimizar el problema”. En su opinión hay que hablar de violencia de género, no de violencia en el ámbito doméstico. Además le otorga gran importancia al entorno “y nuestro entorno banaliza y ningunea a la mujer”.
Los ejemplos sobre esta banalización los tenemos delante, por ejemplo, las revistas para mujeres, en general, cuentan como ser sexy, cómo seducir; mientras que las de los hombres nada tienen que ver con ello. Mamen tiene muy claro que, poco a poco, se va creando una moralidad colectiva de lo que es masculino y lo que es femenino. Asegura que “al hombre se le permiten actitudes violentas que, por habituales, terminan siendo normales”.
“Desconfundir”
Recuerda Carmen, que responde a prácticamente todos los sinónimos de su nombre, la primera vez que atendió a una mujer víctima de la violencia. “entonces era yo muy teórica, pero enseguida entendí que lo que esa mujer quería es que la escuchara y que no la juzgara. Lo que necesitaba es que la desconfundiera”, explica con una palabra de cosecha propia. Narra nuestra psicóloga como, a pesar de las experiencias vividas, se sigue sorprendiendo con los casos que aparecen por las consultas.
Lo que está meridianamente claro es que la violencia de género no es sólo violencia física. Nos desgrana Mamen otros tipos de violencia que son tan espantosos, si no peores, que la violencia física. Existe la violencia psicológica, en la que el hombre amenaza, insulta, desvaloriza, humilla a la mujer. Es una violencia en la que el hombre va minando el cerebro de la mujer. También existe la violencia sexual, en la que la mujer se ve forzada a tener relaciones sexuales, a realizar determinados deseos del hombre, cuando no a prostituirse.
Pero también existe la violencia económica. Esa violencia que ejerce el hombre que normalmente tiene más ingresos que la mujer, si es que ella los tiene. Esa violencia por la que él dispone del dinero y ella se tiene que “apañar”. Y por último, la violencia social. Es ese caso en que el hombre impide a la mujer que vea a su familia, o se cite con amistades, no puede salir de casa ni a hacer cursos o talleres. Es esa situación asfixiante en que quedan reducidos todos los ámbitos de la mujer a aquello que él impone, exige.
Mamen anima a las mujeres a “dar el paso, con armas, con herramientas, a anticiparse por lo que pueda pasar”, y todo ello a pesar de la violencia institucional y de que la Justicia está llevada por personas que se pueden equivocar y que a veces no es equilibrada cuando una mujer acude a juicio con una abogado de oficio y el hombre con abogados de pago.
Síndrome de Alienación Parental. Una falacia de moda
De un tiempo a esta parte, en los juicios, cuando se discute sobre la custodia de los hijos, se empieza a tener en cuenta una falacia denominada Síndrome de Alienación Parental (SAP).
El SAP, ni es síndrome ni es nada, pero parece que hubiera un lobby para que se utilice como excusa científica para que los padres quiten la custodia a las madres. Su inventor fue Richard Gardner, un defensor de la pedofilia que terminó suicidándose. Un tipo que fue sargento del ejército de EE.UU., y cuyo curriculum es inaccesible a pesar de ser considerado psiquiatra por algunos. En general, el SAP sería “el conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de sus hijos con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor”.
Es una falacia y una gran mentira que carece de consenso científico porque no reúne los criterios metodológicos científicos necesarios para ser aceptado como médico y por eso su aplicación es considerada una Pseudociencia. Además, la existencia de este síndrome no ha sido aceptada por la Organización Mundial de la Salud, ni por la Asociación Americana de Psicología, las dos instituciones más reconocidas en términos de salud y trastornos mentales.
Recortes asesinos
Mamen, hasta hace poco, trabajaba en la Comisión para la Investigación Contra Malos Tratos a Mujeres, una de las organizaciones pioneras en la lucha contra la violencia de género y en el apoyo a las mujeres maltratadas. Pero los recortes han llegado también aquí y muchas mujeres y sus hijos pueden dejar de ser atendidos, porque se atiende a las mujeres sin requisitos en un paso previo la denuncia. La Comisión sobrevive gracias a subvenciones y ahora han puesto una hucha para recoger donativos. “Es terrible el paso atrás que se está dando contra la violencia, en Castilla-La Mancha se cierran centros, en los juzgados se reducen los tiempos para atender los casos de violencia machista…” Mientras, miles de mujeres siguen sufriendo la violencia de género. Muchas veces en silencio y envueltas en el miedo.
Marea violeta
El próximo viernes, 10 de febrero manifas por todo el Estado a las 19:30 horas, contra los recortes para la violencia de género; contra la vuelta a 1985 en la ley del aborto. Por defender las conquistas. Porque nosotras parimos, nosotras decidimos. En Madrid, en la Puerta del Sol vestidas y vestidos de negro y violeta.
Marea violeta en face book. O twitter @mareavioleta con el tag: #10F
Y ahí os dejo con Huecco, con ánimo porque se acabaron las lágrimas:
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