Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

lunes, 22 de marzo de 2010

Sangeetha, niña y futbolera

Muchas personas me han comentado sobre la entrada titulada Los niños son tontos. La mayoría para hacerme ver que normalmente asumimos con naturalidad esa disputa, o ese avergonzar a los niños que son vencidos por niñas en el deporte o en cualquier disciplina. Es mucho más frecuente este hecho la situación incomprensible para Sara: que una niña gane a todos los niños y el que peor parte lleve sea el segundo, que al fin y al cabo a ganado al resto de chicos.

El bueno de Dani, que podéis recordar en esta entrada me ha remitido un correo con una historia parecida a la de Sara. Yo creo que tampoco es nada nuevo. Lo bueno es darnos cuenta de que estas situaciones se dan. Y corregirlas. Esto es lo que me cuenta Dani:

Sangeetha ha estado sorteando todas las dificultades de gustarle el fútbol, no hacerlo mal, pero ser mujer. En más de una ocasión he asistido en el “poli” del barrio a como algún chaval más mayor (en edad, pero un palmo más bajito) que ella intentaba pasarle el balón entre las piernas y San, pues eso, se lo quitaba. O como intentaba dar un pase de tacón y vaya, le salía. Les he visto acercarse unos a otros y decir, “Es buena para ser chica” y yo siempre pensaba como Sara, Que coño “para ser chica” si es que es mejor que muchos chicos.

Ha peleado mucho en el cole e incluso tuvo una época en que se llevaba el balón ella por que era la única forma de jugar. Hace un año o así, cuando ya consiguió poder participar como uno/a más lo dejo. ¿Por qué? Pues simplemente porque no entendía los piques, la competitividad y las patadas. A Ella lo que le gusta es jugar al fútbol, hacer malabarismos con el balón y si puede meter gol lo mete, pero tampoco la importa mucho que lo metan los demás y eso en el mundo infantil del patio de colegio, rodeada de chupones la cansó. Ahora juega sola por puro placer y para que no la molesten con tonterías.

¿Por qué te cuento todo esto?. Pues porque he leído el artículo de Alfonso Roldán y me ha encantado.

P.D. Gracias Dani.

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