Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

martes, 29 de noviembre de 2011

Benito Zambrano y La voz dormida

Es lebrijano y de una buena cosecha: 1965. En su tierra le conocen como El Gamba. Estudió Arte Drámatico en Sevilla y está graduado por la Escuela Internacional de Cine y Televisión de Cuba. Logró cinco Goyas por Solas en 1998, entre ellos el de director novel. Luego vino Habana Blues y ahora la imprescindible La voz dormida, basada en la novela de Dulce Chacón. Cineasta poco cinéfilo “no soy más aficionado que cualquier otro”, sí sigue y disfruta con el director Lars von Trier, que acaba de firmar Melancolía. Tomamos un café, un té y media magdalena en La Latina y nos cuenta…


(La fotografía, por supuesto, es de Fran Lorente)

Lo del Gamba es un mote familiar de Lebrija, “bueno, mi abuelo creo que era Camarón”, cuenta Zambrano, para quien “esto de los sobrenombres es como la denominación de origen de la aristocracia obrera, como un escudo de armas, una estirpe aristocrática jornalera.”

Se fue a estudiar a Cuba este hombre de Dios, y parece que los cazadores de brujas lo tienen bien anotado, que hay quien le llama “mercenario de Castro”. “Marché allí, fundamentalmente, porque en este país no existía una escuela de cine oficial, como existe ahora. Mi estancia en Cuba fue uno de los momentos más importantes de mi vida y a Cuba le debo mucho. El guión de Solas nació allí, y la idea de Habana Blues también. El pueblo cubano es maravilloso. Allí, y más siendo andaluz, me sentí como en casa. En diciembre volveré a presentar La voz dormida”.

Parece que a Zambrano la crítica le está atizando con La voz dormida…, y él se extraña, “no hay que darle más vueltas a este asunto. Me parece una reacción extraña…, pero a día de hoy, más de doscientas cincuenta mil personas han pasado por taquilla y parece que no son ni tontas ni ciegas”.

Lo que ya no tengo yo claro es qué es una “reacción extraña” y me explica que “la crítica a La voz dormida puede ser política o por un análisis cinematográfico. La primera es normal, pero la segunda es rara porque la película funciona bien. No creo que los críticos sean seres extraordinarios que ven más allá. Lo más importante es lo que piensa el espectador. Hago películas para la gente, que es quien debe juzgar. El problema es que las críticas positivas pasan inadvertidas, pero las malas hacen mucho daño porque cuesta mucho que se llenen las salas”.

Pero, con todo, el director de La voz dormida asegura no sentirse mal, “estaría mal si no hubiese visto lo que la gente ve en las salas. He sentido mucha agresividad en las críticas por el contenido de la película, cuando la tesis de ésta es que hubo una guerra que nunca tuvo que haber ocurrido. Los españoles querían un sistema democrático, nunca una guerra ni ese largo paréntesis de la dictadura. Creo que hay que buscar justicia histórica y un reconocimiento para aquellas personas que fueron leales a la democracia, perdedoras y humilladas. No hablo de meter en la cárcel a los culpables o a los cómplices del franquismo, pero sí de saber qué pasó y cómo pasó”.

Porque en La voz dormida hay malos…, “es que eran malos. Por poner un ejemplo, si en una película los nazis aparecen como un poquito buenos, se hunde el mundo…, y aquí, Franco era amigo de los nazis. Aquí vino la legión Cóndor a participar del golpe de Estado; y en Hendaya, Franco y Hitler sellaron su complicidad”.

La Iglesia tampoco sale muy bien parada en la película… La Iglesia fue incitadora y cómplice del golpe de Estado. Hay que preguntarse por qué la Iglesia no influyó para que hubiera una verdadera reconciliación en 1939, por qué no puso freno a esa orgía de sangre acabada la guerra. Por qué cuando a Franco le sacaban bajo palio, nada hizo para frenar esa sangría. “Cuando se conozca la magnitud de la sangría, conoceremos la magnitud del silencio y la complicidad de la Iglesia. Pienso que la Iglesia debería pedir perdón”, asegura Zambrano.

Nuestro director relata que el 1 de abril, “cautivo y desarmado el ejército rojo”, ya no había guerra, pero comenzó el genocidio, el exterminio, la venganza. El historiador Julián Casanova hablaba de quinientas mil personas en cárceles y campos de concentración, además del exilio. Los republicanos fueron vencidos y después aplastados sin piedad.

Llama la atención la visión femenina de la película. Decía yo que la mujer republicana perdió la guerra por partida doble: por mujer y por republicana. “Perdió por lo que dices y por lo que se estaba construyendo y no pudo conseguir. Perdieron más que los hombres. Las mujeres presas vivieron un infierno, una angustia indescriptible por sus familias, especialmente las que tenían hijos y veían cómo se les morían. Pero las mujeres mostraron gran valentía y una fortaleza impresionante por algo que no podían perder: la dignidad. En este sentido creo que la película se me ha quedado pequeña porque la realidad fue mucho más dura”, explica Zambrano.

Y reitera y desmitifica que haya mucha película de guerra y postguerra… “Sólo un dos por ciento de las películas abordan este tema. En los últimos once años sólo ha habido dos cintas anuales que tengan que ver con la guerra civil o la postguerra”.

Sobre La voz dormida, la película, puedes leer aquí.

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