Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

sábado, 26 de noviembre de 2011

Blanca Estrella Ruiz / Clara Campoamor / Violencia de género

Es tan menuda como elocuente. Elocuencia que nace de una luchadora convencida. Encadena anécdotas, peleas, alegrías, tragedias, logros…, que tiene como para escribir un libro. Igual que Clara Campoamor es tozuda y honesta. Harta de las “trifulcas domésticas” llevó a la ONU el término “violencia de género”, y allí fue reconocido internacionalmente. Su padre fue condenado a muerte por el franquismo, pero gracias a su abuela aprendió a no tener rencor, a tener amistades en todo el espectro político y a admirar a Clara Campoamor. Es bilbaína y está afiliada al Partido Socialista, pero tiene claro que “por encima de los intereses partidistas están los derechos de las mujeres”.

Cuenta Blanca Estrella que a los 8 años se encaraba a “sus monjas”, para decirles que tenía derechos y que a los 12 decidió no ir a misa porque era roja, “Sus monjas” la criaron entre los 7 y los 17 años. Asegura que fueron muy buenas con ella. Tanto, que a día de hoy mantiene la relación. A los 17 empezó en la lucha antifranquista en Bilbao, “en todas las organizaciones que podía”. Estudió magisterio, que para ella era vocación. Y por tener antecedentes de familia roja tuvo que pelear y ganar, como una campeona, una plaza.

La enseñanza la abandonó “voluntariamente obligada”. A los cuatro años de dar clase, en 1965, fue destinada a un pueblo de un valle ubicado entre Cantabria, Burgos y Euskadi. La escuela estaba hecha un desastre, abandonada, “así que marché al Ayuntamiento para que me la limpiaran. Allí me dijeron que era problema mío, así que me apañé como pude… En un cajón apareció una bandera franquista del tamaño de la que tenéis en la plaza de Colón de Madrid, así que la hice trocitos con la tijera y la repartí a los niños y a las niñas para que me ayudaran a limpiar. Quedó la escuela niquelada. El problema es que luego lavé los trocitos de la bandera hecha trapos y…, los tendí. Un falangista me denunció por ultraje a la bandera y tuve que salir por pies. Abandoné “voluntariamente” el magisterio y pude entrar a trabajar en Telefónica de telefonista, hasta que me jubilé”.

Y en Telefónica también dando guerra, se sucedieron las sanciones “porque yo nunca me he callado”. Pero también trabajando en Telefónica empezó a tomar contacto con las mujeres maltratadas, aproximadamente hacia 1972. Los viernes por la noche llamaban llorando porque las amenazaban…, “y sólo me tenían a mí y a la policía”. En realidad de ese buen rollo que se fue generando, posteriormente surgirían las oficinas de atención a las mujeres.

Clara Campoamor

Blanca Estrella preside la Asociación Clara Campoamor y es heredera de su legado. Me cuenta que siempre le ha llamado la atención su generosidad, su tozudez y su honestidad, pero destacaría dos momentos de su trayectoria: que logró un derecho básico para las mujeres, votar. Y lo hizo en solitario. Tan importante fue esto que en 1977 hubo que recurrir a la ley de 1932 para garantizar el sufragio universal. El otro momento que destaca es la lucha que mantuvo para defender a aquellos jóvenes militares que se rebelaron en Jaca por la República. Ella logró impedir que se les aplicara la pena de muerte. Las familias de estos militares siempre estuvieron, y están muy agradecidos a Clara Campoamor por aquella pelea. Esto le une a ella a Euskadi, pues los detenidos eran de San Sebastián.

Para Blanca Estrella, Clara Campoamor fue una “adelantada a su tiempo”. Ella defendió a muchas mujeres en divorcios de parejas relevantes como Concha Espina o Josefina Blanco; ella consiguió eliminar la palabra “bastardo” de la legislación; impidió que la República legalizara la prostitución y criminalizó al proxeneta y al cliente porque si no hubiera clientes no habría prostitución; con Primo de Rivera movilizó a los intelectuales y eliminó la pena de muerte; hizo una ingente labor en las prisiones para lograr que se respetaran los derechos de los presos; aunque quedó en el cajón elaboró una ley del aborto…, e hizo algo muy importante: la ley de los derechos de los niños y las niñas de la República, que aglutinaba, de todas las leyes, todo lo que afectaba a la infancia. “Esto es algo que a día de hoy seguimos reclamando cada legislatura”, proclama con firmeza.

Surge en los ojos de Blanca Estrella un brillo especial cuando habla de Clara Campoamor: “Ha sido la mujer más importante en la defensa de los derechos de la mujer, de los presos y de la infancia. Pilar Lois, que fue la primera pediatra colegiada y ahijada suya, nos decía que hay que rescatar no sólo del olvido, también del desprecio la figura de Clara Campoamor. Además fue la representante de la dignidad de las mujeres. Después de trabajar codo con codo con Manuel Azaña, éste decidió relegarla del segundo puesto en las listas electorales. Entonces ella se fue y encabezó la lista del Partido Radical, gracias a lo cual formó parte de la comisión que redactó la Constitución de la Segunda República”.

Es en 1985 cuando legalizan la asociación Clara Campoamor, uno de sus objetivos era el empoderamiento de las mujeres. Y recuerda que “el objetivo era sensibilizar y movilizar a las mujeres para exigir de sus jefes hombres derechos y participación en los cargos orgánicos e institucionales. Nuestra asociación, junto a Mujeres de Extremadura conseguimos que se aprobara la cuota del 25 por ciento de representación de mujeres…”

Blanca Estrella se muestra favorable a las cuotas, “¡Ojalá no tuviera que estar a favor de ellas! Pero a día de hoy no queda otro remedio”.

Eso sí, en su opinión han cambiado profundamente los políticos, “yo aprendí mucho en mi juventud de hombres obreros como Redondo, Rubial, o mujeres como Pasionaria. Yo, el rasgo que pido a la clase política es humildad. A mí los obreros me lo enseñaron todo y dan mil vueltas a la mayoría de los políticos actuales. Los políticos deber tener carácter, formación, dignidad, compromiso personal. Creo que no se ha dado un relevo en condiciones”.



Ley contra la violencia de género

Intento provocarle un poco con La ley integral contra la violencia de género, que existe, pero da la impresión que la lacra de la violencia no desaparece. “La ley está atada y bien atada. Tiene muchos enemigos y muchos desencantados. Yo me rebelo”, asegura, “lo que hay que hacer es obligar a desarrollarla. Por ejemplo, la ley dice que quien incumple una orden de alejamiento debe ir a prisión pero ¿cuántos ingresan en prisión? En ocasiones, después de treinta o cuarenta denuncias, al final el hombre asesina a la mujer, y mientras las instituciones miran para otro lado. Se da el caso de que el juez dictamina “orden de alejamiento”, pero luego las policías no ejecutan esa orden. La ley está siendo retorcida y viciada”.

“¿Alguien será responsable?”, le espeto. Y ella: “El estado de derecho es responsable de la vida de la mujer, denuncie o no denuncie, porque el espíritu también forma parte de las leyes y se está actuando contra el espíritu de la ley, haciendo una lectura torticera de la misma. Ni una sola mujer puede morir asesinada. Si muere una sola mujer es porque los instrumentos democráticos del estado no han funcionado y por ello exigimos responsabilidades. Por ejemplo, la ultima mujer asesinada en Bilbao había puesto más de treinta denuncias y el hombre andaba suelto. A esa mujer la han matado porque alguien no cumplió la ley y eso es fraude de ley de quien sea”.

Y no se amedrenta ante el futuro... “Al próximo gobierno le voy a solicitar una entrevista para incidir en que se reduzcan los organismos y que la violencia de género dependa directamente de la Primera Vicepresidencia del Gobierno, para que el Gobierno tome las riendas del control y desarrollo de la ley”.

Para los medios de comunicación. Eso sí, tiene una de cal y otra de arena: “Gracias a las organizaciones de mujeres y a los medios de comunicación existe la ley. Los medios de comunicación han estado a la altura de las circunstancias. En primera línea. Luego, aparte, hay televisión basura y cadenas que usan a famosos y la violencia de género para ganar dinero. Eso tendría que estar prohibido”.

Para saber sobre la Asociación Clara Campoamor y sus delegaciones, pincha AQUÍ.

Y sobre Clara Campoamor, puedes ver AQUÍ.

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