Nada tiene que ver esta película con la estrenada en 1952 basada en el relato de Hemingway. Sí tiene que ver, por el contrario, con un poema de Víctor Hugo, La gente pobre (Le pauvre gens). Y es que los poderes se están cargando el sentimiento de clase, “el patrón ha logrado enfrentarnos, como siempre”, y lo que queda es pobre gente.
Es esta historia un canto al amor, a la amistad, a los principios, a la honestidad.
Es una película necesaria que batalla contra las campañas de desprestigio dirigidas a los sindicalistas y a los sindicatos. En ella se verbaliza una evidencia: “la juventud se piensa que todo estaba hecho. No hemos sabido enseñar a los más jóvenes los sacrificios y las luchas realizadas para conquistar los derechos”.
Nuestro protagonista es un honesto sindicalista de la tradicional CGT francesa, que lleva 30 años peleando en unos pequeños astilleros en Marsella. Estos tiempos de crisis le llevan al paro junto a unos compañeros.
Un hecho brutal, incompresible, brutal, que demuestra eso de que el hombre es un lobo para el hombre, hace que los sólidos principios se tambaleen. La vida de estabilidad y felicidad familiar; la profunda amistad sufre un duro revés.
Pero hay profundas raíces, profundos principios y complicidad extrema. Ahí aparece el poema de Víctor Hugo: “Aunque no tengamos dinero para cinco, podemos hacer huevo para dos hijos más”.
Como afirma el director en una entrevista: “No hay dos pueblos, uno autóctono, asalariado, sindicado, que vive en urbanizaciones, y otro en paro, inmigrante, delincuente, que vive en las afueras. La política y el cine pueden ayudar a desenmascarar esta impostura intelectual”.
Director: Robert Guédiguian.
Guión: Robert Guédiguian (Poema: Victor Hugo).
Reparto: Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan.
País: Francia.
Muy buenooo!!!!
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