Las vacaciones no surgieron por arte de magia. (Plentzia) |
Fue el 11 de julio de 1936,
cuando el socialista francés Léon Blum instituyó en Francia la semana laboral
de 40 horas. El escenario político y social de ese país, ante la acometida
nazi, era entonces muy complejo; la política social de Blum despertó el
optimismo de los trabajadores.
Los empresarios, que temían el
estallido de una revolución, negociaron con el gobierno, y el 20 de julio de
ese mismo año, el parlamento otorgó a los trabajadores 15 días de vacaciones
pagadas.
A ello se sumó un descuento en el
“boleto de vacaciones anuales” para el ferrocarril, transporte que movilizó a
los primeros 600 mil trabajadores turistas de la historia. Un año después, en
1937, la cifra se triplicó.
En España fueron las Cortes
Constituyentes de la Segunda República las que aprobaron una Ley de Contrato de
trabajo, con derecho a siete días de vacaciones.
El 10 de diciembre de 1948, en el
artículo 24 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el derecho a las
vacaciones fue consagrado:
Toda persona tiene derecho al
descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la
duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas”.
Vamos, que esto de las vacaciones no es algo que surgió por arte de magia. Fue un derecho peleado y conquistado gracias a los trabajafores organizados. Sí. Gracias a los sindicatos de clase.
Vamos, que esto de las vacaciones no es algo que surgió por arte de magia. Fue un derecho peleado y conquistado gracias a los trabajafores organizados. Sí. Gracias a los sindicatos de clase.
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