En Tiffany's Desayuno con Donetes en una foto de FRAN LORENTE. |
Alemana de
nacimiento, llegó a España con seis años. Pensaba que se iba a encontrar con toros
corriendo por las calles, que la imagen que tenía de este país era la de los sanfermines . Ella no se acuerda muy de
las cosas de la infancia, pero dice que le decían que quería volverse a
Alemania, que estaba “horrorizada” con la oscuridad que inundaba todo recién
muerto el dictador. Pero…, de la noche a la mañana “todo cambió a color, llegó
la movida y la calle se llenó de gente divertida en un lugar en el que se
mezclaba la modernidad con los toros, el botijo y las torrijas…
P. Es a finales de los ochenta
cuando nace Vampierella…
R. Trabajando en El Independiente me inventé un personaje
que recorría las calles de Madrid al que le pasaban muchas cosas, que se
encontraba a otros personajes y, claro, Vampirella, el personaje de cómic era
perfecta: venía de otro planeta y recorría la noche… La gente empezó a pensar
que era Almodóvar, que era tal o que era cual, pero no acertaban nunca. Y ya,
cuando me conocieron, todo el mundo empezó a llamarme Vampi, y hasta ahora. Y yo, encantada, que además con apellidarme
Aznar… ¡figúrate!
P. Haces trabajo de periodista,
pero te autodefines como cuentista.
R. Aunque parezca que hago
muchas cosas, siempre hago lo mismo, que es contar historias, a veces reales y
a veces de ficción; a veces por escrito; a veces en radio; a veces en
televisión o en cine. Después de doce años colaborando en El País y catorce en Radio Nacional, no veía forma de trabajar,
hasta que surgió el proyecto del documental. El periodismo lo veo complicado.
Cuando trabajas en algo como esto se convierte en tu ser, y lo eres veinticuatro
horas al día, todos los días del año. Los periodistas deberían tener claro para
quien trabajan: para las empresas de comunicación y sus intereses, o para las
personas. Y nos debemos a la gente. Actualmente las empresas de comunicación
salen adelante con jóvenes sin experiencia, que no cobran y que son moldeables
por la empresa. No tienen ni idea de trabajar para la gente y la calidad baja
escandalosamente.
P. Ahora estás embarcada en
contar la crisis en un documental con ojos de niños y niñas.
R. Es algo que nadie ha contado.
Son opiniones y preguntas de personas de entre seis y diecisiete años. Los más
pequeños aportan una vertiente cómica que explican, por ejemplo, que “Rajoy es
un señor que nos ha robado todo el dinero”. Con ocho o nueve años la cosa
cambia. Han entrevistado al portavoz de los médicos encerrados en el Gregorio
Marañón, al portavoz de los bomberos…, han hecho entrevistas que ya quisieran
muchos periodistas.
P. Habrá momentos impactantes.
"Negociando" la foto con Fran Lorente en una foto mía. |
P. Con estas cosas que vemos y
cuentas…, ¿aún podemos ser optimistas y mantener la sonrisa como tú haces?
R. El sentido del humor nos
salva la vida.
P. Se te identifica con el glamour…
R. El glamour se puede comprar con dinero, la elegancia, no. El glamour
es ponerse un tacón, ir a una buena peluquería. La persona más elegante que he
visto fue saliendo de Irak, en plena guerra. En el control que tenía el
ejército en el aeropuerto había una tribu del norte de África que volvía de La
Meca, con su guía. Este hombre era muy alto y muy delgado, vestía con una tela
de saco y unas alpargatas. No he visto a nadie más elegante en mi vida. Me
considero más fetichista. De hecho, soy vicepresidenta de la Academia del tacón
de aguja, que fundé con Berlanga y él la presidía.
P. Lo de fetichismo suena a
sexo…
R. El fetichismo es otorgar a
los objetos un valor que les es ajeno. No sólo es sexual. Cuando una persona
lleva una medallita de la Virgen del Rocío, también es fetiche.
P. Has escrito mucho sobre sexo
e hiciste un master univesitario sobre el tema. ¿El sexo no es algo que se
aprende con la práctica?
R. No, no, no. Todo lo humano se
puede estudiar. El sexo engloba biología, sociología, psicología… La educación
sexual debería enseñarse en los colegios, pero enseñando más allá de cómo
funciona el aparato reproductivo.
P. ¿Qué es más allá?
R. Por ejemplo, por qué nos
enamoramos.
R. Porque hay un proceso
psicobioquímico. Hay una sobredosis de feniletilamina.
P. ¿Es una enfermedad?
R. Es un accidente y una
enfermedad pasajera. Puede durar como mucho cuarenta y ocho meses, aunque puede
haber recaídas con la misma persona, o con otras. En realidad es una trampa de
la naturaleza para que nos reproduzcamos. Estaría muy bien saber que es un
trastorno pasajero, saber que el príncipe azul es una figura de cuento; saber
cómo la cultura influye en la forma de relacionarnos. Así evitaríamos
situaciones que, por ejemplo, llevan a la violencia de género; o a situaciones
de excesiva dependencia económica y afectiva. Pero quizá toda esta información
no es interesante para el sistema. Las cosas serían distintas porque la
educación nos libera.
“La educación
sexual debería enseñarse en los colegios”
“Los periodistas
deberían tener claro que trabajan para la gente, no para la empresa”
“Joana nos contó su
desahucio, cómo apareció la policía a las cinco de la madrugada, con cascos,
escudos, botas…”
Twitter: @SoyVampi
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