Coincidiendo con las navidades de hace
cincuenta años, se estrenó Charada.
Un 5 de diciembre en Estados Unidos y un 20 de diciembre en aquella España que
también en ese año inauguraba el sistema de los dos rombos en la televisión.
Para quien tuviera televisión, claro. Cincuenta años después los dos rombos
son algo prehistórico (que no descarto retornen viendo como van las cosas); sin
embargo, Charada sigue viva. Sigue siendo una película de suspense, intriga,
humor, romántica…, una entretenida película de enredos. De esas que al final nos deja una sonrisa
dibujada en la cara.
A
mediados de 1962, Betsy Drake, la
tercera esposa de Cary Grant,
después de doce años de matrimonio pide el divorcio a su marido. Muerta la
supuesta pasión, les unirá una gran amistad que nunca se desvanecerá. A pesar
de que Grant parece que era un tipo bastante insoportable en su vida privada,
el matrimonio se disolvió apaciblemente. A Grant, aunque era gay, todavía le
quedaban dos matrimonios más: “Cuando estoy casado quiero estar soltero y
cuando estoy soltero quiero estar casado”, aseguraba con ironía. En un contexto
emocional exultante de estabilidad, relajado y tranquilo inicia el rodaje de Charada, que fue su última película de rotundo éxito.
Aún
recuerdo yo en mi infancia ver charadas en la sección de pasatiempos de los
periódicos. La Academia de la Lengua nos recuerda qué es una charada: “Acertijo
en que se trata de adivinar una palabra, haciendo una indicación sobre su
significado y el de las palabras que resultan tomando una o varias sílabas de
aquella.” La palabra viene del francés charade,
por lo que la traducción del título al castellano, por una vez y sin que sirva
de precedente, es bastante ajustada.
Charada
es una peli de mentiras y mentiras. De trepidante intriga pero muy fácil de
seguir si no te levantas a hacer pis o a abrir una Coca-Cola. Es decir, es
recomendable sentarse a verla con todas las necesidades cubiertas.
El
argumento está basado en un libro de Peter
Stone, The unsuspecting wife. Ahora
bien, el guión final también tiene bastante de enredo. Resulta que el autor lo
llevó de estudio en estudio y nadie le hizo ni caso. El tipo no se rindió y novelizó el guión. La novela tuvo éxito
y los estudios consideraron, ahora sí, que era una novela guionizable para hacer de ella una película. Así se escribe la
historia.
Genial pregunta: "¿Cómo haces para afeitarte ahí?" |
La
peli es tanto una homenaje al maestro Hitchcock
como una fina parodia de su genial
suspense. Quizá por eso también hay aparición de director (Donen) y
guionista (Stone). Cuando Reggie (Audrey
Hepburn) se dirige a la Embajada de Estados Unidos para encontrarse con
Bartholomew (Walter Matthau), dos
hombres entran en el ascensor cuando ella sale. El hombre que cuenta una
historia sobre una partida de póker es Stone, curiosamente doblado (en inglés)
por Donen. La voz del marine que vigila la Embajada al final de la película vuelve
a ser Donen.
El
inicio es contundente: Un hombre muere asesinado y arrojado de un tren. Después
vendrán los psicodélicos créditos. Y después aparece Reggie, el personaje de
Audrey Hepburn comiendo en una terracita de Los Alpes. Dicen que aparece
comiendo muchas veces para quitar esa imagen de anoréxica que no era. Y
comienzan los preámbulos del enredo conociendo a un elegante y maduro Peter
Joshua, interpretado por Cary Grant. Bueno, en esta escena es Joshua aunque
también será Adam Canfield, Alexander Dyle, y Brian Cruikshank… Éste tipo
ayudará a nuestra adorable protagonista
a investigar las casusas de la misteriosa muerte de su marido y de 250.000
dólares. Evidentemente, al marido no será ella la única que le busque…, que
hasta la CIA aparece en este peligroso enredo.
Las
escenas se suceden trepidantes de acción y humor, incluido ese humor negro del
que se hace gala en el velatorio del marido muerto. Un velatorio por el que van
desfilando unos tipos tan extraños como peligrosos.
Entre
mentiras, medias verdades y desconfianzas surge el amor, también envuelto en
humor:
- Te
quiero, Adam...
- Ya
lo sé. Ya me lo dijiste.
-
No. La última vez dije: “Te quiero, Alex”.
El
rodaje de exteriores se hizo íntegramente en París (hay guiño a Un americano en París, al igual que lo
hay hacia los hermanos Marx) y parece que hubo un gran ambiente en todo el
equipo, incluidos Hepburn y Grant. Se dijo que la película fue un intento de
unir a ambas estrellas en la pantalla. Pero ante la posibilidad de que Cary
Grant no aceptara finalmente el papel, pues era muy reticente a hacerlo debido
a la diferencia de edad entre ambos (25 años) y que ya había rechazado trabajar junto a Audrey en Vacaciones en Roma,
se barajaron otros candidatos para el papel. Parece que tenían en la recámara nombres
como Robert Redford, Paul Newman o Warren Beatty. A mí me suena raro pero Grant, aceptó poniendo como
condición que el personaje de Hepburn debía ser el más fuerte de la relación.
Vamos, al revés que la movida de Vacaciones
en Roma.
De
cualquier forma, la anécdota que se destaca por todas partes es que cuando
Peter y Reggie llegan por primera vez a la habitación del hotel donde ella se
hospeda, Reggie le pregunta que dónde están, y Peter le responde “En la calle
en la que tú vives” (On the street where
you live)", que es el título de una canción del musical My Fair Lady, en cuya versión
cinematográfica Audrey Hepburn haría el papel de Eliza Doolittle el año
siguiente.
Mi amada Audrey, evidentemente, está maravillosa. A veces inocentona, a veces muy
lista, con perfil cómico, enamorada sin miramientos a la hora de decirlo, y
elegante. Dicen que es su segundo mejor vestuario tras Vacaciones en Roma. Y…, ¡ves! Me enrollo. Mañana os pongo el poema
preferido de Audrey. Un poema que leyó en su funeral su íntimo amigo y
compañero Gregory Peck.
Dirección: Stanley Donen
Intérpretes: Cary Grant, Audrey
Hepburn, Walter Matthau, James Coburn, George Kennedy.
Guión: Peter Stone
Música: Henry Mancini
Nacionalidad: Estados Unidos
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