Estimado Felipe:
El coche molaba, lo que no recordaba era el Lacoste. |
Ayer no pude
escribir estas líneas porque estuve escuchándote y viendo el ambiente
madrileño. Según avanzó la jornada se me puso un dolor de cabeza fuerte por la
presión atmosférica, supongo.
Tú no te acordarás,
Felipe, pero te conocí en una Feria del Libro de Madrid hace un porrón de años
y, aunque quizá equivocado, me dio un poco de lástima tu vida. Iba yo con mi
cuadrilla con las hormonas preadolescentes encendidas y tú con tu madre, todo
estirado ¡y con traje! Si eras un crío y hacía calor… No me extrañó ese extraño
color de piel que lucías: entre moreno y verde, poco infantil y poco humano.
Bueno, ya antes,
viviendo Franco incluso, en aquellos días oscuros por los que bajo mi casa
volaban botes de humo, represión y miseria, te recuerdo en las revistas y en
los periódicos. Te recuerdo cuando venían los reyes, los magos, con un montón
de regalos. Te recuerdo en un cochecito que debía molar un montón por los
jardines de tu casa.
Desde entonces han
pasado muchas cosas: has ligado con mujeres espectaculares y te has casado con
una colega de profesión a golpe de zapping;
que, es broma; así se las ponían a Fernando VII (las bolas de billar, claro).
Soy un poquito más mayor que tú, de la edad de tu hermana Cristina (pobrecilla
la que le ha caído por amor hacia tu cuñado) pero bueno…
Mientras andaba yo
por la Facultad de Periodismo y haciendo la mili (ni te imaginas las cosas que
había en los cuarteles en esa época) tú andabas de arriba abajo por el mundo.
Te fotografiabas en aviones, barcos, helicópteros… Vamos que has venido
viviendo en un permanente estado de parque de atracciones con pulsera para
subir en todas las atracciones.
Por la cosa del
machismo imperante en la institución monárquica no has sido un príncipe
destronado y mira tú, has terminado siendo el rey de la noche a la mañana. Que
aquí hacemos un rey en menos tiempo que te hacen una radiografía y, por
supuesto, una mamografía.
No estás empezando bien
Te han proclamado
jefe de estado entrando, en mi opinión, un poquito por la puerta falsa. De
repente tu padre abdica, o sea, dimite, supongo porque las cosas no iban muy
bien… Entre los elefantes, Corina, la falta de transparencia en los gastos, tu
cuñado Iñaki, tu otro cuñado, tu hermana, tu otra hermana…, vamos que de
familia ejemplar poco a pesar de vuestra selecta educación, católica,
apostólica y romana. Vamos que tú mismo y tu esposa os reclináis ¡ante Rouco!
Corrige eso rápido que aunque esto no es un estado laico, es aconfesional y
puede molestar a los súbditos, bueno, ciudadanos.
No. No estás
empezando bien. Lo digo para que rectifiques antes de que te veas dimitiendo
como tu padre. En Madrid, reconócelo, fue muy poquita gente a verte porque ya
no hay confianza en la monarquía. La cosa quedó muy distante, que había más
policía y ejército que súbditos, perdón, ciudadanía. De poco me sirve, por
ejemplo, que hayas andado de colegueo con Sabina y su bandera tricolor cuando
la represión que ayer se vivió en Madrid fue escandalosa. Lo puedes ver porque
he oído que en tu despacho te has instalado un ordenador. ¡Joé, cómo curraba tu
padre sin ordenador!
En fin, te iba a
soltar un rollo sobre el discurso que diste, que me pareció flojo y,
paradójicamente más de los mismo, que si tu padre ha dimitido ha sido para
impulsar un cambio que ya está dándose en la sociedad y lo mismo se lleva por
delante la monarquía si no estás atento. Lo mismo mañana o pasado ya te cuento.
Lo que me da mal
rollo, camarada, es que con casi cincuenta años que tengo, si no cambian las
cosas de verdad, por ley natural moriré y tu seguirás siendo jefe del estado.
Mira desde que nací he vivido bajo la dictadura de Franco, la jefatura del
estado que éste dejó en manos de tu padre y tú.
¡Y no he votado a ninguno! Sin embargo, en este periodo de tiempo, en
Estados Unidos ha habido nueve presidentes de República, siete en Francia,
quince en Alemania, seis en Italia. Oye, que eso no es inestabilidad, es
recambiar, quitar telarañas, evitar que el poder corrompa…
Venga. Echa un ratillo en ver lo que de verdad pasó el día del inicio de tu reinado. Esto es sólo un ejemplillo. Y eso, para empezar bien, dinos cuánto ha costado el evento, que luego mira los líos de tu cuñado. Como madrileño me interesa especialmente ya que he pagado por tres veces: Casa Real, Gobierno y Ayuntamiento, y la ciudad está hecha una caca en todos los sentidos con esto de la Botella y los recortes. Supongo que lo sabes.
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