Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

sábado, 7 de junio de 2014

Rafael Narbona y su "Miedo de ser dos"


Narbona y su reflejo por @frlorente.

Os dije después de leer Miedo de ser dos que iba a dar con el autor. Y así fue. Suelo ser cumplidor. Y que mejor que estos días de feria de libro en Madrid para mostrar nuestro encuentro. Cuenta con miles de seguidores en su blog y en las redes sociales gracias a unos artículos que a nadie deja indiferentes. Tanto, que últimamente ha tenido problemillas de amenazas. Gran conocedor de la historia reciente y, particularmente, de los entresijos que se cuecen en Euskadi, o casi mejor Euskalherria, aunque siempre saldrá alguien que le espete que “no tiene ni puta idea”. Esas cosas nos pasan a todos.

No sólo es escritor y crítico en El Cultural. Y es que antes de su jubilación ejerció como profesor de Filosofía en un instituto madrileño. Una jubilación un tanto complicada en cuyo proceso encontró el apoyo de CCOO y concretamente de la persona que le asesoró: Luís Castillejo, “una persona muy humana y muy simpática”. Quizá por su condición de docente, en el libro narra sus experiencias escolares, “sufrí mucho en la escuela. Considero que no  aprendí nada”, explica.

Por su experiencia como profesor tiene muy clara su postura ante el sistema educativo: “Soy totalmente anarquista. Creo que los colegios deberían desaparecer en su forma actual. Las escuelas desempeñan una función social básicamente represiva de normalización en el peor sentido de la palabra. Un instituto se parece a la mili, donde tiene que sobrevivir; donde los más débiles sufren el acoso de sus compañeros y donde la masificación impide que los profesores tengan un trato más cercano y más humano”.
Es Narbona muy crítico con la Administración que “ha impuesto unas normas donde lo importante son los resultados estadísticos. No se puede educar desde una perspectiva estadística, sino humana”.

En este sentido, alaba el modelo finlandés, “con clases sin masificar, profesores de refuerzo y donde se evalúa el comportamiento solidario entre compañeros. Es decir, se evalúa lo intelectual y lo humano. Se trata de que el niño tenga curiosidad y ganas de aprender, y que lejos de la coacción los chavales saquen lo mejor de sí mismos”.

En su blog da a diestro y siniestro “porque estoy profundamente cabreado; creo que no soy el único; con la brutalidad policial, con los recortes, con las pérdidas de derechos sociales…” Recomienda, en este sentido, los artículos de Vicenç Navarro. “un economista serio que aporta unos datos que quien al leerlos no se cabreé es porque es multimillonario, sin conciencia o inhumano”. Lo tiene claro Narbona: “Hace falta un cambio radical.


P. Eres crítico literario y también escritor. ¿No suena un poco raro? No me imagino yo a Boyero dirigiendo pelis, por ejemplo.
R. Hay muchos escritores que han empezado como críticos. Es muy extraño que un crítico literario no tenga la fantasía de ser escritor. Hay un porcentaje muy notable de escritores que han comenzado como críticos literarios.

P. ¿Y…, tienes valor suficiente para soportar las críticas?
R. Si son adversas te duele porque un libro es algo muy personal donde se depositan muchas ilusiones, pero es entendible que te pueden poner a parir y lo he aceptado.

“La literatura, literalmente, me ha salvado la vida”


P. Existe la costumbre de etiquetar los libros. El suyo yo no sé si es biográfico, o una sucesión de relatos, o una enciclopedia de suicidas, o un manual de autoayuda, o un manual del suicida. En algún momento lo ha calificado como “autopsia de una enfermedad”. ¿Es literaturaterapia?
R. Sería un género nuevo. Los géneros literarios yo no sirven para explicar la literatura contemporánea. Como crítico muchas veces he cuestionado que existan los géneros. Los géneros tradicionales se han visto desbordados por la literatura del siglo XXI. El libro que yo he escrito ha sido mi tabla de salvación. A mí; la literatura, literalmente, me ha salvado la vida. Si no hubiera escrito este libro no habría encontrado alternativas, y tal vez mi enfermedad se hubiera exacerbado. No sé si hubiera tenido un final trágico, pero iba en esa dirección. En 2010 empiezo a escribir literatura de creación y sí ha sido una terapia que me ha salvado la vida.

P. ¿Supone este libro la salida del armario de un bipolar?
R. Nunca he ocultado mi condición de bipolar. De hecho publiqué una carta en El País, pidiendo una salida del armario de aquellas figuras públicas con trastorno biopolar, que son muchos. Ha habido gente como Catherine Z. Jones que lo ha reconocido. En España, varios escritores también, como Leopoldo García Panero. Creo que quienes padecen esta enfermedad deben dar la cara y ayudar a normalizar la percepción de este trastorno, que afecta a casi el 2 por ciento de la población, mientras que sólo están diagnosticados el 30 por ciento.

P. ¿Por qué la importancia del diagnóstico?
R. A muchas personas, como mi hermano, no se les diagnostica nunca y suelen tener una vida desordenada o un final trágico. Es la enfermedad que tiene más porcentaje de suicidios. Más que la esquizofrenia o la depresión. La etiología de la enfermedad se desconoce. Hay una serie de genes que están alterados. Se puede ser portador del gen y transmitirlo sin padecer la enfermedad, que da la cara cuando algo desborda los recursos del individuo. En el libro reflejo los momentos más duros, más negros. Algún capítulo lo he escrito en momentos de desesperación en que veía el suicidio como una salida razonable.

P. En alguna parte defines la bipolaridad como “un contrato indefinido con el sufrimiento”.
R. Es una enfermedad crónica, incurable, que se puede controlar a través de la medicación, la psicoeducación…, pero que siempre está ahí. Hace unas semanas, con el cambio de tiempo y la salida del Sol experimenté un empeoramiento depresivo. La llegada de la primavera es una época nefasta. Somos biología, pero nos cuesta reconocerlo.

Guerra civil y Transición

P. En Miedo de ser dos uno de los leit motiv es la Guerra Civil…
R. Es algo que marcó mucho a mi familia. Mi familia tenía una posición económica bastante desahogada. Mi abuelo Vicente, por el hecho de ser republicano, fue expulsado de la carrera judicial. Durante la guerra mi padre, que era profesor, fue intérprete traductor de las Brigadas Internacionales en el frente de Madrid. Después vinieron las represalias. Para poder trabajar como periodista fue obligado a trabajar como censor muy a su pesar, algo que me avergonzaba. En la postguerra hubo muchas personas que para sobrevivir tuvieron que hacer cosas que no les gustaba.

P. Es usted de esa generación que vivió la Transición siendo muy joven. También es un tema que trata en su libro con un sentido crítico…
R. Cuando Carrero Blanco fue asesinado, mi madre, como tantas, pensaba que era el incio de otra guerra. Recuerdo las manifestaciones asesinatos como los de Arturo Ruiz, Mari Luz Nágera, los Abogados de Atocha… Sí tuve la sensación de que la Transición no fue un cambio real, sino un paripé por el que el régimen se autoreformaba para sobrevivir. Y el tiempo nos ha dado la razón.

“Hace falta un cambio radical”


En el Paseo del Prado, pillados por @frlorente.
P. Pero si no se hubieran dado pactos como los de la Moncloa sí podría haber habido mucha más violencia y represión. Quienes tenían las armas eran los otros…
R. Lo que quiero decir es que la Transición no la hicieron ni el rey ni Suárez, sino el pueblo español, que es quien protagonizó infinidad de huelgas y manifestaciones. Si hubo un cambio no fue por las instituciones, sino por la gente que se comprometió y exigía un cambio. Es cierto que la correlación de fuerzas era asimétrica. ¿Qué probablemente no se pudo hacer otra cosa? Es cierto. Pero aquí los criminales han tenido cargos. Hay 114.00 personas en fosas; la tortura se ha seguido utilizando; tenemos un jefe del estado impuesto, inviolable, inimputable; seguimos con calles dedicadas a franquistas y el infame Valle de los Caídos. El problema vino en los 80. La victoria de Felipe González desmovilizó a la sociedad. Parecía que ya se había producido el cambio y lo que vinieron fueron las grandes reformas neoliberales, pero se puso de moda ser frívolo, la movida…

P. También mencionas la movida en tu libro, con cierto amor odio. Por una parte la destacas su “espíritu transgresor, su frescura, su desprecio por los tabúes…”, pero dio lugar a “una generación sin espíritu de resistencia, ajena al compromiso”.
R. Almodóvar, por ejemplo, hizo películas que hoy día no se podría ni rodar. Ahora hemos vuelto a un ambiente de puritanismo. La movida estuvo muy bien, pero por otro lado se puso de moda poner a parir a Marx. El compromiso social se veía como algo ridículo…

P. Están muy presentes en Miedo de ser dos el cine y la literatura…
R. Mi padre era escritor y en casa había una enorme biblioteca. Fui un niño solitario, uraño, depresivo y la afición al cine y la literatura han jugado un papel en mi supervivencia. A los 16 años empecé a tener fantasías autodestructivas y uno de los argumentos a favor de vivir era ver otra película o leer otro cuento. Siempre retrasé escribir por no repetir el caso de mi padre. Murió en 1972. Era un autor muy reconocido con quince libros publicados, pero…, luego cayó en el olvido. Sólo le conocen los especialistas y yo tenía miedo de sufrir un fracaso similar.
Y terminamos, y Rafa arrancó su moto...

P. Y dejas clara tu fascinación por Marilyn Monroe y Autrey Hepburn
R. Una es la elegancia, la espiritualidad. Sus películas son divertidas. Marilyn es una figura trágica que sufrió una infancia terrible, que nunca fue feliz. Mi fascinación por Marilyn no es como objeto erótico, sino por la vulnerabilidad, por lo fácil que era hacerla daño.

P. En el libro hablas de la muerte, del amor, de Dios, pero… los animales parecen algo muy importante para ti.
R. Tengo seis perros, cuatro gatos, un loro y un hurón. Mi casa es un albergue, un refugio. Los animales son un aspecto fundamental de mi vida. Me han dado amor, cariño. Cuando he pensado en suicidarme pensaba que no saldrían adelante sin mí. Creo, como decía San Francisco de Asís, que son nuestros hermanos menores.


4 comentarios :

  1. Miguel Ángel Roldán9 de junio de 2014, 1:02

    Perdón: Leopoldo MARÍA Panero.
    Seguía a Rafael Narbona. Ahora también a tí. Gracias por la entrevista.

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  2. Gracias Alfonso por la entrevista, merecido reconocimiento a Rafa Narbona, a su trabajo y la gran ayuda de divulgación que supone para muchos Miedo de ser dos.

    Un amigo me comento “Si quieres conocerme mejor, lee Miedo de ser dos”, lo hice en un fin de semana, ahí se abrió ante mis ojos lo incomprendido, no se si podré ayudar a mi amigo, pero si se que gracias a Miedo de ser dos, podré estar ahí y intentar comprender.

    ¡Un abrazo para los dos!!!

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    1. Gracias Ginamel. En realidad, un poco también se me puede conocer a mí a traves de algunas historias de Miedo de ser dos. Creo que a muchos, y a muchas, de una generación. Otro abrazo.

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