Final del final del Lokarri con música de fondo. |
Fue en octubre de 2011 cuando escribí Agur ETA, como puedes recordar aquí. Hoy toca, pues, agur Lokarri.
Recuerdo que la última vez que fui al Teatro Campos, hace ya dos
años, estuve viendo a Juan Diego,
disfrutando de La lengua madre de Juan José Millás. En esta ocasión acudí
junto a Dolores García, Loli, de la Ejecutiva de CCOO de Euskadi y no había
teatro en el Campos, sino realidad.
El acto estuvo envuelto en emociones contradictorias tal como le
ocurría a Paul Ríos, coordinador de
la organización. Ríos, que cuenta 41 años, hablaba de una doble sensación: de
agradecimiento pero también de cierta pérdida. Lógico sentimiento porque lleva
desde los 19 años trabajando por el acuerdo, por la consulta, por la
reconciliación. Pero lo fundamental es el futuro, un futuro “opimista”, en el
que se vislumbra “una gran corriente de fondo de construcción de la convivencia”,
explicaba Ríos.
Y ahí sigue Lokarri,
que se despide con el sueño de una sociedad reconciliada en 2020. Una sociedad
en que todas las víctimas de la violencia hayan sido reconocidas y reparadas.
Una sociedad en la que ETA se haya desarmado de una forma seria y reconozca el
injusto daño causado; una sociedad en la que el Estado investigue su
implicación en violaciones de derechos humanos, derogue las leyes de excepción
y los partidos impulsen la convivencia, la memoria y la reconciliación. Ese
futuro es posible.
Por el escenario del Campos también pasó Brian Currin, abogado surafricano, “facilitador” y líder del Grupo Internacional de Contacto (GIC).
Este grupo fue públicamente presentado el 15 de febrero de 2011 tras un tiempo
de trabajo discreto. Periodo en que hubo contactos con todos los partidos
políticos excepto el PP.
Prácticamente todo el mundo estaba dispuesto a colaborar, incluida la Iglesia.
El empresariado incluso hizo pública la carta por la que ETA anunciaba su decisión de acabar con el llamado “impuesto
revolucionario”.
Currin, el sábado, quiso llevar a Bilbao algunas reflexiones de Nelson Mandela, a quien no pudo traer
en su momento al País Vasco. Citando a Mandela, habló Currin del cambio: “el
cambio no es cambiar a los demás, sino cambiarse a uno mismo. Esa es la parte difícil
del cambio”; de lo maligno: “lo maligno no son las personas, sino las políticas”;
y la reconciliación, “algo más que un marco legal. Algo que tiene que surgir de
las propias personas”.
Currin concluyó proclamando que “no es política, son puros
derechos humanos el acercamiento de los presos”.
Hubo tiempo para el recuerdo, para explicar la transformación de
Elkarri en Lokarri. Aquellos tiempos en que lo importante era mirar hacia
adelante, no cuántas personas había detrás de una pancarta… Personas anónimas
que cada vez fueron más, generosas, comprometidas, inteligentes.
Y aunque en directo grabé 20 segundos como puedes ver pinchando AQUÍ, inserto este tema, con subtítulos en castellano, Txoria, txori, de Mikel Laboa, que se cantaba tras las concentraciones de Lokarri.
No hay comentarios :
Publicar un comentario