Blog de Alfonso Roldán Panadero

Autorretrato
Mi foto
En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

martes, 17 de marzo de 2015

Germán Fernández y su "Infiltrado reticular"

Momento presentación de novela rodeados de extraterrestres.
Germán es mucho Germán. Es decir, una persona normal escribe 50 sombras de Grey, luego lo pasa al cine y se forra. Pues no. Germán escribe La saga de los borelianos, que no es un trío, sino una trilogía protagonizada por seres verdes y cartilaginosos... 
En esta ocasión no he tenido que buscar al autor de una novela de la que recientemente hablé, Infiltrado reticular, porque habíamos quedado previamente. Vale, somos amigos y esto no es una entrevista al uso. Son algunas preguntas que le disparé en la presentación del libro. Y claro, imposible no tutearle.



- En la página 101 descubrimos el por qué del término “infliltrado reticular”, pero ¿de dónde sale lo de “borelianos”? Suena a aurora boreal, pero de ahí no paso…

Eso viene de cuando estudiaba álgebra en primero de carrera: “Un conjunto boreliano es cualquier conjunto en un espacio topológico que se puede formar mediante unión numerable, intersección numerable y complementariedad de conjuntos abiertos (o equivalentemente de conjuntos cerrados)”
Emile Borel fue también el que inventó el llamado "Teorema de los monos infinitos" en su artículo "Mecánica estadística e irreversibilidad", publicado en el Journal de Physique en 1913:

"Supongamos que se ha adiestrado un millón de monos para golpear al azar las teclas de una máquina de escribir y que esos monos mecanógrafos trabajan con entusiasmo diez horas al día con un millón de máquinas de escribir de diferentes tipos. Al cabo de un año, resultaría que entre su trabajo se encontraría copia exacta de los libros de todo tipo y en todas las lenguas conservados en las más grandes bibliotecas del mundo."
En el libro El azar (1914) parece que cambió de opinión:
"Si mil monos golpearan al azar las teclas de mil máquinas de escribir durante un año, no podrían reconstruir los volúmenes de la Biblioteca Nacional." (de Francia)
Y en Las probabilidades y la vida (1943) ya no estaba seguro de nada:
"Un mono que golpea al azar sobre el teclado de una máquina de escribir podrá casi seguramente escribir todos los libros de la Biblioteca Nacional de Francia."
Lo de menos eran los monos. Todo esto era para explicar la mínima probabilidad de que ocurran sucesos en física estadística.

- Sin entrar en detalles…, la nave se llama Argos “un nombre muy adecuado para la misión que se me había encomendado…” Así que me fui a la wikipedia y… ¡me encontré con veintitrés referencias!

...queda para la segunda parte de la trilogía. Cuando la presentemos me lo preguntas otra vez.

- Yo no sé si hay inspiración en ET, La guerra de las Galaxias, La escoba espacial, Los viajes de Gulliver, Star Trek

Todos esos y más. 2001... ¿alguien se acuerda de Espacio 1999 o de Los siete de Blake? Y no sólo de la ficción. Que también están los programas de Jiménez del Oso. Bueno, no sé por qué he dicho eso de “no sólo de la ficción”. El caso es que veía todos aquellos programas: Más allá, La puerta del misterio. Aquella época en la que sólo teníamos en la tele la Primera Cadena y el UHF tenía sus ventajas. Hoy en día, como la ardilla de la metáfora, puedes recorrer la televisión saltando, según lo que te guste, de serie americana en serie americana, o de programa de cotilleo en programa de cotilleo, o de deporte en deporte. Pero entonces ver la tele significaba ver de todo, y eso, sobre todo en la tierna mente de un adolescente como yo, dejó su poso.

- Y luego están las citas de cine que nada tienen que ver con sus correspondientes películas: Testigo de cargo, Solos en el desierto, La gran evasión

Solos en el desierto no la conozco, supongo que te refieres a Solos en la oscuridad. Sí, muchos títulos de capítulos rinden homenaje, con mayor o menor acierto, a películas, pero también a series de televisión, novelas, incluso centros comerciales y juegos infantiles... Y no te olvides de las referencias musicales a El hombre que sabía demasiado y Casablanca.

- Se trata de un libro de ciencia ficción, un género que parece que vuelve a estar de moda, pero aprovechas para criticar, para hacer referencias a problemas universales, terrícolas y, si me apuras de este país: mercados, recortes, fronteras… Claro la llamada “novela social” yo no vende… ¿Esa cierta sensibilidad social ha salido espontanea o está estudiada?

La buena ciencia ficción trata precisamente de eso. Es una manera de tomar distancia con los problemas de nuestro mundo, pero para contemplarlos desde un nuevo punto de vista. Yo lo he incluido a ver si consigo que el libro pase por buena ciencia ficción.

- Por cierto, sin desentrañar nada… ¿Eres militante antitabaco?

Sí, pero sin desentrañar nada, ni a nadie, que tampoco hay que ser tan extremista. Cada vez me molesta más el humo del tabaco.

- Hay preguntas inevitables y poco originales como ¿qué hay del autor en el protagonista de la historia? En tu caso está claro. Además de ser verde… ¿eres un investigador reconvertido en hombre de acción? O bueno, al que las circunstancias llevan a ser un hombre de acción?

No. En este libro no. Quizá haya más de mí en la segunda parte, donde, entre otros personajes, aparece un adolescente tímido e inteligente.

- El lenguaje, la comunicación, la interpretación están muy presentes. ¿Y esos nombres imposibles de dónde salen? Supongo que tienes amaestrado a tu procesador de textos para que no te corrija permanentemente.

Hay de todo. Algunos son juegos de palabras que no voy a desvelar, dejo al lector el trabajo de descubrirlos. Otros los he sacado de las webs donde me he documentado, esas webs que hablan de la presencia de los extraterrestres entre nosotros, que describen las diferentes razas... Sin esas webs, este libro no habría sido el mismo. Los larguísimos nombres de los pleyadianos y sus robots los he sacado de la toponimia de la India. Allí los nombres de los lugares ya son bastante largos, pero es que yo además he concatenado dos para cada nombre. Ningún nombre es aleatorio, que yo recuerde.

- A pesar del humor que está permanentemente presente en la novela, hay un regusto algo amargo sobre lo que somos los terrícolas (párrafo pág. 236). La pregunta que te haría viene en el cuaderno de bitácora de la nave Argos: ¿Es una civilización avanzadísima que trata de ocultar su poder, o no son más que unos bárbaros subdesarrollados con ínfulas?

Selfie y homenaje al doctor Spock, tras presentar "Infiltrado reticular".
Pues yo a veces me hago la misma pregunta.

- Oye. ¿Los robots y las robots tendrán sentimientos?

En la página 212 me pregunto si sufren dolor. Y eso ya es un sentimiento, ¿no? Imagino que si sienten dolor, también podrán sentir alivio, y de ahí a la alegría (o a la tristeza) hay un paso. Otra cosa es si se pueden enamorar. Que no creo. Pero igual algún personaje de la segunda parte opina lo contrario.

- Una última cuestión… Claro, después de leer la novela, el Universo parece la Gran Vía en hora punta. ¿Tú crees que hay vida por ahí fuera?

Hombre, una novela de ciencia ficción sin nadie ahí fuera, teniendo en cuenta que el primer humano no aparece hasta el capítulo 53, me habría quedado bastante aburrida. Como dicen en la película Contacto, “Si estuviéramos solos, ¡cuánto espacio desaprovechado!”
Como aún no sabemos cómo apareció la vida en nuestro planeta, no sabemos cómo de probable es. Como científico no puedo contestarte. Pero personalmente creo que el Universo es tan enorme que estoy casi seguro que, por lo menos, tiene que haber microorganismos en algún sitio por ahí fuera. Y los últimos descubrimientos nos dicen que en cuanto se acumula la cantidad suficiente de oxígeno en la atmósfera (y son los propios microorganismos los que lo generan) aparece la vida pluricelular, animales y plantas. Así que yo confío en que haya algo ahí fuera.
Otra cosa es la vida inteligente. En esto hay división de opiniones.
Alguien cuyo nombre se me escapa dijo que ni siquiera estaba seguro de que hubiese vida inteligente en la Tierra.
Pero Arthur C. Clarke decía “Estoy seguro de que el universo está lleno de vida inteligente. Simplemente son demasiado inteligentes como para venir aquí”. 
Y acabo con otra cita de este escritor y científico:

 “Existen dos posibilidades: o estamos solos en el Universo o no lo estamos. Ambas son igual de aterradoras.”

Vale. Ya sé que es largo. Pero si no pudiste acudir o estás con la moral por los suelos, puedes ver el video de la presentación de Infiltrado reticular.







No hay comentarios :

Publicar un comentario