¡Caray! , a pesar de haberse estrenado hace bien poco y
estar nominada a un Óscar (primera película chilena nominada) no la proyectan
en muchas salas. No creo que haya que buscarle tres pies al gato, pero es una
peli como para que tuviera más salida. Rezuma entusiasmo por vencer al dictador
Pinochet, pero fundamentalmente está basada en la alegría. Entusiasmo, color, alegría
y humor son los condimentos en que se basó la campaña publicitaria que
consiguió derrocar a Pinochet (la franja horaria del NO, frente a la del SI) en
aquel plebiscito convocado por el propio régimen en 1988.
Una campaña que supo poner en positivo un “no”; que tuvo que
vencer las resistencias de los propios defensores del no, más proclives a
destacar el negativo y gris presente y pasado del régimen dictatorial;
imposible de olvidar. Una campaña, que ya en marcha, sufrió censura,
persecución y amenazas contra sus creadores. Aunque es cierto que no se trataba
de los duros primeros tiempos del golpe, ya que, como recuerdan al principio de
la cinta, igual que los gringos estuvieron detrás del golpe contra Allende,
también estaban a favor del “no” en el plebiscito. Esos tiempos fueron narrados
en 1982 por Costa-Gravas en Missing,
que fue nominada a cuatro Óscar y logró el de mejor guión adaptado.
Evidentemente la campaña de No es mucho menos costosa y más honesta que la que se desarrolla en
La cortina de humo, pero sí existe
ese pequeño trasfondo de “lo profesional”. En No, los trabajadores de una agencia publicitaria trabajan por el
no, y los jefes, por el sí. Es la lucha de clases llevada a la publicidad, y al
final, existe cierta caballerosidad, cierto respeto por el trabajo bien hecho.
Es interesante la relación entre el jefe y el personaje protagonista
interpretado por Gael García.
Aunque en un principio aseguren que ganar el plebiscito
sería un milagro, que la campaña se da por perdida desde el principio, en
humilde opinión, una campaña bien hecha puede despertar indecisos o aportar un
10 por ciento, pero las campañas no ganan por sí solas. Como diría Lenin, deben
darse las condiciones objetivas, y si el gringo está contigo…, pues mejor.
A mí me ha gustado la película más allá de que se abuse un
poco de los primeros planos de los bellos ojos de Gael García. Me ha gustado
porque es un falso documental de la trastienda de un intenso momento político.
Me ha gustado porque hay que serguir diciendo no en positivo y con alegría,
defendiendo la alegría, que decía Benedetti.
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