“Todas las materias que implican pensamiento y creatividad se quieren denostar”
Lourdes fotografiada por @frlorente en el madrileño barrio de Las Letras |
Lourdes de Abajo nació en La Bañeza
(León) en un cercano 1974. Hace cinco se vino a Madrid para impartir la
asignatura de Música en un instituto de enseñanza secundaria. El amor por la
música nació gracias a la influencia de sus padres, así que con sólo ocho años
comenzó los estudios en su ciudad, una ciudad pequeña sin oportunidades
musicales. Nunca mejor dicho, tuvo que irse con la música a otra parte: al
conservatorio de León, luego al de Valladolid, luego al de Oviedo… Allí tuvo
como profesora a Tsiala Kvernadze, una exiliada georgiana que, con mucho
trabajo y mucha disciplina terminó por decidir a Lourdes y ligar su futuro al
de la música.
Tiene Lourdes la licenciatura como
profesora superior de piano y como profesora de solfeo, teoría de la música,
transposición y acompañamiento, pero además, como poeta ha ganado varios
premios y publicado algunos libros como Aniquilación
mía y Paiseaje adentro. Además ha
publicado un libro CD con composiciones propias, poemas de Luis Luna,
ilustraciones de Juan Carlos Mestre y prólogo de Antonio Gamoneda.
Desde luego no vive la música, su enseñanza,
el mejor momento en la comunidad de Madrid. Dice Lourdes, testigo excepcional
como profesora, que la música está relegada a un plano secundario en las etapas
obligatorias de la enseñanza. Asegura que estamos a miles de años luz de países
europeos donde la música es parte cotidiana de los hogares.
Recuerda que hasta finales de los
ochenta la educación musical era casi elitista, circunstancia que se corrigió
hace veinticinco años. En ese momento hubo un flujo migratorio que supuso que
los músicos españoles elevaran su nivel lo que ha llevado a que actualmente
haya grandes profesores en las aulas. Existe la semilla y sería una pena
desperdiciarla.
“Desgraciadamente –asegura
Lourdes- estamos encaminados a perder lo que pueden enseñar esos profesores e
incrementar ese valor” porque no se dan
cuenta los gobernantes que la cultura debe ser un valor al alza.
Lourdes de Abajo tiene
meridianamente claro que la música es importante porque desarrolla una parte
del individuo que no desarrolla otra materia. Los niños y las niñas que
aprenden música tienen más facilidad para otras áreas como la lengua o las
matemáticas.
Es decir, es todo lo contrario a
la idea del ministro Wert de considerarla “una materia que distrae”. Con estas
afirmaciones, asegura Lourdes, se evidencia que “existe un desconocimiento de
la música y su estudio”.
En este sentido, cuenta Lourdes
que la música, al igual que la filosofía son materias que hacen pensar, “pero
estamos en un momento en el que no se quieren ciudadanos pensantes, sino
obedientes, sumisos y fáciles de manipular. Todas las materias que implican
pensamiento y creatividad se quieren denostar. El arte es el que cambia el
mundo, no los mercados”.
Para Lourdes. “es una lástima que
se pierda el sentido de grandes pedagogos como Orff o Kodaly, cuya idea era
acercar la educación musical a todo tipo de alumnado y no sólo a quienes acuden
a centros especiales que forman profesionalmente”.
En este sentido el ataque a la
música es en todos los frentes. Los conservatorios suben las tasas y la
titulación que se obtiene, aunque se equipare con la universitaria, sigue sin
pertenecer a este ámbito. Del mismo modo, las escuelas de música municipales
tienen precios desorbitados y se quedan sin profesorado.
Con este panorama, Lourdes cree que es imprescindible la concienciación
por parte de la sociedad, “con el primer latido cardíaco en el útero materno,
ya hay ritmo; por lo tanto ya hay música”. La música es algo innato en el ser
humano y, algo pesimista, Lourdes está viendo como los gobiernos “se ocupan
mucho de la economía y se olvidan de formar personas”.
Las ocurrencias del ministro Wert ha llevado a convertir en Madrid la asignatura de música en optativa. Además reduce el horario lectivo de la asignatura con lo que la calidad caerá estrepitosamente. En primaria, la enseñanza musical se reduce a cuarenta y cinco minutos de clase de coro. “Con ese tiempo es inviable”, explica Lourdes, ya que sólo los ejercicios preparatorios (como respiración) implicarían media clase. Luego hay que realizar práctica vocal, grupal…, “con cuarenta y cinco minutos es imposible”, asegura nuestra profesora.
En la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), hasta ahora era una asignatura obligatoria hasta tercero, ahora, junto a otras asignaturas también pasa a ser optativa y se priva al alumnado a tener unos conocimientos mínimos imprescindibles.
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