
Pocas escenas se desarrollan en el exterior de ese hospital.
Ese macrohospital que nos puede recordar
al Clínico o la Princesa de Madrid. Un lugar de vida y muerte que es vivienda
de residentes extranjeros con experiencia aunque maltratados por ser
extranjeros. Según cuenta el director desde el conocimiento, en principio, la
película quería ser un homenaje a esos médicos extranjeros residentes que
cubren las guardias y siempre están ahí cuando las cosas se ponen feas, al
menos en Francia. Abdel, interpretado por Reda Kateb, es ese médico argelino
que a pesar de sus conocimientos vive bajo la espada de Damocles.
Abdel será el verdadero referente del joven residente Benjamin,
destinado a ser un gran doctor siguiendo la estela de su padre en el mismo
hospital. Pero Bejamin tiene que enfrentarse a sus miedos, inseguridades, a sus
límites, a las presiones familiares, de los pacientes, de los compañeros…
La historia de Benjamín es la sonora música de fondo de la
vida de un hospital público gestionado por un gestor que nada sabe sobre cómo se
gestiona un hospital. ¿Os suena? Es la historia de recortar en material y
personal, en ausencia de camas, en tratar a pacientes como bultos que ocupan
camas. Es cómo enfrentarse ante la muerte inevitable, son las condiciones
laborales, el corporativismo, las injusticias. Es una marea blanca con momentos
intensos.
Si trabajas en la sanidad pública, deberías verla.
Director: Thomas
Lilti.
Guión: Pierre
Chosson, Baya Kasmi, Julien Lilti, Thomas Lilti.
Reparto: Vincent
Lacoste, Reda Kateb, Félix Moati, Jacques Gamblin, Marianne Denicourt, Carole
Franck, Philippe Rebbot.
País: Francia.
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