Fotografiado por @frlorente, Fran Lorente, en el café Central |
Se autodefine como un
“músico de la puta base” y es que, cuando contaba veinte años, después de que
aquello que se llamaba “mili” lo trajera hasta Madrid desde su Andalucía natal,
ya andaba por las calles tocando música. “¿Te acuerdas del grupo de africanos
que tocaba en la calle Preciados que tenía un blanco. Pues el blanco era yo”.
Lorenzo Azcona ha tocado todo tipo de instrumentos con todo tipo de bandas y
grupos desde los ochenta. Hoy, que se trabaja“tres veces más y cobras tres
veces menos que en los ochenta”, la cosa cultural y musical la ve muy
complicada. Sin ánimo de ser apocalíptico, espeta: “Si seguimos así, la música
en vivo corre peligro de desaparecer”, por eso tiene muy claro que el 20 de
mayo se unirá a la iniciativa del Día sin música. No va a tocar ni el saxo,
“sin duda el instrumento más seductor”.
P. No es sólo que hayas tocado con todo el mundo, es que tocas de todo. O sea, todo tipo de instrumentos. Eso es vocación y amor al arte...
R. Es verdad que tengo una vocación extrema y que empecé con la
guitarra, de la que ahora sigo impartiendo clases, pero también es cierto que
soy multi-instrumentista por necesidad, porque ya a fines de los 80 había que
tocar más instrumentos para vivir.
P. A la música se puede llegar de muchas maneras: por el entorno
familiar, por el estudio, siendo autodidacta… ¿Cuál es tu caso?
R. En mi familia siempre se escuchó mucha música. Mi abuela
estudió la carrera de piano en sólo tres años y habría sido concertista si la
Guerra Civil y lo de ser mujer no se hubiera interpuesto en su camino. A mí
abuelo lo asesinaron en la guerra y luego ella se tuvo que dedicar a dar clases
de piano. Yo comencé a estudiar en el Conservatorio de Málaga, pero me aburría,
así que me compré los mejores libros y me convertí en autodidacta.
“La música vive de nosotros, no nosotros de la música”
P. De músico callejero pasaste a tocar con cantautores como Krahe,
bandas como La Unión o Burning. ¿Cómo se hace esto?
R. Una cosa lleva a la otra y en esa época yo era muy osado... De
la calle pasé a salas como La Coquette, al Rincón del Arte Nuevo, a Elígeme…
Eran tiempos en los que se podía vivir de esto.
P. Entiendo que ahora no se puede vivir “de esto”.
R. Vamos a ver, que la base de cotización mínima es de 30 euros,
si haces una actuación y no va ni Dios, palmas… Hoy día en Madrid las salas
cobran al artista por tocar y además se llevan un porcentaje de sala. Con un
IVA del 21 por ciento es imposible. Hace cinco años las salas pagaban un fijo y
además se ponían las pilas para llenar el local, ahora esperan que los artistas
les llenen las salas. Es el mundo al revés.
P. De ahí la jornada sin música…
R. Por primera vez nos hemos puesto de acuerdo salas y músicos
para que el 20 de mayo no haya actuaciones. Este Gobierno no da el perfil para
apoyar la cultura y nos pone todas las trabas posibles. En este mundo, la
música vive de nosotros, no nosotros de la música; somos los músicos quienes inyectamos
vida a la música mucho más que al revés. Nos dejamos la vida ahí, la personal y
la laboral.
“La música en vivo corre peligro de desaparecer”
P. ¿Qué es, entonces, la música para ti?
R. Es un medio de expresión, y en tanto no expreses nada, no dice
nada. Por eso me gusta diferenciar entre el mundo de la música y el
espectáculo. El espectáculo está lleno de parafernalia y su único objetivo es
el consumo, el “vender como churros”. La música es al espectáculo como la
cultura es al ocio, algo que no entienden nuestros gobernantes. Eso sí, la
música consumo puede durar un año, luego desaparece.
P. Eres un heterodoxo y anda metido en esto
de las fusiones. ¿Todo se puede mezclar?
R. La música debe ser influenciable y vivir en
constante enriquecimiento. Lo que hay en muchos músicos es miedo a cambiar, a
perder la identidad. El problema de los clásicos no son los clásicos, sino como
en todo, los seguidores talibanes. Todo se puede mezclar, aunque hay cosas que
personalmente no veo, como es la copla y el jazz. Son lenguajes diferentes. El
aceite y el agua no se pueden mezclar.
Pillada de Fran para seguidores del blog "50 besos". |
Boleros bengalíes
Azcona ha editado dos discos propios, 1+1=4 y Bajo la piel .
Antes de que acabe el año verá la luz su tercera criatura musical. Además se
trae entre manos varios proyectos: El primero de ellos muy pedagógico: el
cuarteto (que puede terminar siendo quinteto) de fusión. Acaba de presentarse
en la SGAE y consiste en una charla-concierto que se inicia “desde que en los
pueblos comienzan a cantar y el paisano de al lado mete la botella de anís como
percusión.
Luego, está Steel boleros,
una iniciativa de Paco Beneyto, “el de Los Secretos, que en su día llegó a componer
boleros bengalíes”. Quizá con lo que más se ríe Azcona, como no podía ser de
otra manera, es con las actuaciones que a dúo mantiene con Miguel Vigil (ex de Académica Palanca). Además, acaba de
presentar en el Teatro del barrio, el tercer disco del grupo rockero Blumm. O
sea, casi no encuentra tiempo para percibir ingresos fijos impartiendo clases
de música e inglés, que la cosa está muy mal.
Para saber más: SOBRE "UN DÍA SIN MÚSICA"
Para no dejar de bailar: NO DEJES DE BAILAR CON BLUMM
Para saber sobre el proyecto de fusión: ENTREVISTA EN LA SER
Para saber sobre los boleros: STEEL BOLEROS
El 18 de marzo Lorenzo Azcona se dio un paseo por la fusión
española en SGAE con Carlos Beceiro, Alexis Hernandez, Sebastian Rubio
Caballero. Aquí una pequeña muestra.
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