Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

martes, 4 de diciembre de 2012

Leire Zarain (Médicas Internas Residentes)

Leire Zarain, Médica Interna Residente, fotografiada por Fran Lorente

Para los que vivimos la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Mir siempre fue la estación espacial soviética, traducción de paz. Pero no, MIR son las siglas de Médico Interno Residente, o en el caso que nos ocupa, Médica Interna Residente, un periodo formativo imprescindible para poder ejercer la profesión. En muchos servicios, los MIR son quienes sacan el trabajo del día a día en los hospitales. Terminan siendo, hasta comparados hasta con Portugal, mano de obra barata.

A pesar de ese gesto serio “heredado de la parte paterna”, aparenta Leire Zarain menos edad de la que tiene. Tanto es así que, ahora sí, sonriente, reconoce que cada día algún paciente le pregunta si es ella la médica. Mientras derramo un té sobre mis notas, ella habla de órganos putrefactos, de quirófanos y amputaciones… Claro, yo pienso que para bandearse con estos asuntos hay que tener mucha vocación, aunque ella asegura que no. “Yo quería ser arqueóloga, pero sacaba tan buenas notas que entre unos y otros me convencieron de que podía hacer medicina”, rememora Leire.

Y es que Leire, estudiante en la escuela pública y en la pública Universidad Complutense de Madrid, no conoció un suspenso hasta llegar a la Facultad. Ella piensa que para dedicarse a la cirugía no hace falta tener una vocación especial, “el cirujano se toma la medicina de una manera diferente. No elucubramos teorías en plan el doctor House de la tele. La crítica que se nos hace es que vamos a la raja, focalizamos demasiado”.

En medicina, “lo que sirve hoy puede ser inútil dentro de diez años”, por lo que ejercerla es una larga carrera de fondo en la que la formación no acaba; y actualmente, con una meta poco clara en nuestro país. Esa meta pueden ser contratos temporales o por guardias; o irse a la sanidad privada. La tercera opción, y quizá más apetecible, es salir de España porque es cierto que “los médicos españoles tienen muy buena fama en el extranjero, tanto por su formación, como por ser muy trabajadores. Claro, cada médico que sale de España es dinero tirado a la basura por ese estado que ha estado formándole durante años”, argumenta nuestra R1.

Nos recuerda Leire que una persona licenciada en Medicina en nuestro país no sirve para nada si no hace el MIR. Es decir, tras la licenciatura, durante seis o siete meses hay que estar preparando el examen del MIR, cuando lo apruebas tienes plaza durante los cinco años. Durante esos cinco años “trabajas, te formas, e intentas publicar para hacer curriculum por si puedes obtener el doctorado. Para ello hay que publicar artículos en tres revistas de impacto, generalmente americanas o inglesas”. No niega nuestra médica tener cierta envidia por sus colegas residentes en Suiza: “No tienen que realizar ningún examen y cobran 4.000 euros”. Pero aquí la cosa no funciona así, que cuando salga del hospital hay que buscarse la vida. Algunos lo solucionan realizando otra especialidad, otro MIR.

Un no parar

Por ello, Leire está también realizando un curso semanal de Cirugía experimental, con cerdos que, asegura, son perfectamente tratados para que no sufran. Recapitulando, un MIR trabaja, estudia, hace guardias, hace guardias localizadas (sin poder alejarse del hospital a más de treinta minutos)… Un no parar con jornadas de hasta treinta horas, por un salario base de 1.100 euros, guardias aparte. La responsabilidad de las personas residentes aumenta cada año y dependiendo del servicio, lo que sí está claro es que son ellas quienes tienen un contacto más directo con los pacientes, “generalmente, en cirugía, el postoperatorio es de los residentes”.

Critica Leire el corporativismo de la sanidad y el “caos absoluto por la falta de información y la rumorología” que inunda a la sanidad pública madrileña sobre su futuro; sobre desmantelamientos y posible privatización.
Ella fue vocal del Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid, cerrado de la noche a la mañana por Aguirre, por lo tanto es consciente de que este Gobierno regional toma cualquier decisión y “puedes enterarte por la prensa”, como parece que ha venido ocurriendo con el hospital de La Princesa. Es un “estilo inconfundible”, asegura, que ha llevado a los hospitales a estar en pie de guerra en todos sus estamentos: “Si echas a la plantilla de eventuales, apaga y vamonos”, mientras se indigna por los intereses económicos que hay detrás de todo.

Y en ese futuro que ya es presente explica Leire cómo muchas reformas del Gobierno “no tienen pies ni cabeza”, como por ejemplo, la asistencia de urgencia a inmigrantes, que ahora no pueden ser atendidos en los ambulatorios. “Claro, en las urgencias de un hospital hay que atenderlos y además, nos negamos a no atenderlos; pero supone mayor coste económico y de tiempo porque es más barato una cura sencilla en el ambulatorio que en el hospital, a la vez que se colapsan las urgencias por temas menores”.

Nuestra residente lo tiene todo bastante claro. Bueno, entre anécdota y anécdota, confiesa que no le gustaría que la operaran compañeros suyos, le da pudor que vean sus entrañas, no vaya a ser que, a pesar de su estilizada figura pues…, por dentro sea menos atractiva. Coqueterías de cirujanos y cirujanas.

Mujer, joven y sobradamente preparada

Leire Zarain Obrador es una madrileña, hija de bilbaíno y alicantina, que a sus veinticuatro años terminó la carrera de Medicina. Cumple los años tal que un 8 de enero. o sea, dos días después de que lleguen los reyes magos, aunque en su casa celebran el olentzero y no se acumulan los regalos de un día para otro. Ahora, con veinticinco, es una “R1”, que aunque suene a Guerra de las Galaxias, viene a significar “Residente 1”, o sea, de primer año. Su especialidad es “Cirugía general y del aparato digestivo”. Si todo sigue los cauces normales habrá finalizado este periodo formativo con treinta años, por lo que es complicado pensar en un proyecto de vida. Bueno, junto a Javi, su novio desde el instituto, ya saben lo que es depender de unos horarios imposibles. Con la que está cayendo no descarta salir de España cuando finalice su MIR. Canadá es el país que más le llama la atención…

Pero Leire saca el tiempo de donde no lo hay, para ella y para los demás. Gracias al MIR, para relajarse, se ha aficionado a la escalada y ahí anda de rocódromo en rocódromo.

Y luego, pues…, dos veranos los ha utilizado como cooperante en Guatemala, frente al poder de curanderos; y en Guinea Conakry, realizando medicina preventiva y luchando contra la más absoluta de las ignorancias en educación sanitaria y sexual. Un lugar en el que hay que pagar hasta por unos guantes quirúrgicos a mitad de una operación. Si no, no se puede continuar…

Futuro en femenino 

Recuerda Leire que el 90 por ciento del alumnado en su clase de la Facultad eran mujeres, al igual que ocurre con las residentes, con abrumadora presencia femenina. La cuestión, como en otros tantos sectores, es que los jefes siguen siendo hombres, al igual que en la Universidad, los profesores también siguen siendo hombres. La conciliación es muy complicada, especialmente en especialidades como cirugía.

La sociedad va despacio. Una mujer puede compartir su vida con un cirujano de horarios imposibles, pero a los hombres…, parece que les cuesta más “llevar el peso de la familia”.

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