Leire Zarain, Médica Interna Residente, fotografiada por Fran Lorente |
Para los que vivimos la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética , Mir siempre fue la estación espacial
soviética, traducción de paz. Pero
no, MIR son las siglas de Médico Interno Residente, o en el caso que nos ocupa,
Médica Interna Residente, un periodo formativo imprescindible para poder
ejercer la profesión. En muchos servicios, los MIR son quienes sacan el trabajo
del día a día en los hospitales. Terminan siendo, hasta comparados hasta con Portugal,
mano de obra barata.
A pesar de ese gesto serio
“heredado de la parte paterna”, aparenta Leire Zarain menos edad de la que
tiene. Tanto es así que, ahora sí, sonriente, reconoce que cada día algún
paciente le pregunta si es ella la médica. Mientras derramo un té sobre mis
notas, ella habla de órganos putrefactos, de quirófanos y amputaciones… Claro,
yo pienso que para bandearse con estos asuntos hay que tener mucha vocación,
aunque ella asegura que no. “Yo quería ser arqueóloga, pero sacaba tan buenas
notas que entre unos y otros me convencieron de que podía hacer medicina”,
rememora Leire.
Y es que Leire, estudiante en la
escuela pública y en la pública Universidad Complutense de Madrid, no conoció
un suspenso hasta llegar a la Facultad. Ella
piensa que para dedicarse a la cirugía no hace falta tener una vocación
especial, “el cirujano se toma la medicina de una manera diferente. No elucubramos
teorías en plan el doctor House de la tele. La crítica que se nos hace es que
vamos a la raja, focalizamos demasiado”.
En medicina, “lo que sirve hoy
puede ser inútil dentro de diez años”, por lo que ejercerla es una larga
carrera de fondo en la que la formación no acaba; y actualmente, con una meta
poco clara en nuestro país. Esa meta pueden ser contratos temporales o por
guardias; o irse a la sanidad privada. La tercera opción, y quizá más
apetecible, es salir de España porque es cierto que “los médicos españoles
tienen muy buena fama en el extranjero, tanto por su formación, como por ser
muy trabajadores. Claro, cada médico que sale de España es dinero tirado a la
basura por ese estado que ha estado formándole durante años”, argumenta nuestra
R1.
Nos recuerda Leire que una
persona licenciada en Medicina en nuestro país no sirve para nada si no hace el
MIR. Es decir, tras la licenciatura, durante seis o siete meses hay que estar
preparando el examen del MIR, cuando lo apruebas tienes plaza durante los cinco
años. Durante esos cinco años “trabajas, te formas, e intentas publicar para
hacer curriculum por si puedes obtener el doctorado. Para ello hay que publicar
artículos en tres revistas de impacto, generalmente americanas o inglesas”. No
niega nuestra médica tener cierta envidia por sus colegas residentes en Suiza:
“No tienen que realizar ningún examen y cobran 4.000 euros”. Pero aquí la cosa
no funciona así, que cuando salga del hospital hay que buscarse la
vida. Algunos lo solucionan realizando otra especialidad, otro MIR.
Un no parar
Por ello, Leire está también
realizando un curso semanal de Cirugía experimental, con cerdos que, asegura,
son perfectamente tratados para que no sufran. Recapitulando, un MIR trabaja,
estudia, hace guardias, hace guardias localizadas (sin poder alejarse del
hospital a más de treinta minutos)… Un no parar con jornadas de hasta treinta
horas, por un salario base de 1.100 euros, guardias aparte. La responsabilidad
de las personas residentes aumenta cada año y dependiendo del servicio, lo que
sí está claro es que son ellas quienes tienen un contacto más directo con los
pacientes, “generalmente, en cirugía, el postoperatorio es de los residentes”.
Critica Leire el corporativismo
de la sanidad y el “caos absoluto por la falta de información y la rumorología”
que inunda a la sanidad pública madrileña sobre su futuro; sobre
desmantelamientos y posible privatización.
Ella fue vocal del Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid,
cerrado de la noche a la mañana por Aguirre, por lo tanto es consciente de que
este Gobierno regional toma cualquier decisión y “puedes enterarte por la
prensa”, como parece que ha venido ocurriendo con el hospital de La Princesa. Es un “estilo
inconfundible”, asegura, que ha llevado a los hospitales a estar en pie de
guerra en todos sus estamentos: “Si echas a la plantilla de eventuales, apaga y
vamonos”, mientras se indigna por los intereses económicos que hay detrás de
todo.
Y en ese futuro que ya es
presente explica Leire cómo muchas reformas del Gobierno “no tienen pies ni
cabeza”, como por ejemplo, la asistencia de urgencia a inmigrantes, que ahora
no pueden ser atendidos en los ambulatorios. “Claro, en las urgencias de un
hospital hay que atenderlos y además, nos negamos a no atenderlos; pero supone
mayor coste económico y de tiempo porque es más barato una cura sencilla en el
ambulatorio que en el hospital, a la vez que se colapsan las urgencias por
temas menores”.
Nuestra residente lo tiene todo
bastante claro. Bueno, entre anécdota y anécdota, confiesa que no le gustaría
que la operaran compañeros suyos, le da pudor que vean sus entrañas, no vaya a
ser que, a pesar de su estilizada figura pues…, por dentro sea menos atractiva.
Coqueterías de cirujanos y cirujanas.
Mujer, joven y sobradamente preparada
Leire
Zarain Obrador es una madrileña, hija de bilbaíno y alicantina, que a
sus veinticuatro años terminó la carrera de Medicina. Cumple los años tal que
un 8 de enero. o sea, dos días después de que lleguen los reyes magos, aunque
en su casa celebran el olentzero y no se acumulan los regalos de un día para
otro. Ahora, con veinticinco, es una “R1”, que aunque suene a Guerra de las
Galaxias, viene a significar “Residente 1” , o sea, de primer año. Su especialidad es “Cirugía general y del aparato digestivo”. Si todo
sigue los cauces normales habrá finalizado este periodo formativo con treinta
años, por lo que es complicado pensar en un proyecto de vida. Bueno, junto a
Javi, su novio desde el instituto, ya saben lo que es depender de unos horarios
imposibles. Con la que está cayendo no descarta salir de España cuando finalice
su MIR. Canadá es el país que más le llama la atención…
Pero Leire saca el tiempo de
donde no lo hay, para ella y para los demás. Gracias al MIR, para relajarse, se
ha aficionado a la escalada y ahí anda de rocódromo en rocódromo.
Y luego, pues…, dos veranos los
ha utilizado como cooperante en Guatemala, frente al poder de curanderos; y en
Guinea Conakry, realizando medicina preventiva y luchando contra la más
absoluta de las ignorancias en educación sanitaria y sexual. Un lugar en el que
hay que pagar hasta por unos guantes quirúrgicos a mitad de una operación. Si
no, no se puede continuar…
Futuro en femenino
Recuerda Leire que el 90 por
ciento del alumnado en su clase de la Facultad eran mujeres, al igual que ocurre con
las residentes, con abrumadora presencia femenina. La cuestión, como en otros
tantos sectores, es que los jefes siguen siendo hombres, al igual que en la Universidad , los
profesores también siguen siendo hombres. La conciliación es muy complicada,
especialmente en especialidades como cirugía.
La sociedad va despacio. Una
mujer puede compartir su vida con un cirujano de horarios imposibles, pero a
los hombres…, parece que les cuesta más “llevar el peso de la familia”.
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