Pocas horas después de escuchar a Gaspar Llamazares explicar
en Salvados, que el 85 por ciento de las empresas del IBEX 35 tienen cuentas en
paraísos fiscales, veo que detienen a Gerardo Díaz Ferrán, hasta hace bien poco
presidente de la CEOE, o sea, de los grandes empresarios españoles.
Díaz Ferrán era conocido por sus constantes provocaciones a
la clase trabajadora y a esa clase trabajadora organizada en sindicatos de
clase. Insisto en “de clase” porque todos sabemos de la existencia de
sindicatos no ya corporativos, sino montados por la propia empresa, como ocurre
en El Corte Inglés.
Pero Díaz Ferrán, que hoy duerme en la cárcel (supongo que
dormirá en ella bastante menos que Alfon, detenido kafkianamente tras la huelga
del 14 de noviembre, y allí sigue), no sólo cometía excesos verbales del tipo
“hay que trabajar más y ganar menos”; ha sido abanderado de todas las reformas
laborales recientes y…, donó 246.000 euros al Partido Popular de Esperanza
Aguirre en aquella campaña electoral que acabó con el tamayazo y que tantas
veces recuerdo, como un auténtico golpe de Estado, en este blog. Si no hubiera
habido ese golpe, estoy convencido de que tendríamos menos metro, pero más
eficaz; y tendríamos sanidad pública y enseñanza pública de calidad y sin temor
a desmantelamientos. Ferrán siempre fue cómplice, en el mejor de los sentidos,
de Esperanza Aguirre, la "cojonuda".
Y en medio del batiburrillo, me encuentro con Julio Anguita
denunciando una larga lista de personajes con dinero evadido, y luego
rectificando un poco pero dejando claro que Botín sí, Botín sí tiene cuentas
evadidas. Lo ves aquí.
Yo cada día tengo más claro que este país tiene un grave
problema heredado de la llamada Transición: sus empresarios. El empresariado
español, en general, busca eludir la ley para llenarse los bolsillos, como
denuncia Llamazares con la evasión de las empresas del IBEX; pero también se
las busca para eludir la legislación laboral. Es un empresariado que atemoriza
a las plantillas con despidos si abren la boca ante irregularidades. Un empresariado enamorado de esta reforma laboral que ya está consiguiendo despedir a miles de personas y está provocando que en los próximos diez años tengan que emigrar diez millones de personas y dejar España como un solar. Esa España de la que se les llena la boca a los patrioteros de cartera y banderita.
Cierto es que tienen buen maestro con sus primos hermanos
del PP que gobierna y que legisla reformas que pueden ser legales, pero son
inmorales, cuando no inconstitucionales, como denuncian los sindicatos de
clase, y recalco lo de la clase.
Y citar a la “clase” me lleva de nuevo a El Corte Inglés,
ese buque insignia español, esa empresa que fue capaz de secuestrar un libro.
Éste, Biografía de El Corte Inglés, donde Javier Cuartas, se introduce en esa
empresa opaca, esa empresa con un régimen laboral más cercano a una secta que a
una empresa, como denuncian, como claman en el desierto los sindicatos de
clase, por ejemplo en este blog de CCOO. Claro, criticar a la empresa que más
publicidad reparte no es buen negocio para los medios de comunicación.
En este país quieren haceros ver que la culpa de todo es de la
clase trabajadora, que por otra parte, está engrosando el paro a zancadas; que
la culpa es de los sindicatos de clase, que son trabajadores organizados y
amparados por la Constitución; que la culpa es de las manifestaciones y por eso
hay que prohibirlas, reprimirlas. Pero aquí, el único problema, el fundamental
es el de unos banqueros que compiten con los empresarios en ver quien roba más
a la ciudadanía. Cueste lo que cueste. Aunque… Gallardón ya tiene caliente el
bolígrafo de firmar indultos, no olvidemos que Urdangarin ya ha echado sus
barbas a remojar.
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