Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

viernes, 7 de noviembre de 2014

Carolina Pecharromán, autora de Ocho caballos, cuarenta hombres

Carolina Pecharromán fotografiada por @frlorente, o sea, Fran Lorente.

“He querido homenajear al pueblo de Madrid, que resistió tres años de bombardeos”


Tal como medio aseguré en el post en una reciente entrada iba a buscar a la autora de Ocho caballos, cuarenta hombres. Y lo he hecho, quedamos en el madrileño parque de la Fuente del Berro de una soleada tarde. Con buena luz, para que Fran Lorente, cuarentón desde hoy, no tuviera problemas de iluminación a la hora de hacer alguna foto. Madrileña de la quinta del 69, Carolina Pecharromán acaba de publicar su primera novela, Ocho Caballos, cuarenta hombres, ambientada en el Madrid de la guerra y principio de la postguerra. Licenciada en Geografía e Historia y periodista vocacional; “siempre he trabajado como periodista”, insiste; actualmente coordina la información internacional de los telediarios en TVE. Su novela es una historia de la guerra, pero también de amor y misterios. Una historia escrita desde las entrañas porque buena parte de ella está basada en hechos reales relatados por su familia.


P. ¿Cómo definirías Ocho caballos, cuarenta hombres? ¿Qué te ha llevado a escribir esta historia de la Guerra Civil?
R. Calificaría el libro como una novela histórica pero muy actual. Una de las razones que me llevaron a escribirla fue contar la historia de mi tío abuelo. Recordar todo aquello es contar la historia de la gente. Además de periodista soy licenciada en Historia y me gusta mucho la novela histórica, pero me empacha un poco que se vea la historia desde el punto de vista de ministros, generales, espías…, porque la historia, en realidad, la hace la gente, la construye la gente. Luego, quienes se quedan con las medallas son los que manejan los hilos: el ministro, el general, el espía…, y de esos ya hay muchos libros. También he querido homenajear al pueblo de Madrid que resistió tres años de bombardeos.

P. ¿Tiene nuestra generación (vale, soy un poco más viejo, que os veo venir) más interés que la de nuestros padres por saber qué ocurrió en la Guerra Civil? ¿Es síntoma de ese miedo que había y, en algunos casos, sigue habiendo a los vencedores?
R. En la novela hay muchas historias reales de la Guerra Civil. Aunque quieran hacernos creer que la Guerra Civil no interesa, no es cierto. Hay alguna historia en el libro que no he narrado entera porque quien me la ha contado ha vivido toda su vida con miedo. En casa de mi padre, por ejemplo, no se hablaba de la guerra salvo para el típico comentario: “Cómetelo todo, que no sabes tú el hambre que hemos pasado en la guerra, que nos comíamos hasta las cáscaras de las naranjas”. No se hablaba por miedo y angustia. Por ese instinto de supervivencia que te hace no recordar todo lo malo que has vivido en el pasado. Los nietos tenemos la curiosidad y la urgencia porque estamos perdiendo esa generación a la que, en muchos casos, no se le ha hecho justicia.



“La ONU ha dado un fuerte tirón de orejas a España por no dar solución al problema de los desaparecidos, a las personas asesinadas en las cunetas”


P. ¿En qué sentido no se ha hecho justicia?
R. Hay que recordar que la ONU ha dado un fuerte tirón de orejas a España por no dar solución al problema de los desaparecidos, a las personas asesinadas en las cunetas. Este país no puede vivir con esa herida sin curar porque las heridas que se cierran en falso se gangrenan. Para curar una herida hay que abrirla, limpiarla y curarla, y este Gobierno es heredero de ese régimen y no le gusta ayudar a los rojos.

P. En ese homenaje a Madrid del que hablas, llama la atención el sentido del humor en medio de la tragedia…
R. Es algo que siempre me pareció admirable. Era una ciudad en guerra, bombardeada, con una penuria espantosa, con hambre frío, miedo…, pero la gente seguía yendo al cine y al teatro; y cuando las bombas caían, los espectadores se iban a los refugios del metro. Luego, paraba el bombardeo y continuaba la función. Ese espíritu del pueblo madrileño siempre me pareció fascinante.

Tradicional momento espontáneo, captado por @frlorente.
P. En la novela queda plasmada la paradoja de que lo mejor de los hombres surge en la batalla, sin embargo, también los peores instintos humanos. ¿Qué es la guerra?
R. La guerra es destrucción total. Escribiendo esta novela he tenido una actitud muy antibelicista. No se puede obviar que laboralmente llevo muchos años haciendo información internacional y estoy harta de ver imágenes de guerra.

P. Llama la atención la importancia de la camaradería…
R. De la experiencia de mi tío abuelo aprendí que la camaradería era algo muy positivo. Es un vínculo que se crea entre compañeros con un fin común. También recuerdo que no le gustaba nada recordar momentos de combate. Yo creo que el combate sube muchísimo la adrenalina, pero una vez que pasas ese subidón, te pega un bajón, el shock post traumático, al ver en la carnicería que has estado metido incluso con entusiasmo. La guerra es muy contradictoria siempre. Puedes pensar que tu causa es justa pero no gustarte lo que estás haciendo porque te revuelve tu conciencia humana matar a alguien. Un personaje lo dice en la novela: “la guerra y las situaciones extremas sacan lo peor y lo mejor de las personas”. En una situación extrema, una persona puede proteger a los demás o esconderse y empujar para salvarse o sacar provecho.

P. Quizá por ser mujer, se puede decir que Ocho caballos, cuarenta hombres está escrita con perspectiva de género…
R. El problema de las mujeres está muy presente. En la República se empezó a abrir una ventana a la libertad de la mujer. Si ese camino se hubiera mantenido, la historia habría sido otra. También durante la guerra se liberalizaron las costumbres, pero con la victoria de Franco se sufre una vuelta a principios del siglo XX. Empezó a haber un bombardeo desde el ámbito eclesiástico impresionante que devolvía a la mujer a casa con la pata quebrada.
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Os invito a ver este minuto de video. No es Gaza. Es Madrid bombardeada en 1936. Nunca antes en la historia de las guerras se había bombardeado a población civil:


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