Elvira era humor, ironía, retranca. |
Es el obituario un
subgénero periodístico muy complicado que no he venido cultivando, más allá de contadas ocasiones, en La vida desde el lago quizá por eso, por la dificultad que entraña su realización. No
pretenden ser estas líneas un obituario, ni tres, aunque estén protagonizadas
por tres militantes de Comisiones Obreras que en dos semanas nos han
abandonado. O mejor, han abandonado este mundo porque su huella nunca nos
abandonará. Me refiero a Elvira Sánchez Llopis, Enrique Fossoul y Ladislao Martínez.
En primer término, Enrique hace unos días. |
A estas horas
Elvira, Enrique y Ladis deben tener
revolucionado el cielo de los rojos. La primera, sin perder la ironía, el humor
y la retranca, peleando por la igualdad y los derechos de las mujeres, con el
ojo bien pintado y repartiendo abrazos como el que nos dimos en una de sus últimas
manifas, ella en silla de ruedas y creo que con tacones; Enrique intentando
organizar todo aquello con paciencia y una sonrisa tan traviesa como la que
esbozaba hace unos días manifestándose frente al Congreso de los diputados por
los público; y Ladis, tan insistente
como pedagógico, viendo de hacer un cielo más sostenible en el que,
efectivamente, el agua de las nubes por las que ahora pasea siga siendo de
todos, un bien comunal si se me apura y no esto que está montando la Comunidad
de Madrid con el Canal de Isabel II.
Ladis, por un mundo limpio. |
Estamos hablando de
una filósofa, de un trabajador de Correos y de un profesor de instituto
ecologista. Tres personas diferentes en su formación y experiencia; tres
personas críticas y con criterio que, quizá por ello, sí coincidían en
pertenecer a las Comisiones Obreras; un lugar que nació de la diversidad y el
debate; de la lealtad y no de la fidelidad perruna.
A los tres conocí.
A Ladis, a fines de los ochenta, a
raíz de una entrevista para Mundo Obrero,
cuando había creado Aedenat, que luego sería Ecologistas en Acción y cuando el
termino “sostenible” aún no estaba de moda. Con Enrique coincidí en Fetcomar
(lo que era la Federación de Transportes Comunicaciones y Mar de CCOO), cuando
él andaba en la cosa de Organización de una Federación que ha terminado siendo
la Federación de Servicios a la Ciudadanía. A Elvira, que fue de la ejecutiva
de CCOO de Madrid recuerdo de verla siempre por todos lados, pero fue cuando me
incorporé a Madrid Sindical cuando
más cerca estuvimos. Ella, desde el anonimato y el saber hacer seguía
escribiendo editoriales. Buena gente honesta.
No es esto un
obituario, o quizá sí, sobre tres personas comunes aunque nada comunes. Eran
unas líneas para no olvidar que CCOO son personas honestas, diversas, leales,
con criterio y amantes del debate.
Aunque se que a Ladis jamas la tierra le podria ser leve, "que la tierra les sea leve".
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