Contra la rumorología, lo mejor: las cuentas claras. |
Estos tiempos de pérdida permanente de
credibilidad de El País lo están
siendo también para reflexionar. Su lento cambio de línea editorial, sin
advertir a los lectores, es más que evidente, y aquel “pensamiento único”
denunciado no hace tanto es ya un hecho. Los artículos publicados la pasada
semana sobre la vieja Federación de Banca de CCOO son un nuevo caso para
estudiar en las facultades de Periodismo, si es que la profesión no se inmola
definitivamente. Decía ayer el jefe de Investigación de El País a través de La defensora del lector que “nuestra misión
como periodistas no solamente es informar, sino también fiscalizar a
organizaciones tan importantes como los grandes sindicatos…”
Una cuestión importante, no la única, es
¿quién fiscaliza a los grandes medios de comunicación? Es más, para evitar rumorología y conspiranoias, lo mejor: Las cuentas claras.
Escribe
el periodista Pascual Serrano en su libro Traficantes
de información que “los medios que tanto alardean de destapar los asuntos
oscuros de empresas y políticos se convierten en los mayores censores y
ocultadores de las cuestiones económicas que les afectan a ellos. Resulta
paradójico que quienes se suponen que tienen el objetivo de facilitar
información a la ciudadanía adopten la postura contraria, la opacidad, a la
hora de desvelar quiénes son sus propietarios”.
Cuando
leo un periódico desconozco por qué publica unas informaciones y no otras que
son sorprendente. Desconozco por qué, por ejemplo, Coca-Cola que en España está
sufriendo un revés judicial tras otro e incumple permanentemente sentencias de
la Audiencia Nacional no es objetivo de tres portadas en El País o algún editorial. Cierto que al principio del conflicto, Cinco Días, también del Grupo Prisa era
prácticamente el órgano de expresión de la empresa y del recién nombrado
vicepresidente mundial del refresco...
Pero
ese es otro asunto, o quizá no. Los lectores independientes, que no buscan un
argumentario en la prensa, tienen derecho a saber quién está detrás de los
medios de comunicación, cuáles son sus entramados empresariales, de qué fondos
de inversión dependen, a quién deben favores, quién los debe favores…
Enrique
Bustamante, en Los amos de la información
en España habla de “la oscuridad, la
desinformación y la falta de posibilidades de conocimiento que el público sufre
cotidianamente sobre los propietarios y controladores de los medios de
información”. Según señalaba, este oscurantismo obedecía a que nos
encontrábamos ante “la búsqueda de un secreto sobre nombres y vinculaciones
cuya ruptura repercutiría desfavorablemente en la propia credibilidad de la
información ofrecida”.
Potente
tema de investigación que, lógicamente, no interesa en los despachos de los
empresarios de medios. Menos aún cuando los despidos sobrevuelan por las
redacciones y…, todavía existen sindicatos dispuestos a pelear desde la última
trinchera de la izquierda organizada, porque los periodistas, incluso los de
investigación, son clase trabajadora. Otra cosa es hasta qué punto estén
dispuestos a dejarse instrumentalizar (interesante concepto éste desarrollado
por uno de los periodistas de investigación por antonomasia, Pepe Rodríguez, en
Periodismo de investigación: técnicas y
estrategias).
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