Paloma en una foto de @frlorente. |
“Empaquetar condones es un trabajo muy monótono”
Paloma
Santos tiene 37 años y, aunque madrileña de nacimiento, es alcorconera de
adopción desde los 6. Siendo muy joven comenzó a trabajar en una tienda hasta
que “hace ya dieciséis años envié mi curriculum a Chicco, que es la conocida
marca de material para bebés del mismo
grupo de empresas [Arsana]”, explica Paloma. No sé si curiosa o paradójicamente
es empleada en Control, la marca de los preservativos de Tecnilatex, del Grupo
Artsana, donde es manipuladora. Y reconoce, “empaquetar condones es un trabajo
muy monótono”. Paloma tiene un niño de ocho años y una niña de cuatro, pero
reconoce que “en la empresa siempre se ha dado muchas facilidades a la
plantilla en el tema de la conciliación”.
Paloma y su compañera
Yolanda, que es muy tímida para salir en las fotos, me explican un poco de qué
va esto de fabricar, empaquetar y distribuir condones. Un asunto sensible, que
tiene su enjundia y que mueve millones.
La fábrica es parte de
la historia de Alcorcón donde la producción de condones “made in Spain” llegó a
dar empleo a ciento cuarenta personas. El problema gordo llegó en verano de
2013 cuando esa producción se trasladó a Tailandia, epicentro mundial de la
fabricación de preservativos.
Antes de aquel momento
se planteó un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) durante un
año, aunque sólo se extendió durante seis meses. “En realidad trabajo no
faltaba, los expedientes se acometieron por los costes”, explica Paloma, quien
asegura que “aunque vivimos momentos muy tensos, sí hubo fluidez en las
conversaciones con la empresa”.
De aquellos días,
Paloma que está afiliada a CCOO, recuerda cómo la plantilla llevó a la práctica
esa moneda con dos caras: presión y negociación. Finalmente, el ajuste de
plantilla afectó a treinta y nueve personas, en vez de cincuenta que era la cifra
inicialmente manejada. Asimismo, además del empaquetado y distribución, se
mantuvo la producción de los preservativos retardantes para todo el mundo. O
sea, casi millón y medio de condones anuales.
Tailandia se ha convertido en el epicentro mundial de la producción de profilácticos
Pero Paloma nos
recuerda que “el asunto empezó poco a poco, que paulatinamente se fue
reduciendo trabajo. De hecho, finalmente nos hemos quedado con dos turnos al
día, de siete de la mañana a tres de la tarde y de tres a once de la noche. El
tercer turno, de la noche, ha desaparecido”.
Como tantos productos,
la cuestión es que Tailandia es un mercado mucho más barato. La de Alcorcón era
la última gran fábrica que producía en España. Previamente abandonó Durex, que
también marchó a Asia.
Se trató, por lo tanto,
del típico despido de las multinacionales. Una decisión tomada a miles de
kilómetros mirando números, cuentas de resultados y formas de abaratar costes
independientemente de las condiciones laborales de los trabajadores asiáticos.
El objetivo volvía a ser ganar más dinero unos pocos aunque eso implique
despidos.
Pîllados por @frlorente en explicaciones relacionadas con tamaños. |
Cosas
del látex
Tecnilatex pertenece a
Artsana Group, S.A., que tiene ocho unidades de negocio, veintiún filiales y
más de cien distribuidores en todo el mundo. Su plantilla en el planeta es de
unas 7.400 personas y más de 50.000 productos para marcas como Control, Chicco,
Prenatal y Lycia entre otros.
En Alcorcón se continúa
realizando el proceso completo con los condones retardantes. A la ciudad
madrileña llega el látex líquido y salen los profilácticos empaquetados para
todo el mundo. El secreto del “retardado”, según nos cuentan, es un suave
anestésico, la benzocaína. También nos aseguran que los controles de calidad
son increíbles.
Como sabemos, los
condones se hacen de látex, que no es otra cosa que una dispersión en agua de
productos del carbono, obtenida de la corteza del árbol de un árbol. Su
utilización es antiquísima. Ya los indios amazónicos lo usaban como
impermea
bilizante de sus ropas, secando y ahumando la capa de látex, pero con esta técnica se rompía fácilmente. Fue en 1840 cuando Charles Goodyear ideó el proceso de vulcanización, lo que aumenta la resistencia y elasticidad del látex. Este descubrimiento permitió el desarrollo de la industria de neumáticos para coches y preservativos.
Los profilácticos se
fabrican en máquinas de más de treinta metros, formadas por cientos de
eslabones unidos, de los que cuelgan unos moldes de vidrio articulados con la
forma del preservativo.
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