Después
de las navidades llegó a mis manos un ejemplar de la novela Ocho pingüinos, de Alberto Gil, editado
por Adhara. Una novela negra en la que, gracias a este género, se hace un repaso
social y político del Madrid de 1963. Ocho
pingüinos es un homenaje a aquel Madrid y un alegato contra la censura.
El título de la novela se
refiere a los ocho pingüinos que continúan coronando la antigua fábrica de
cervezas, hoy abandonada, de la castiza calle Fernando VI. Con un ritmo tan
trepidante como cinematográfico arranca la novela y…, ya no podremos
abandonarla hasta la última página.
Cine, muchas salas de
cine y películas, asesinatos, corrupción política, corrupción empresarial, un
Madrid festivo y un Madrid reivindicativo, el renacer del franquismo más duro,
curas obreros… La España que venía de la guerra civil y que se dirigía a la
transición con testigos de excepción: los corresponsales extranjeros
enfrentados a esa maquinaria censora y manipuladora engrasada por Fraga.
En ese mismo escenario
del año 1963, el asesinato de Julián
Grimau y otras dos penas de muerte sobre las espaldas del franquismo. El
nacimiento del Tribunal de Orden Público,
el popular TOP.
Y periodistas
españoles, que no se enteraban de nada. Los protagonistas de Ocho pingüinos son cuatro entrañables
periodistas: Cortes, crítico de cine
empeñado en criticar los cortes de la
censura; Buitre, periodista de
sucesos de los de toda la vida; Tere, una reportera de sociedad abriendo camino
a las mujeres y Gabriel, español exiliado en Francia que retorna a España como
corresponsal de Combat.
Un equipo que se
propone descubrir un asesinato al que llegan por casualidad y que se va
enredando con una corrupción política y empresarial que es semilla de lo que
hay padecemos.
Por supuesto, buscaré, hallaré y os traeré al autor. A Alberto Gil.
Si estás afiliado o afiliada a CCOO, puedes adquirir la novela a un
precio especial en la Calle Lope de Vega, 38. 5ª planta. Departamento de
Publicaciones.
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