Conmemorar determinadas fechas
viene a ser una coartada perfecta para que gobiernos, instituciones y
organismos se llenen la boca de hipócrita y propagandística parafernalia. La
semana de la movilidad que cada año concluye con el Día sin coches es ejemplo
de ello.
El compromiso por la movilidad sostenible y el cambio de tendencias
hacia un modelo transporte limpio y con futuro se queda cada año en palabras
vacías. En Madrid, con la crisis como excusa, el servicio público de
transportes empeora el servicio, reduce frecuencias de paso y se encarece
tarifazo tras tarifazo.
El uso de la bicicleta en Madrid
empieza a extenderse a pesar de la incomprensión de administraciones y
conductores. Los cacareados carriles bici, cuando no son imperio de baches, padecen
permanentes e incomprensibles invasiones que ponen en peligro la integridad de
ciclistas. La ausencia de aparcamientos
de bicicletas en edificios públicos son otro problema, salvo para los ladrones
de bicicletas.
RENFE, de la noche a la mañana,
decide que las bicicletas que recorran más cien kilómetros tienen que pagar un
billete de tres euros. ¿Quién facilita el uso de la bicicleta no ya como
práctica deportiva, sino como medio de transporte? Todo es mentira.
En el uso de la bici, sin duda,
estamos a kilómetros de las grandes ciudades europeas.
Una fotografía del fotoperiodista ciclista Fran Lorente del nuevo y flamante carril bici de la calle Alcalá. |
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