Guadalupe Grande en un retrato de Fran Lorente. |
Ha
publicado los libros de poesía El libro de Lilit, Premio Rafael Alberti;
La llave de niebla, Mapas de cera y Hotel para erizos. En
la cocina tiene otro par de ejemplares. Imparte con éxito el taller de creación
poética Un caimán en la cocina, en la Fundación Sindical
Ateneo Primero de Mayo y tiene también un programa en la Universidad Popular
José Hierro de San Sebastián de los Reyes que, dependiendo de las épocas
presupuestarias ofrece más o menos posibilidades, pero “siempre con bastante
dignidad”. Cuando le pides que te regale un verso, piensa un rato y dispara uno
de Gamoneda: “La poesía no es un lugar al que van a parar los cobardes”. Es
madrileña, cosecha del 65 y nos recibe en el confortable salón de su casa, con
relajante música de fondo y con tantos libros como tipos de infusiones ofrece
amablemente. Considera que la televisión se ha hecho reina de los espacios
sociales y familiares y que “lo que se ofrece ahí no tiene nada que ver con la
cultura crítica”. Evidentemente no se atisba plasma por su casa, aunque sí una
buena pantalla del ordenador de la manzanita mordida.
P. Eres licenciada en Antropología Social, ¿es útil ser antropóloga
social para dedicarse a la poesía?
R. Para ser poeta es útil cualquier cosa que no sea entrar en la
escolástica. La poesía, a su manera, es una de las actividades más
desobedientes. Hay decisiones que se toman con diecisiete años que en su
momento parecen absolutamente razonables, y seguramente lo son, aunque creo que
la decisión la tomé porque pensé que leer, ya iba yo a leer por mi cuenta. Lo
que me interesaba era la poesía, la escritura y tener formación y cultura desde
otra perspectiva. La
Antropología me ha permitido conocer otras culturas, otras
maneras de pensar, de interpretar el mundo. La cosmogonía las narraciones
cósmicas son maravillosas y tremendamente poéticas.
P. Tus padres son prestigiosos poetas. Además es nieta del pintor
Lorenzo Aguirre. ¿Lo de la poesía le viene por genética o por entorno familiar?
R. Eso no puede tener una respuesta. Sí creo que para la práctica de
cualquier disciplina y de cualquier actividad intelectual, lo mejor es que el
entorno ayude. Yo no puedo si no estar agradecida.
P. ¿Y no ha supuesto una presión?
R. También. Todas las moneditas tienen sus dos caras.
P. Tanto tus padres como tu abuelo son personas conocidas por su
compromiso político. Tu abuelo fue fusilado…
R. ¡No! Le dieron garrote vil en 1942. Puede que se diga que fue
fusilado porque lo del garrote suena muy tétrico, siniestro y devastador. Pero
fue así.
P. Estos antecedentes te habrán influido…
R. A mí y a todo el país. El trauma de la guerra, de cuarenta años
de fascismo y de la manera más o menos aséptica con que se ha pretendido
atravesar ese territorio siniestro de la historia de España, creo que ha
marcado a todo el país. Todo lo que sucede tiene que ver con la manera en que
se está viviendo la memoria de esto.
P. Los antepasados son importantes. En alguna parte he leído que
rememoras a tu bisabuela cuando decía que “el Universo es un trozo de pan de
ayer”.
R. Esto tiene más que ver con la historia del hambre y del atraso de
este país, que mi bisabuela arrastraba. Mi madre, que era quien me contaba esta
frase, pasó la postguerra en Madrid y supo muy bien lo que era el hambre.
P. En alguna parte has escrito que escribir poesía es una derrota
necesaria y que la poesía es el viaje más democrático.
R. Es derrota necesaria porque alcanzar la satisfacción desde la
poesía es imposible y porque es siempre el único lugar al que uno sabe que no
llega, y eso está bien. La complacencia es enemiga de la poesía. En este mundo
en que el triunfo es la máxima, reivindicar la derrota de aquello de lo que no
se obtiene beneficio sitúa a la poesía en un buen lugar. Por otra parte, la
literatura en general y la poesía en particular es muy democrática. No hace
falta más que saber leer y tener un libro encima de las manos. No pide más. No
necesita más explicaciones ni entrenamiento. Sólo requiere voluntad.
Más que enseñar a crear, se puede "ser acompañante". En otra foto de Fran. |
P. ¿Por qué la poesía es un arte tan minoritario?
R. No tengo una respuesta para ello. Es una pregunta recurrente que
se viene haciendo durante todo el siglo veinte. No creo que ni la enseñanza, ni
la temperatura moral de esta época tengan interés en ayudar a las zonas más
criticas del pensamiento. Pero…, creo que hay un problema pedagógico con todo,
no sólo con la poesía.
P. Impartes talleres de creación poética… ¿se puede enseñar a crear?
R. Se puede acompañar. Enseñar no lo sé, y menos poesía. Para
enseñar se requiere de una escolástica concreta que aplicar. Sí se puede
acompañar con lecturas, dudas, experiencia. Se puede alentar como acompañante y
generador de grupo. Lo importante es el grupo.
P. Eres promotora de la cultura. ¿Cómo ves el estado de la cultura?
R. Es malo. Se han producido grandes equívocos no desinteresados. El
hecho de considerar la cultura como mercancía es un error catastrófico y
considerarla como entretenimiento es otro error. La cultura no ha venido aquí a
entretener a nadie ni a enriquecer a nadie. Es un acto de conciencia crítica y
nada ayuda a que la gente disfrute, goce y participe de ese estado de mirada
crítica.
Aquí la
tenemos en acción:
“La
cultura no ha venido aquí a entretener a nadie ni a enriquecer a nadie”
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