Vive cerca del Cantábrico, en Plentzia, junto a la ciudad en que nació
hace 45 años: Bilbao. Durante varios años fue presentador y guionista en la 2
de TVE. Egilior es licenciado en Ciencias de la Información y elaborando
el doctorado; relacionado con la memoria histórica en el equipo del prestigioso
forense Paco Etxebarria; se vio envuelto en el “apasionante mundo de la memoria
histórica del siglo XX”. En 2003 realizó un corto sobre una exhumación y a
partir de ahí ha dedicado buena parte de su actividad a recuperar la memoria.
En ese avanzar por el siglo XX se topó con la figura de Sebastiá Piera y la Operación Pápikra ,
y de ahí ha surgido Camaradas, que,
producida por Basque Films, acaba de ser presentada en el Festival de Toulouse.
P. En la realización de Camaradas
has hablado con muchos viejos luchadores. ¿Crees que esa lucha que emprendieron
en la Guerra Civil ,
en la resistencia francesa, intentando reconquistar España, en la
clandestinidad…, ha servido para algo?
R. Sin duda sí. Si no hubiera existido esta gente esto no sería
igual. Franco murió en la cama pero con una oposición clandestina muy fuerte y
esos valores han estado vivos. Pese a la brutal represión, ellos han seguido
luchando por unos principios concretos y, gracias a ellos, siguen teniendo
valor hoy día. Siempre tenemos que tener en cuenta a esa gente que salió a la
calle y arriesgó su vida. Hay que mantener el respeto por esos luchadores y sus
valores porque de alguna manera siguen latentes en la sociedad. Lo importante
es poner a esos luchadores en la memoria para que sean referentes hoy en día, y
hacer una sociedad un poco más interesante.
P. ¿Es Camaradas la
historia de una ignominia?
R. Sí. Me pareció muy potente que estos luchadores que eran héroes
en 1945 por luchar contra el nazismo, al poco tiempo se convirtieran en
“terroristas” y “gente peligrosa” y los expulsaran de Francia. Republicanos en
el exilio, política internacional, Estados Unidos, Guerra fría…, y un luchador,
ya nonagenario, que sigue viviendo en Córcega, el lugar al que fue expulsado
por Francia, como si el tiempo se hubiera detenido. Es una historia apasionante
y, personalmente, después de todo lo que había hecho sobre memoria histórica me
apetecía hacer algo de lucha.
P. Algo que relata el documental es que los Estados Unidos, en un
momento determinado, se dan cuenta de que la península ibérica es un lugar
estratégico para sus intereses y a partir de ahí se acabó la posibilidad de que
a España retornara la democracia. Claro, todo ello con la connivencia de
Francia, Gran Bretaña, la ONU ,
la Iglesia …
R. El abrazo de Franco con Eisenhower fue en 1959. Ese abrazo es la
consecuencia de algo que se vino trabajando durante tiempo atrás. Con la
desclasificación de documentos se están descubriendo auténticas barbaridades.
Estados Unidos tiene que acercarse a un tipo que había tenido pactos con Hitler
y que tenía las cárceles llenas. De alguna manera tenían que lavar la imagen
del dictador, que en la postguerra está un poco a la merced de lo que ocurra en
el panorama internacional.
La invasión del Valle de Arán, “Operación Reconquista”
P. En Camaradas aportas
claves en primera persona de la fracasada invasión del valle de Arán, la
“Operación Reconquista de España” por parte de la guerrilla y que podría haber
supuesto una liberación aliada de la
España fascista, un momento importante de esa época en que el
franquismo está a la merced del panorama internacional…
R. La conquista del Valle de Arán es una historia apasionante.
Estos luchadores no se achican, continúan entrenándose, preparándose y
jugándose la vida. A uno de los protagonistas le preguntamos si mereció la
pena… Los ojos del hombre, al contestar, se llenaron de lágrimas. “¿Cómo te
contestaría a eso?”, decía, “enviamos a muchas personas al matadero”. Eran
personas que se jugaban la vida por unos valores, y eso hay que recuperarlo.
P. Aunque la historia no se repita, sí parece que el mundo sigue
igual. Donde Estados Unidos ve una zona estratégica allí que va, con la ONU y con quien haga falta…
R. Así es. En el documental, el hijo de Lister hace un paralelismo
con los argumentos que se usaron en la guerra de Irak para atacar con la excusa
de las armas de destrucción masiva y… “bueno, no hay armas de destrucción
masiva, pero ha caído una dictadura”. Los mismos argumentos sirven en un tiempo
y en otro, no.
P. En Camaradas hay
momentos duros…, qué es lo que más le ha impactado como creador?
R. Entrevistamos durante cuatro horas a un camarada que acaba de
fallecer, Bartolomé Escandell, que le llevaron al campo de concentración de
Mathaussen. Personalmente ha sido la entrevista más potente que he hecho en
toda mi vida. Es impactante oír a un señor de más de noventa años narrando el
horror que vivió en el campo: el hambre, cómo les trasladaban, como les
gaseaban por el camino, como asesinaron a un capo que les maltrataba…, cosas muy brutales.
P. Y aparte del propio Sebastiá Piera, ¿qué personaje destacaría en
esta historia?
R. Me ha llamado la atención como, a pesar de los años, muchos
todavía conviven con lo clandestino. Al hilo de los campos de entrenamiento
guerrillero, uno de los camaradas nos decía: “No, no. No me preguntes por eso.
Son cosas sagradas y no las puedo contar”. Eso sí, Santiago Carrillo sí relata
que existía una estructura para entrenar a la guerrilla y pasar la frontera.
Un bilbaíno con la
Legión de Honor
P. También aparece un bilbaíno desconocido hasta ahora, al menos
para mí.
R. Así es, a Luís Fernández lo
hemos conocido a través del hijo de Lister. Luís Fernández ya murió. Luchó en
la guerra civil, luego estuvo en la resistencia francesa, estuvo en el intento
de reconquista, pero el tío…. era muy bilbaíno, muy serio y de pocas palabras.
Tuvo un gran liderazgo entre los camaradas, entre los guerrilleros. También
sufrió la represión en Francia, fue retenido y, en los años cuarenta, le dieron la medalla de la Legión de Honor. El propio
De Gaulle lo citó. Y es un personaje absolutamente desconocido. Tanto que
cuando al actual alcalde de Bilbao le dieron también la Legión de Honor, nadie citó
que ya había un bilbaíno con el galardón.
P. Llama la atención la parte amorosa del protagonista.
R. Sebastiá Piera se enamora de Trini, que cuando la conoce en
Rusia, tras la Segunda Guerra
Mundial ya era una camarada muy formada. Puede resultar llamativo que tuvieran
que pedir permiso a Pasionaria para
casarse, quien les dijo: “Podéis casaros a condición de que no tengáis hijos”
porque los hijos eran una carga para la lucha.
P. La familia de Piera no ha podido reunirse ni después de muerta.
Parece parte de la historia de este país…
R. Efectivamente. No se puede descansar ni después de muerto. Es un
poco lo que ocurre con la memoria histórica, con los asesinados y
desaparecidos. No hay paz en los muertos.
P. ¿Qué expectativas tienes con Camaradas?,
¿has quedado satisfecho?
R. Más allá de las salas comerciales, me parece mucho más
interesante hacer proyecciones temáticas en centros culturales donde pueda ir
gente a contar cosas, tanto en España como en Francia. Es complicado…, pero
sería lo más interesante. Y sí he quedado satisfecho. Hay que trabajar estas
cosas, construir memoria, sacarla del olvido…
P. ¿Y tienes proyectos de futuro?
R. Continúo en este avanzar por la historia del siglo XX. Ahora,
algo cercano a mí. Estoy indagando sobre el conflicto vasco, sobre ETA. Ya
llevo tiempo investigando y recogiendo testimonios. Creo que hay que contar
todo esto que ha ocurrido y no sabemos cómo. Hay un montón de interpretaciones
que nos acercan a una realidad que se ha vivido aquí y también quiero aportar
la mía. No quiero huir de lo que tengo en casa. Me está siendo sencillo
investigar los inicios de ETA, pero cuando se avanza…, la cosa se complica.
Como en Camaradas, se trata de una
historia de héroes a terroristas. Yo no estoy de acuerdo con la lucha armada
posterior de ETA, pero hay que contarlo. Hay que ir más allá.
Con Sabin, a la orilla de la ría, fotografiados por una señora viandante. |
La sutil mano de EEUU…
La noche del 7 de septiembre de
1950 la policía toma las calles de varias ciudades de Francia. Cuatrocientas
personas que tan sólo unos años antes habían luchado y derramado su sangre
hasta la muerte por liberar al mundo del fascismo, son detenidas y expulsadas
de Francia. La mano sutil de los Estados Unidos ya estaba detrás de esta
operación.
Hoy, el último de esos camaradas,
Sebastiá Piera, reside en el mismo lugar en donde de manera hostil le colocó
aquella democracia por la que combatió en la II Guerra Mundial.
Además del propio Piera, el
documental cuenta con la participación de muchos camaradas, testigos directos
de aquellos hechos: Santiago Carrillo, Domingo Malagón, Ángel Álvarez, Enrique
Lister (hijo), José Chinchilla, Bartolomé Escandell, Indalencio González,
Hermanos Larroi, Trinidad Revoltós o Luís Fernández.
Si quieres ver un trailer. PINCHA AQUÍ
“Lo importante es poner a esos
luchadores en la memoria para que sean referentes”
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