En la plaza de Felipe II, café olímpico asequible |
Vale. Reconozco que también me
reí con las cosas del inglés de Ana Botella a pesar de mis limitaciones con el
idioma de Shakespeare. Es muy hispano reírse de lo mal que habla inglés todo
el mundo, por eso hablamos mal inglés tantísimas personas en este país. Por ese
espantoso miedo al ridículo. Lo curioso es que nadie se ríe de los extranjeros
que chapurrean español. Al revés, los ensalzamos.
Lo que evidentemente no es
perdonable son los ¡ay, madre! 220.000 euros que costaron los discursos de la
presentación. Una barbaridad en cualquier caso y otro despilfarro inaudito en
tiempo de crisis, de paro, de recortes, despidos, pobreza.
Es también muy de inseguros y
mediocres hispanos contratar a gurús
que parece nos van a sacar las castañas del fuego. Cueste lo que cueste. Y si
son norteamericanos, mejor. Anda que no habrá en el Ayuntamiento de Madrid
juntapalabras con el sueldo congelado dispuestos a escribir un buen discurso.
Un discurso sin café con leche relajante, que eso es como la inteligencia
militar, que diría Marx, Groucho. Y si es por ensayar un poco de teatralidad,
el mismo Ayuntamiento tiene profesionales en MACSA (Madrid, Arte y Cultura)…, ah no, que los está despidiendo!
Los gurús de la comunicación son
listos, no discuten a los jefes mientras intercalan algún palabro técnico sin
sentido. El cliente se encuentra cómodo, se siente hasta superdotado ante los
piropos del gurú. Y cobra. Independientemente de los resultados, cobra. El café
con leche de Ana Botella nos ha costado 220.000 euros. Eso sí, calderilla si lo
comparamos con los 2,4 millones de euros que costaron los vídeos. Todos unos auténticos pofesionales.
Es que hay cafés muy caros por el mundo... y más si son norteamericanos; con ese caché, ese don de gentes, ese acertar siempre. ¿Cómo lo vamos a comparar con nuestros buenospensantes españoles, y encima trabajadores del Ayuntamiento?. Apesta... ¿no?.
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