Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

domingo, 11 de mayo de 2014

The lunchbox: sensibilidad, amor entre desconocidos


De repente te encuentras con una película india que rebosa sensibilidad y senstimientos. Una película de relaciones humanas, de encuentro repentino, accidental, que deriva en amor. Esas cosas del destino o la casualidad, según se mire. Porque, como en The lunchbox dicen, “a veces el tren equivocado te lleva a la estación correcta”.

El título original de la película es Dabba, y hace referencia a los dabbawallahs, que son parte esencial del asunto aunque terminen en un segundo plano. Lo de los dabbawallahs es algo curiosísimo que yo desconocía. Se trata de una comunidad de 5.000 repartidores de fiambreras que realizan su trabajo en la ciudad india de Mumbai. Es una profesión hereditaria que se remonta a más de 120 años.

Buscando en youtube hay muchos documentales que explican en que consiste esta labor. Cada mañana entregan las comidas calientes realizadas por las amas de casa a las oficinas de sus maridos. Luego devuelven las fiambreras vacías a las amas de casa por las tardes. Los dabbawallah se mueven por una ciudad caótica en bicicleta, en trenes abarrotados, en bicicleta, en carros, en bicicleta…, en medio de un laberinto de calles. Estos trabajadores son analfabetos y se comunican por un complejo sistema codificado de signos y colores.

La Universidad de Harvard, como resaltan en la propia película, hizo un estudio de este sistema de entrega y concluyó que sólo hay un error en la entrega por cada millón de fiambreras. The lunchbox es la historia de esa fiambrera equivocada.

La fiambrera equivocada da lugar a que un hombre (Saajan), un contable viudo a punto de jubilarse, comience una relación gastronómico epistolar con una desconocida ama de casa (Ila). Al tiempo, Saajan; un tipo solitario, triste, que vive de los recuerdos; tiene que formar a Rajeev, su sustituto, un joven huérfano, algo pícaro, simpático. Una relación bonita, de amistad, en la que Rajeev termina encontrando al padre que no tiene.

Me recuerda la comunicación entre los desconocidos a Thaickovsky o al bestseller Contra el viento del norte. Una relación epistolar en que, de buenas a primeras, dos personas se terminan contando sus más profundas intimidades. Una relación que tiene difícil marcha atrás. Las palabras escritas en un papel y el almuerzo diario permiten que esas dos personas salgan de sus prisiones, de sus miedos, que hablen, porque “lo que no se habla se olvida”.

Dos personas de la misma ciudad pero de mundos diferentes. Ella, con una hija e infeliz en su matrimonio, decide que se tienen que conocer en una cafetería que a los dos les gusta. Pero tampoco voy a destripar la película, una película que nos tiene en vilo por ver los mesajes que se intercambian; que nos tiene en vilo por ver que comida ha preparado ella. Una comida que hasta podemos oler.

Una relación diaria, pero sin correos electrónicos, ni redes sociales, en la que las palabras no se las lleva el viento. Muy recomendable.

País: India
Director: Ritesh Batra
Guión: Ritesh Batra
Reparto: Irrfan Khan, Nimrat Kaur, Nawazuddin Siddique, Denzil Smith, Bharati Achrekar, Nakul Vaid, Yashvi Puneet Nagar, Lillete Dubey.



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