De repente te encuentras con una película india que rebosa
sensibilidad y senstimientos. Una película de relaciones humanas, de encuentro
repentino, accidental, que deriva en amor. Esas cosas del destino o la
casualidad, según se mire. Porque, como en The lunchbox dicen, “a veces el tren
equivocado te lleva a la estación correcta”.
El título original de la película es Dabba, y hace referencia a los dabbawallahs,
que son parte esencial del asunto aunque terminen en un segundo plano. Lo
de los dabbawallahs es algo
curiosísimo que yo desconocía. Se trata de una comunidad de 5.000 repartidores
de fiambreras que realizan su trabajo en la ciudad india de Mumbai. Es una
profesión hereditaria que se remonta a más de 120 años.
Buscando en youtube hay muchos documentales que explican en que consiste esta labor. Cada mañana entregan las comidas calientes realizadas
por las amas de casa a las oficinas de sus maridos. Luego devuelven las
fiambreras vacías a las amas de casa por las tardes. Los dabbawallah se mueven por una ciudad caótica en bicicleta, en
trenes abarrotados, en bicicleta, en carros, en bicicleta…, en medio de un
laberinto de calles. Estos trabajadores son analfabetos y se comunican por un
complejo sistema codificado de signos y colores.
La Universidad de Harvard, como resaltan en la propia
película, hizo un estudio de este sistema de entrega y concluyó que sólo hay un
error en la entrega por cada millón de fiambreras. The lunchbox es la historia de esa fiambrera equivocada.
La fiambrera equivocada da lugar a que un hombre (Saajan),
un contable viudo a punto de jubilarse, comience una relación gastronómico
epistolar con una desconocida ama de casa (Ila). Al tiempo, Saajan; un tipo
solitario, triste, que vive de los recuerdos; tiene que formar a Rajeev, su
sustituto, un joven huérfano, algo pícaro, simpático. Una relación bonita, de
amistad, en la que Rajeev termina encontrando al padre que no tiene.
Me recuerda la comunicación entre los desconocidos a
Thaickovsky o al bestseller Contra el viento del norte. Una relación epistolar
en que, de buenas a primeras, dos personas se terminan contando sus más
profundas intimidades. Una relación que tiene difícil marcha atrás. Las
palabras escritas en un papel y el almuerzo diario permiten que esas dos
personas salgan de sus prisiones, de sus miedos, que hablen, porque “lo que no
se habla se olvida”.
Dos personas de la misma ciudad pero de mundos diferentes.
Ella, con una hija e infeliz en su matrimonio, decide que se tienen que conocer
en una cafetería que a los dos les gusta. Pero tampoco voy a destripar la
película, una película que nos tiene en vilo por ver los mesajes que se
intercambian; que nos tiene en vilo por ver que comida ha preparado ella. Una
comida que hasta podemos oler.
Una relación diaria, pero sin correos electrónicos, ni redes
sociales, en la que las palabras no se las lleva el viento. Muy recomendable.
País: India
Director: Ritesh
Batra
Guión: Ritesh
Batra
Reparto: Irrfan
Khan, Nimrat Kaur, Nawazuddin Siddique, Denzil Smith, Bharati Achrekar, Nakul
Vaid, Yashvi Puneet Nagar, Lillete Dubey.
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