Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

domingo, 18 de mayo de 2014

Puente de La Arganzuela

Me gustan los puentes y los túneles. Sirven para unir. Los túneles consisten en construir algo donde no hay nada. En los puentes, no ocurre eso. Los hay de muchas técnicas. Siempre hay alguna forma de tender puentes.

Acabo estos días isidriles con el madrileño puente de La Arganzuela, de Dominique Perrault, sobre el río Manzanares. El puente une los distritos de Carabanchel y Arganzuela. Vale, no es de Calatrava, pero..., mejor. Y vale, el Manzanares no es la ría de Bilbao, ni el hermano pequeño de ésta; o sea, el Támesis, pero tiene dignidad, duintasuna.

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