Acaba de empezar la jornada de lucha de la minería. Ya hubo en Asturias una revolución en 1934; ya hubo en 1962 unas huelgas en las minas que encendieron la chispa de la lucha antifranquista camino a la democracia; ahora es el momento de los nietos y los hijos de aquellas personas que lucharon.
Esperamos que los mineros vuelvan a marcarnos el camino, que despierten nuestra conciencia anestesiada, que nos animen a quitarnos el miedo. Que nos devuelvan la alegría de pelear por nuestros derechos.
Ahí va Santa Barbara. Por ellos. Y por todos:
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