Blog de Alfonso Roldán Panadero

Autorretrato
Mi foto
En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

viernes, 1 de junio de 2012

Inma Chacón, el amor y el tiempo


Hace ya tiempo que aseguré que quedaría con Inma Chacón, flamante finalista del Premio Planeta por Tiempo de Arena. De la novela ya hablé AQUÍ. Ahora es el momento, en el tiempo en que los libros salen a las ferias de  multitud de ciudades. Inma me abrió las puertas de su casa, de un saloncito en el que conviven una lámpara artísticamente rota, libros, fotografías, recuerdos…, todo ello presidido  por un enorme reloj de arena. Un reloj que a veces es capaz de detenerse porque el tiempo, a veces, se detiene.
 (La foto, claro, es de Fran Lorente)

Inma Chacón, extremeña de Zafra, comenzó su carrera de escritora con La princesa india, un encargo realizado por su hermana gemela Dulce antes de morir; luego han venido Nick, con amores en internet y Las filipinianas, donde investiga los movimientos independentistas de Filipinas y que acaba donde comienza Tiempo de arena, una novela de relaciones femeninas, porque “en el mundo de las mujeres se crean complicidades muy fuertes”.

Tiempo de arena es una novela de mujeres. Una novela feminista que se desarrolla hace cien años. Los problemas de machismo que aparecen en su novela siguen vigentes en este mundo un siglo después: violencia, humillación, discriminación laboral, derecho al voto, doble vara de medir ante adulterio, robo de niños…

Ella piensa que hemos avanzado muchísimo: “Lo que planteo en la novela, en otras sociedades se da con más virulencia. En España ha habido grandes avances en derechos civiles, pero tenemos un problema de violencia machista no solucionado. En la actualidad la violencia de género se está visualizando. Cada vez más, sabemos lo que es e intervenimos. Hay que educar y enseñar desde la infancia que nadie pertenece a nadie; el amor no es posesión; nadie es propiedad del otro”.

En su novela las tres protagonistas tienen una fuerte personalidad. Mariana, la mujer mala es muy mala… Y la creadora de los personaje me explica que la maldad existe: “Hay gente que es mala igual que hay gente que es buena. Hay mujeres, incluso, que no quieren a sus hijos. En la novela, Mariana es la jefa de la familia. En la tradición noble se rendía cierta pleitesía hacia el jefe de la familia. Ella quiere eso, gobernar ese micromundo que es su familia. Pero todas son víctimas, todas se rebelan.  De las tres hermanas protagonistas, Munda es mi preferida, se encuentra más en el plano de las ideas. Alejandra quiere un mundo más justo, lucha con instrumentos, con armas”.

En mi opinión, el libro es casi una breve historia del feminismo reciente. Narra hechos como las vicisitudes que padecieron las primeras mujeres que fueron a la universidad.
Alejandra es de las primeras mujeres que fueron a la universidad, que eran acosadas, insultadas y agredidas por el hecho de ser mujeres. Este episodio –desvela Inma- está muy bien documentado en la obra de Isaías Lafuente, Agrupémonos todas.

Y claro, Tiempo de arena también es una novela de amor y desamor… Porque, el amor es el punto débil de todos: hombres y mujeres. Y cuenta: “Yo creo en el amor. Es una parte de la vida que cuando es compartido, equilibrado, igualitario, basado en la confianza y el respeto, es lo más bonito de la vida. Cuando se desequilibra, cuando hay celos, posesión, es lo más terrible”.

Amor 2.0

Claro, el amor sigue existiendo, pero los medios de comunicarlo han variado. Hoy hay cibernovios, amantes 2.0…, hace un siglo se esperaba con ansia el anuncio del periódico… La Chacón está muy puesta en el tema: “Internet es una locura y una maravilla. Soy una gran defensora de las redes sociales. Sobre este tema escribí la novela Nick, basada en una historia de amor a través de las redes que le ocurrió a mi hija Clara y que va a ser una película. Sí son muy importantes las formas de comunicación. En la novela le doy mucha importancia al tren; que es el punto de unión; después al automóvil, al autobús y al teléfono. Hoy las formas de  comunicación han variado, pero lo que siempre es igual es que el deseo está en el otro”.

Para su obra, y en concreto, para Tiempo de arena, ha buscado inspiración en su familia. Y me explica: “Somos una familia muy numerosa a la que nos ha pasado mucho, pero siempre hemos salido adelante. Somos como juncos, la vida nos puede dar muchos palos, pero hay que levantarse. Sobrevivir es fácil, lo difícil es vivir”.
A veces, es inevitable ser un poco cotilla y disparo. ¿Te identificas con alguna de las mujeres protagonistas? Y responde: “Yo soy más parecida a Alejandra. Hay que luchar, hay que bajar al plano terrenal”.

Otro tema muy presente en sus novelas es la muerte… “La muerte la he conocido desde muy pequeña. Mi padre murió cuando yo tenía 11 años. La muerte y la vida son complementarias. Cuando tratas una, tratas de la otra”.

Yo creo que en la novela se plantea la desigualdad ante el adulterio… Para la creadora de la novela, Alejandra se plantea la igualdad de derechos hasta sus últimas consecuencias. En el siglo XIX los hombres podían amar a dos mujeres y además era signo de prestigio. Sin embargo, la mujer adultera era una delincuente. Las diferencias eran extraordinarias.

Una pregunta de nota: ¿Crees que se puede amar a dos personas a la vez? [Se lo piensa, lanza un mmmm y responde]. Y lo resuelve con siete palabras: “Habría que quitar componentes morales y sociales”.

Otro tipo de amor importante en la vida y en la novela es el maternal. En su opinión, el amor maternal existe, pero la maternidad está muy magnificada por la sociedad y también hay mujeres que no quieren a sus hijos, “quizá por ello, en la novela, a pesar de haber muchas mujeres hay pocos hijos, por la función reproductiva que se le ha venido dando a la mujer”.

Tiempos de crisis

La decadencia de la familia protagonista corre paralela a la de la sociedad española de principios del siglo XX. Ella explica el contexto histórico, “en Tiempo de arena relato la decadencia de la sociedad española en la crisis de 1898. La situación social en el campo, en las fábricas, el analfabetismo, el encorsetamiento que sufrían las mujeres. La novela es el reflejo de esta decadencia a través de una familia”.

La pregunta es inevitable. ¿Ves puntos de coincidencia entre aquella crisis y la actual?
Lo tiene claro: “Hay muchas similitudes: el desencanto, la crisis económica, dos partidos que nominalmente se decían diferentes pero que hacían lo mismo, es decir, defender los privilegios de los poderosos…, y cómo al salir de la crisis muchos ricos fueron más ricos”.

La presión de religión juega un papel muy importante en la sociedad. Frente al catolicismo, en Tiempo de Arena, surge la mitología vasca, con una deidad que además es femenina… “La diosa Mari se rebela contra su destino. Son muy simbólicos los cambios de cueva que realiza. El sacerdote de mi novela está basado en don Fermín, el confesor de La regenta, de Clarín. Es un sacerdote confesor que dirige la mente y el encorsetamiento físico y psicológico. Soy respetuosa con los creyentes, pero no con una determinada forma de entender la religión”.

Y, curiosamente, la masonería también es un leit motiv relevante… Inma da una explicación: “Mi abuela materna nació en Filipinas. Este hecho me lleva a investigar para mi anterior novela, Las Filipinianas, las revoluciones independentistas y sus líderes. Veo que todos ellos, José Martí, José Rizal, Simón Bolivar eran masones porque llevan a sus ideales revolucionarios los principios masónicos de libertad, igualdad, fraternidad; o sea, la solidaridad. Eso mismo ocurre con el sufragismo español, o “la cuestión femenina”, que se decía en nuestro país. Las mujeres que lideraban este movimiento, Carmen de Burgos, Clara Campoamor, Rosario Acuña, Matilde Landa…, eran masonas. La masonería reivindicaba el acceso al conocimiento, y esto implica algo tan peligroso como la libertad. El conocimiento es algo que el poderoso quiere controlar.

Además, la masonería ha sido muy maltratada, sobre todo en España. Franco acusó a cinco mil personas por pertenecer a la masonería cuando sólo había tres mil inscritos en logias masónicas”.

Pero en definitiva lo que nos preocupa es algo que da título a la novela: el tiempo. El tiempo es un concepto abstracto. Cuando hacemos las cosas nos olvidamos que lo importante es el presente. Está muy bien el pasado y su bagaje  y el futuro y sus sueños, pero el paso hay que darlo ahora, en el presente. “El tiempo es como la arena suave y silenciosa en un reloj de arena, en el que, al girarlo, el pasado vuelve a convertirse en futuro”, asegura mientras abraza un enorme reloj de arena.

No hay comentarios :

Publicar un comentario