Cuando explotan las
fiestas navideñas, los alrededores de El Corte Inglés de la calle Preciados de
Madrid revientan de trajín consumista. Frente a la plaza de Celenque el
personal se abigarra para ver el espectáculo que cada año monta el centro
comercial más opaco de este país. Acaban las fiestas, pero siguen los deshaucios, siguen los recortes en derechos, sigue la ruptura.
Acampada frente a Bankia, en una foto de Fran Lorente. |
El centro comercial que persigue a los sindicalistas de clase sin ningún pudor, mucho antes de que llegaran las
fiestas navideñas, en la cercana sede de Bankia, acamparon unas personas para
denunciar el robo protagonizado por los bancos; la presión de los bancos contra
aquellas personas que, víctimas de la crisis organizada por los propios bancos
están siendo desahuciadas sin ningún escrúpulo.
La lista de
personas que se suicidan porque son echadas a la calle por los bancos no hace
más crecer mientras el Gobierno mira hacia otra parte. En una acera, el
espectáculo navideño; en la otra, gritando a nuestras conciencias, la tragedia
y, de reojo la permanente furgoneta de la policía. Los especuladores ya no se
suicidan si les va mal, porque…, nunca les va mal. Han aprendido de otras
crisis. Ahora, nos suicidamos nosotros, que ya estamos aprendiendo. No se puede
estar permanentemente robando a los pobres para dárselo a los ricos…
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